MÚSICA CRÍTICA

Frío en la calle, cálidas voces en la capilla

Pere Estelrich i Massutí

Pere Estelrich i Massutí

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Monestir Santa Clara de Palma 03/12/22

Coral Blauets de Lluc. Rafel Riera, piano. Ricard Terrades, director.  

Presentar, a estas alturas los Blauets de Lluc es cosa del todo innecesaria. Decir que su director, Ricard Terrades, es uno de los valores firmes del panorama musical de la isla, puede que sea también reiterativo, pues lo hemos escrito antes.

Pues bien, el grupo de voces blancas, con su director al frente y con la ayuda del organista del monasterio, el siempre efectivo Rafel Riera, participaron, el pasado sábado, en ese ciclo que, dos veces al mes nos prepara Concepció Oliver en el Monasterio de Santa Clara de Palma. Y lo hicieron, primero cantando algunas partes de la Misa y luego ofreciendo algunas canciones litúrgicas de diferentes autores y otras de la música popular, arregladas por Baltasar Bibiloni.

Sub tuum praesidium del mismo Riera abrió el recital. Obra moderna a la vez que con aires tonales que las treinta voces blancas cantaron con buena afinación y buen gusto. Y esa fue la tónica general de la sesión: el buen gusto. Primero por la elección, por parte de Terrades, del repertorio, muy adecuado al espacio y a la ocasión, pero también por la manera de ofrecer obras nada fáciles para coro como el Nigra Sum de Pau Casals, Ave Maria, Jubilate Deo i Pater Noster de Xabier Sarasola i Nunc dimittis de Albert Alcaraz, todas ellas pensadas para coros profesionales. Enhorabuena pues por esa selección de música religiosa, nada fácil y que llenó toda la primera parte.

Y en la segunda, algunas aportaciones más firmadas por Baltasar Bibiloni, uno de nuestros valores más consolidados. Música popular transcrita para coro de voces jóvenes. Bibiloni sabe hacerlo muy bien, ya que lleva haciéndolo de forma continuada desde hace mucho tiempo. Aquí, los niños y el director se sintieron cómodos trasmitiendo esas dosis de tradición que las partituras esconden.

En Lluc caía la nieve, se cortaron carreteras, en la calle hacía frío, pero en el interior de la capilla, esas voces jóvenes sonaron de forma cálida y entrañable.

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