Día Internacional de la Mujer

El techo de cristal en la música clásica: "El canon ha estado controlado por hombres durante siglos"

En España, las mujeres son un 23% de las ganadoras del Premio Nacional de Música, un 5% de directoras de orquesta y un 23% de solistas | Compositoras como Clara Schumann, Fanny Mendelssohn o Alma Mahler fueron borradas de la historia pese a su genio artístico

Mujeres compositoras. De izquierda a derecha, Clara Schumman, Fanny Mendelssohn y Alma Mahler.

Mujeres compositoras. De izquierda a derecha, Clara Schumman, Fanny Mendelssohn y Alma Mahler.

Miriam Ruiz Castro

Cuenta la historia que Paganini quedó impresionado de la habilidad de Schumann cuando oyó sus dedos al piano con solo nueve años. A los once, dio su primer recital completo. A los 18, lograba llenos absolutos y el aplauso de la crítica de Viena. Recibió los elogios de Franz Liszt y le concedieron el más alto honor musical de Austria. Una crítica anónima de la época describía así su música: “En sus manos creativas, el pasaje más ordinario, el motivo más rutinario adquiere un significado sentido, un color, que solo aquellos con el arte más consumado pueden dar”. Quizás nada de esto sorprenda junto al apellido Schumann. Pero quien se esconde tras estos retazos biográficos no es Robert, sino Clara.

La historia de Clara Shumann, compositora y virtuosa pianista del siglo XIX, es la de tantas otras. De estar pero no ser vista. De silencios y olvido. Sus romances y conciertos para piano han permanecido enterrados, pese a su enorme calidad artística. Ella misma dejó escrito en su diario: “Una vez creí que tenía talento creativo, pero abandoné esa idea; una mujer no debe desear componer, no es bastante hábil para ello ¿por qué iba yo a esperar poder hacerlo?”.

“Todo lo que tiene que ver con el pensamiento ya se sabe que no es apto para mujeres, que no servimos para pensar”, dice, con ironía, Marisa Manchado, compositora y subdirectora General de Música y Danza del INAEM entre 2007 y 2008. Aunque hoy nadie sostendría públicamente esa idea que defendió Schopenhauer, su influencia hasta hoy sigue siendo indudable en la música académica.

Carmen Martínez-Pierret es pianista y directora artística. Hace ya un tiempo que repite el mismo experimento: envía a sus colegas músicos una lista con unas 70 compositoras y les pregunta a cuántas de ellas conocen. La mayoría se quedan en siete u ocho. “No porque no haya habido compositoras, en mis archivos tengo obras de más de 600. Pero hemos vivido en una sociedad patriarcal bajo un machismo histórico”, dice. 

Clara Schumann no conocía a sus predecesoras, como las niñas que hoy estudian en los conservatorios apenas la conocen a ella. El canon musical clásico -el repertorio legitimado para pasar a la historia- “ha estado controlado por hombres durante siglos”, señala Martínez-Pierret. “Y cuando una mujer ha conseguido componer, batallando mucho, una vez fallecida el rodillo del canon ha pasado por allí y ha desaparecido”. Eliminadas de la historia

Relegadas en la educación musical

El Conservatorio de París, fundado en 1795, vetaba a las mujeres en composición y la mayoría de instrumentos, quedando relegadas al canto o el piano, más acordes al estereotipo femenino. Las mujeres apenas podían cultivar el genio, inmersas en los quehaceres más mundanos. Robert Schumann se lamentaba de que su compañera Clara no pudiera dedicar su tiempo a la composición; había dado a luz a ocho hijos. “Clara ha compuesto una serie de pequeñas piezas que muestran un ingenio musical y tierno como nunca antes había logrado. Pero tener hijos y un esposo que siempre vive en el reino de la imaginación no va de la mano con la composición. Ella no puede trabajar regularmente y a menudo me molesta pensar cuántas ideas profundas se pierden porque no puede resolverlas”. 

La compositora Carmen Martínez-Pierret.

La compositora Carmen Martínez-Pierret. / CEDIDA POR LA PROTAGONISTA

Manchado insiste en que se necesitan muchísimos años de estudio. Y las mujeres, que en las enseñanzas elementales y medias de música están más presentes que los hombres, cuando llegan a ser adultas pasan a un segundo plano. “Clara Schumann era una mujer excepcional que sacó adelante a la familia y ha sido la mejor pianista del siglo XIX, pese a que la historia nos haya traído a Liszt o Chopin”, sostiene.

Esposas y hermanas

Cuando la Reina Victoria de Inglaterra invitó a Felix Mendelssohn a palacio, quiso cantarle su obra favorita, Italien, incluida en el Opus 8. El compositor confesó que no era suya, sino de su hermana Fanny. Alma Schindler ya mostraba un gran talento en la composición cuando se casó con Gustav Mahler, casi 20 años mayor que ella, y los términos del matrimonio incluían mantenerla alejada de su genio creativo: “El papel del compositor me corresponde a mí, el tuyo es el de una compañera cariñosa y comprensiva”. La lista es interminable.

