Un estudio avanza el texto más antiguo en catalán hasta el año 1060

Dos investigadores de la UAB adelantan la datación de la traducción del ‘Liber iudicum’

Fragmento de la traducción del ‘Liber iudicum’ al catalán.

Fragmento de la traducción del ‘Liber iudicum’ al catalán. / OBISPADO DE URGELL

Ernest Alós

Durante muchos años, se consideró las Homilies d’Organyà como el primer texto literario en catalán, situándolo entre los siglos XII y XIII. Luego le disputó el honor el Liber iudicum, traducción al catalán del código legislativo heredado de los visigodos. Y dos investigadores de la UAB, Jesús Alturo y Tània Alaix, propusieron en 2021 el Memorial de greues de Guitard isarn, senyor de Caboet, que databan en 1105. Sin embargo, en Lletres que parlen (La Magrana) corrigen la datación del Liber iudicum: entre 1060 y 1080. El libro, presentado ayer en la Biblioteca de Catalunya, recoge las pesquisas sobre los primeros testimonios de la lengua catalana hechas por Alturo, catedrático de Ciencias de la Antigüedad, y Alaix, investigadora del seminario de Paleografía, Codicología y Diplomática.

Dos páginas

Del Liber iudicum se conservan dos páginas, una en Montserrat y otra en los archivos del Obispado de Urgell. Según los autores, la segunda de esas traducciones del original latín a un catalán medieval se copió entre 1060 y 1080, casi un siglo antes de lo que se creía. Añaden que se realizó en la canónica de Santa Maria d’Organyà, probablemente por el sacerdote Traver Radolf, «que entre 1066 y 1084 dejó escritos documentos en buen latín y habría hecho la copia mencionada para uso del juez Albertí de Organyà». Y atribuyen los bordes carbonizados del pergamino, que luego se reutilizó en las cubiertas de un libro del siglo XVI, al incendio de Santa Maria d’Organyà en 1090. En cuanto a la copia de Montserrat, consideran que se realizó a partir de la misma traducción pero hacia 1220-1230, mientras que las Homilies fueron copiadas hacia 1220.

Alturo y Alaix plantean una visión propia del por qué de las primeras presencias del catalán en la escritura medieval. No se debió a la necesidad de utilizar la lengua vulgar por parte de escribanos con dificultad para dominar el latín, sino que nació en ámbitos judiciales y eclesiásticos alfabetizados en latín pero que escribían textos para ser utilizados por otras personas alfabetizadas pero con más dominio del catalán oral que del latín literario. Más heterodoxa es otra de las hipótesis, que considera ya como rasgos de «protocatalán» elementos detectados en textos en latín de fechas tan tempranas como el siglo IV, como ‘si te placet’ (‘si et plau’), ‘subinde’ (‘sovint’) y ‘ceruulus’ (‘cèrvol’)». Que entonces el latín coloquial era ya algo muy distinto del latín clásico o incluso del eclesiástico está claro. Pero sostienen que ese latín vulgar ya se diferenciaba del literario en el siglo II antes de Cristo y que su evolución hizo que en fechas como las de los escritos del obispo de Barcelona San Paciano, en ese siglo IV, había evolucionado tanto como para adelantar a la antigüedad tardía lo que más tarde fue el catalán.

Entre los primeros escritores en esa protolengua catalana, que salpican de palabras de uso popular textos en latín, Alturo y Alaix incluyen a 30 personajes, entre ellos religiosos y escribanos.