Entrevista

Javier Gutiérrez: "Me encantaría acabar mis días sobre el escenario"

"Después de la pandemia parecía que íbamos a vivir en un mundo más empático y nos encontramos con uno deshumanizado”, explica el actor, que presenta película en Málaga

Javier Gutiérrez, durante la presentación de “Honeymoon” en el Festival de Málaga

Javier Gutiérrez, durante la presentación de “Honeymoon” en el Festival de Málaga / EFE

Mar Mato

  • Ficha personal

    Javier Gutiérrez nació en Asturias pero de muy pequeño tuvo que trasladarse a Ferrol con su familia. A los 19 años empezó a estudiar interpretación. Ha logrado dos Goyas y una Concha de Plata, entre otros premios.

Javier Gutiérrez disfrutó esta semana del sol en el Festival de Málaga durante la presentación de su nueva película, “Honeymoon”, del director gallego Enrique Otero. En ella, interpreta a un hombre casado con Nathalie Poza. La pareja está a un centímetro de su separación, que se hace inminente con el fallecimiento de su último hijo. Desde ahí hasta el final del metraje, una repatriación, una niña chino-japonesa, un vendedor de series de dibujos animados, una investigación policial y un viaje-huida para conseguir dinero. Sin duda, una película diferente, inesperada y recomendable.

¿Cómo ha vivido su personaje?   

Es un personaje completamente perdido, desnortado y que necesita el amor como tabla de salvación, y en este caso su pareja se lo pone muy difícil. Además, pasan por el trance de la pérdida de un hijo. Ahí se disparan las alarmas. Empiezan un viaje emocional y geográfico. En ese viaje que emprenden, transitamos por diferentes géneros como el thriller, la road movie, el drama. En ese viaje emocional va a haber una necesidad de entendimiento y es donde va a volver a aparecer el amor.

¿Ve usted el amor como el motor del mundo?

Yo creo que es el motor necesario, por lo menos en mi casa. Hablo del amor a tus hijos, a tu pareja, al trabajo, a la vida... Yo estoy enganchado al amor, evidentemente no siempre vence y uno sale airoso. En la película el personaje de María Vázquez dice que la gente es gilipollas porque piensa que uno puede empezar de cero. Es una frase fantástica. Yo creo que es necesario empezar de cero al tocar fondo. Hay que sacar la cabeza, no se puede quedar uno con la cabeza bajo la manta. Hay que luchar sobre todo por la gente que quieres.

Siendo madre o padre, colocarte en la tesitura de perder un hijo como le ocurre a los protagonistas de “Honeymoon” es horrible.

Yo soy padre y no quiero ni imaginarlo. Ponerte en el pellejo de un padre al que le murió un hijo debe ser lo más malo del ser humano; pero la película no podía quedarse ahí, tenía que seguir avanzando. Había que intentar que eso no contaminase lo que quedaba al resto del metraje. Esa noticia la reciben en los primeros compases del filme. Tienen necesidad de hacerse con dinero para repatriar el cadáver. Eso hace que el tono de la película sea otro. La tragedia queda aparcada. Tienen que empezar un viaje que hace ir del negro a la comedia, al thriller... Es como una caja de sorpresas.

También hay mucha crítica social. Por ejemplo, que le pidan tanto dinero por repatriar.

La película habla de la deshumanización que vivimos ahora mismo. Después de la pandemia parecía que íbamos a vivir en un mundo más empático y generoso y nos encontramos con nada de eso, sino con un mundo deshumanizado, egoísta. Estamos en el sálvese quien pueda en vez de tender la mano al otro.

Su personaje tiene ilusión en compartir las series de televisión de su infancia con su hijo. ¿Usted también mira de forma especial a su infancia?

Está la frase de que la patria es la infancia. Yo, que tengo un problema con el paso del tiempo, con el envejecer, nunca pierdo de vista al Javier niño. Mi infancia en Galicia fue solitaria. Mi carácter tiende a la soledad y tiene que ver con ese niño que devoraba libros y series sobre Miguel Strogoff, Mazinger Z, Salgari, Stevenson... Me hizo mucha ilusión conectar con ese Javier de la infancia. 

¿Era usted hijo único?

No, era el pequeño de tres. Me crie en un matriarcado absoluto, porque mi padre falleció cuando yo era muy pequeño. El clima en Galicia ya sabemos cómo es, en Ferrol había muchos días de lluvia y frío, así que pasé muchas tardes del fin de semana en casa. Eso disparaba la imaginación del Javier niño y me sirvió de adulto para trabajar como actor. Es una herramienta fundamental junto a la observación. Esa imaginación sigue intacta al construir personajes.

¿Cómo hace para dar vida a tantos personajes? Además de esta película, tiene en la cola otras tres por estrenar en los próximos meses.

No hay ningún secreto, forma parte de la pasión y amor al oficio, del compromiso, de la responsabilidad. Soy un apasionado por lo que hago, un yonki del trabajo. Hay algo que me hace que a veces sea imposible decir no a un proyecto. Ahora estoy con una gira con espectáculo de teatro que produzco y me niego a bajar del escenario. No me veo de mayor ante la cámara, pero si me respeta la salud y la memoria, me encantaría acabar mis días sobre el escenario.

Pero, ¿por qué no se ve de mayor ante las cámaras?

La televisión y el cine te pueden dejar, pero el teatro es muy difícil que te deje. Siempre te recibe con los brazos abiertos si cuidas al público y los trabajos que haces. Igual tengo una visión idealizada y romántica.

¿A qué dedica su tiempo de ocio?

Tengo dos niños, así que conciliar es complicado. Tengo una pareja maravillosa que me ayuda en todo lo que puede. Trato de leer lo que puedo; me gustaría ir más al cine y al teatro, pero la vida me pasa por encima. Hay tanto que ver y no me da tiempo. De todas formas, si tuviera más, se lo dedicaría más a la gente a la que le robo tiempo con el trabajo.

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–Rodó con Zahera 'Pájaros'.

–Es una road movie que va entre la comedia y el drama con dos perdedores. Ha sido un lujo trabajar con Zahera, un actor inclasificable, superlativo en el talento y compromiso con el oficio del actor. Su personaje está buscando unas grullas, o eso dice, y yo voy huyendo de la vida que tengo, así que emprendo un viaje con él para irnos no se sabe muy bien hacia dónde.

–En Prime Video aún se puede ver 'Mañana es hoy'.

–Es una comedia dirigida por Nacho Velilla que ha funcionado muy bien. Ha sido un exitazo en la plataforma. Nacho es el rey de la comedia.

– Se acercan elecciones, ¿alberga esperanza?

–No es que sea descreído, pero la clase política debería estar menos polarizada, pensar más en los ciudadanos y necesidades del país y no sacar rédito político de todo. Ahora mismo es complicado visualizar un futuro halagüeño. No me gustan nada los derroteros que hemos tomado. La política del Gobierno del PSOE es entendible. Gobernar cuando ha habido una pandemia y hacerlo como lo hace a mí me genera un punto de esperanza, pero ojalá se sumen entre izquierda y derecha para sacar adelante el país.

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