MÚSICA CRÍTICA

Paseo musical por el amor y la muerte

Pere Estelrich i Massutí

Pere Estelrich i Massutí

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Bernat Quetglas, director

Roger Berenguer, solista vocal

Obras de Wagner, Strauss y Prokofiev

Auditori del Conservatori de Palma

Para empezar este comentario una afirmación: tenemos cantera musical. Así de claro y contundente. Si seguimos por ese camino, impensable hace veinte años, de trabajar desde el Conservatorio de manera clara y segura, tendremos de sobra solistas y profesores que llenarán, no solamente nuestra Simfònica, sino la de otros lugares. Enhorabuena a los profesores que, día a día y en toda la isla promueven el estudio musical.

El pasado sábado tuvimos ocasión, una vez más, de comprobar la afirmación anterior, pues lo que escuchamos, el sonido de esa orquesta de jóvenes, con Bernat Quetglas al mando, fue impecable. Y además con un programa que solamente pueden abordar formaciones profesionales, pues ni el Preludio de Tristán e Isolda de Wagner, ni las canciones de Richard Strauss ni el Romeo y Julieta de Prokofiev son obras para cualquier grupo, al contrario, son obras maestras llenas de musicalidad y dificultad.

Bernat Quetglas es un atrevido. Y que sea así por mucho tiempo. Gracias a ese atrevimiento, ha creado una orquesta como la Orquestra de Cambra de Mallorca que ya tiene temporada propia en la que se ofrecen nada menos que la Séptima de Beethoven, entre otras obras mayores. Gracias Bernat por tener ese espíritu incansable y por tu tenacidad, pero sobre todo por tus ganas de ir a más, pues, hay que decirlo, Quetglas trabaja en la isla, pero viaja de forma regular y constante a otros lugares de Europa para seguir su proceso de madurez artística. No todos pueden decir lo mismo.

Wagner y Prokofiev abrieron y cerraron la sesión de forma impecable. Claro que hubo sus más y sus menos, los tienen orquestas de prestigio internacional, pero el resultado musical fue, no aceptable, sino notable.

Y entre esos dos grandes, las canciones de Richard Straus cantadas por Roger Berenguer, también estudiante del centro. Enorme dicción, fraseo elegante, manera exquisita, todo ello y más. Se nota que sus profesores han cuidado de su instrumento de buena manera. Y aquí, en esas partituras post románticas, el único «pero» a la sesión: la Orquesta sonó demasiado fuerte. Solamente en ese diamante que es Morgen, una de las canciones más bellas jamás escritas, se sincronizaron los volúmenes. Pero por lo demás, estamos todos de enhorabuena.

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