MÚSICA CRÍTICA

De Croacia a Estados Unidos

Pere Estelrich i Massutí

Pere Estelrich i Massutí

El Cuarteto de cuerdas de Zagreb, es hoy en uno de los más prestigiosos del mundo, nació hace más de cien años, y ya desde sus inicios fue un referente para los demás grupos del mismo formato. Sus aportaciones a la interpretación de la música de cámara, como la entendemos hoy, es enorme, pues muchas formaciones han seguido sus directrices, que han ido cambiando a través de esas décadas, según sea la manera de leer y reinterpretar las partituras de otros tiempos.

Públicos de Berlín, Londres, Milán, Amsterdam, Sidney, Nueva York, Barcelona han podido disfrutar de sus versiones, siempre musicales, siempre diferentes.

Su amplio repertorio convierte al Cuarteto de Zagreb en un grupo ecléctico, que puede tratar obras de diferentes estilos y épocas, siempre con maestría y solidez. Y así fue en la sesión que comentamos, la que ofrecieron, sus miembros actuales, en el Caixafòrum de Palma el pasado martes y en la que pudimos escuchar tres obras fundamentales pero muy diferentes, del repertorio para cuatro instrumentos de cuerda.

Primero, sonó la obra más popular, que no la más interesante, de Joaquín Turina: La Oración del torero. Afinación perfecta acompañada de ese toque de duende que la partitura esconde.

Vino, luego, el gran maestro del cuarteto de cuerda, el gran Ludwig. De él, el Cuarteto número 16, conocido como el de la Difícil decisión y sin duda la última gran obra del maestro de Bonn, ya que poco después moriría en 1927, antes del estreno de la obra. La versión del Cuarteto de Zagreb fue electrizante, de las que no se olvidan, creando tensión y conflicto en esos momentos en los que Beethoven se muestra enérgico pero pasando al lirismo extremo cuando Beethoven mira hacia el pasado, cosa que hace en más de una ocasión en esa obra, que algunos han calificado de retrospectiva.

Y para terminar, de Zagreb nos fuimos a los Estados Unidos, saliendo de la sala con un muy buen sabor de boca, después de haber escuchado una interpretación muy notable de otra obra maestra: el Cuarteto Americano de Dvorak, en el que el compositor, tal como hizo en su Sinfonía del Nuevo Mundo, trata esos temas y melodías que tanto nos transportan a la época dorada del oeste americano, con sus cowboys y sus caballos trotando por las llanuras junto al sonido de las primeras locomotoras de vapor.

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