Martínez-Pierret lleva tiempo embarcada en un proyecto de recuperación de las mujeres compositoras, al que llamó ‘Rasgando el Silencio’. “Tenemos que estar muy vigilantes para que a las compositoras de la actualidad no vuelvan a condenarnos al silencio”, repite. El dossier de ‘Sérénade’, primero de la colección, arranca con una declaración de intenciones, citando a la compositora y directora Nadia Boulanger: “Olvidemos que soy una mujer y hablemos de música”. 

Datos que muestran techos de cristal

Louise Farrenc se convirtió en la segunda profesora de la historia del Conservatorio de París en 1842, pero su sueldo era muy inferior al de sus compañeros masculinos. Tuvo que batallar y demostrar su valía para conseguir que se lo igualaran una década después. Han pasado casi dos siglos y la situación no es tan diferente.

Para muestra, el concierto de Año Nuevo de la Orquesta Filarmónica de Viena: en sus 83 recitales siempre ha sido un hombre quien ha llevado la batuta, no hay ni una sola mujer entre las 18 personas que lo han dirigido. Franz Welser-Möst, el director de esta última edición, sostuvo que “la exposición y la locura que acompañan al concierto son peligrosas” y “es necesario contar con mucha experiencia”. “Es el patriarcado paternalista, como si quisiera protegernos a las mujeres. ¿Quién eres para decir si hay una mujer que está preparada o no para dirigir ese concierto?”, dice Martínez-Pierret.

En 95 ediciones de los premios más importantes del cine en Hollywood, los Oscars, esta podría haber sido la primera vez que dos mujeres optaran a la categoría de Mejor Banda Sonora -con permiso de Anne Dudley y Lynn Ahrens, ambas nominadas en la categoría ya desaparecida de 'Mejor banda sonora de un musical o comedia' en 1997-. Chanda Dancy y Hildur Guðnadóttir fueron preseleccionadas por la Academia, pero la conquista duró poco: solo Guðnadóttir logró figurar entre los nominados. La compositora islandesa ya abrió hueco en este techos de cristal al ganar en 2020 el Globo de Oro, el Bafta y el Óscar a la Mejor Banda Sonora por la película Joker. "A las niñas, a las mujeres, a las madres, a las hijas que oigan la música burbujeando dentro, por favor, hablad. Necesitamos oír vuestras voces", dijo en su discurso.

Ni premios ni repertorios

La música está llena de techos de cristal: ellas nunca llevan la batuta ni son solistas. En la Orquesta Nacional de España apenas hay tres mujeres por cada siete hombres. Y ninguna en los cinco puestos de dirección. La programación para esta temporada 2022-2023, que presentaron los cuatro hombres al frente de los organismos implicados, consta de veinte directores y solo cinco directoras. En el repertorio, 20 compositoras frente a 111 hombres. Y ello pese a la “atención especial” a la presencia de mujeres creadoras y directoras que subrayó el INAEM. En el resto, la situación no es mucho mejor. 

Pilar Rius, de la Asociación Mujeres en la Música, destaca que “el ámbito clásico es todavía excesivamente conservador” y “las grandes programaciones las siguen haciendo hombres”. Pero hay formas de esquivar el sesgo machista. “Hay orquestas en Estados Unidos que, casualmente, tienen un número muy alto de mujeres y han hecho sus pruebas con un biombo”, indica.

En 2021, la Fundación Juan March celebró el ciclo “El piano español del siglo XIX: una propuesta canónica” que pretendía recuperar el repertorio pianístico español para crear un nuevo canon menos limitado. En su esforzada selección no había una sola compositora, algo que indignó especialmente a Martínez-Pierret: “¿Quién es el responsable que ha elaborado esta lista de compositores del siglo XIX y ha tenido el gran talento de no poner ni una sola mujer? La mejor manera de no encontrar es no buscar”. 

El Premio Nacional de Música cuenta con dos modalidades, creación e interpretación, y se otorga desde 1980. En estos más de cuarenta años han sido premiados 60 hombres y solo 14 mujeres. En composición, 38 hombres y solo 5 mujeres. “Que digan que la balanza se está yendo hacia el otro lado, como dicen en el Ministerio personas con cargos relevantes, es…”. Rius prefiere no completar una frase que se completa sola. “El reto es entrar en el canon y esto se combate con democracia”, defiende Manchado, “porque no hay nada más democrático que no ignorar a la mitad de la sociedad”.

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Desde el Observatorio de Igualdad de Género en la Cultura han solicitado repetidas veces que se incluyan sanciones en la ley de Igualdad de 2007, que no se cumple. “Las iniciativas privadas programan con paridad casi de manera natural, pero las públicas ni siquiera están dispuestas a firmar cartas de igualdad”, dice Pilar Rius. En junio, lograron un acuerdo para que se intentara elevar la presencia de las compositoras al menos en un 40%, pero al final esto se hace a través de pequeños "guetos". La presidenta de la Asociación Mujeres y Música pone de ejemplo la programación del ambigú de la Zarzuela o el Festival de Cádiz, pero el resto “es la España vacía… de mujeres”. “Ojalá un día no sean necesarias las cuotas, pero el problema es que la realidad nos demuestra tozudamente que, a la que quitamos las cuotas, ya estamos otra vez”, dice Martínez-Pierret, “el talento es el que tiene que ganar, pero si las condiciones son iguales para todos”. 

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