Álex de la Iglesia asegura que El cuarto pasajero, su última película, es una “comedia romántica”. Así presentó ayer durante un coloquio en los Cines Lys de València este film protagonizado por Alberto San Juan, Blanca Suárez, Ernesto Alterio y Rubén Cortada que transcurre casi en su totalidad en el interior de un coche compartido. Es comedia romántica porque hay risas y hay amor o, al menos, un chico enamorado de una chica. Pero, siendo de De la Iglesia, no puede faltar la mala leche, los personajes indeseables y los finales explosivos.

¿A usted no le puede salir una comedia romántica canónicamente cursi?

Intento que la historia me atraiga y que no tenga elementos que me puedan echar para atrás. No soy muy de acabar la película con un beso, aunque en esta película haya besos. Me gustaba mucho la idea de acabar con un susto, que los personajes sobrevivan y se den cuenta que su relación sobrevive a cualquier tipo de desgracia.

¿Sería soportable la realidad si las historias cotidianas acabaran como sus películas?

Por eso es cine y no realidad. Me gusta que en la ficción las cosas sean todo lo intensas y apasionantes que uno quiere cuando le cuentan una historia. En la vida real, en cambio, soy un tío muy pacífico. No tengo ninguna gana de vivir alguna de mis películas.

¿Qué película de carretera le representa más: “Aquellos chalados en sus locos cacharros”, “Dos en la carretera o “El diablo sobre ruedas”?

Hombre, ojalá alguna de ellas me representara porque son tres grandes películas, que además me gustan muchísimo. Igual las tres juntas sería uno de mis objetivos. Siempre me ha gustado que en una película haya un elemento cómico loco, ese punto de excentricidad imprevisible como en "Aquellos chalados". Pero también me gusta que haya personajes a los que las cosas que les pasan le importe al espectador, que les angustie y que les alegre. “Dos en la carretera” es una película muy amarga y muy maravillosa, es muy difícil salir vivo de ella y tiene un extraño final feliz cuando lo que te está contando es una historia muy trágica. Ese es el punto al que tiendes, hacer un pollo a la piña, una cosa que sea muy dulce y al mismo tiempo salada, que tenga fuerza y te emocione.

¿Hasta qué punto ser hijo de una televisión en la que cabía cualquier tipo de cine le ha hecho ser el director sin género definido que es?

Hasta todo el punto. Gracias al eclecticismo de la tele, a la falta de orden y organización a la hora de ver las películas, generas un estado mental. He visto las películas de John Huston al mismo tiempo que las de los Hermanos Marx y que Amici Miei. No ha habido un orden, una jerarquía, nadie me ha dicho este es el cine que debes disfrutar, nadie me ha ordenado la cabeza y eso es básico para mi carácter y mi manera de trabajar.

Es lo contrario que hacen ahora las plataformas y los algoritmos que te dicen cuáles son tus películas favoritas.

Ordenar las cosas puede llegar a ser un problema porque polariza. El tú solamente querer ver películas de un tipo y rechazar otras provoca que solo veas lo que quieres ver y eso hará que te pierdas muchas cosas. Nadie va a echar en falta algo que no conoce y eso me da mucho miedo, hay grandes películas que la gente no va a disfrutar.

Álex de la Iglesia. JM López

Los dos personajes más ridículos de la película -los que interpretan Alberto San Juan y Ernesto Alterio- tienen más o menos su edad. ¿Algún aviso para su generación?

Intento no dar mensajes pero sí es cierto que son dos maneras de afrontar la vida que conozco. Una es la persona sensata y racional que intenta hacer las cosas bien y siempre está luchando contra la realidad porque la realidad te empuja a hacer cosas que no quieres. Y el otro es alguien que disfruta con el caos que él mismo provoca constantemente, y que sabe que las cosas no van a salir bien pero no le importa. Entonces, vive en una situación infinitamente más caótica que el otro, provocando mucho más daño que el otro, pero con mejores resultados.

Alterio interpreta a un pícaro de clase alta. En la literatura, los pícaros siempre venía de abajo. Ahora en la vida real parecen venir de arriba.

Es cierto. En las clases medias tenemos ahora gente muy conservadora que exige y busca seriedad, y el sátiro, el loco, el tramposo que vive a costa de los demás está en las clases dirigentes.

Da más miedo que el pícaro esté arriba que abajo, ¿no?

Sin duda alguna, por eso nos pasa lo que nos pasa.

¿El personaje de San Juan representa a otra clase social, la del quiero y no puedo?

Sí, le dice a todo el mundo que trabaja en una empresa de alta tecnología y en verdad aún vive con su madre. Ese intento constante de ser lo que no es, es lo que les lleva al desastre.

Con todo el humor negro que ha habido en nuestra cultura desde el Lazarillo hasta usted, no acabamos de saber defendernos ante este tipo de personas.

El humor es uno de los mecanismos de aprendizaje más interesantes. Encontrar qué es lo que te hace reír y por qué te define muy bien. Lo macabro, lo grotesco es algo que siempre nos ha atraído en este país. La máscara, la bufonada, la sátira…

El golpetazo.

Exacto, y el escapar, el “corra jefe, corra” de Mortadelo, que parece que los problemas vayan a dejar de existir si corres hacia adelante pero es difícil porque en realidad los problemas siempre los llevas encima y por mucho que escapes siempre te perseguirán.

¿Qué libera más, la risa o el grito de terror?

Los dos son purificadores porque por un momento te liberan de ti mismo, ya sea por una situación tan dramática que cuando sales te sientes bien o porque durante hora y media has sido tremendamente feliz. En los momentos de mayor tensión la cabeza puede hacerte tener un sueño maravilloso en el que todo se cumple o al contrario. Yo recuerdo haber soñado tener un examen de matemáticas imposible y que no sabía que había examen, y cuando te despiertas comprobar aliviado que era falso.

Álex de la Iglesia JM López

Intenta no dar mensajes en sus películas, pero en ellas ha hablado del miedo al diferente, de la telebasura, de los peligros de la fama, de los excesos del turismo, de tratar a las mujeres libres como brujas...

Quiero que mis películas estén sobre un terreno realista, que esto loquísimo que os voy a contar le pasa a personas reales que conozco y que la situación sea muy cercana. Más que nada, para poder creer que el espectador se crea lo que va a pasar. Eso te ayuda a que entienda una historia que es siempre ficción. Lo que pasa que descubres que no es tan ficción porque acabas dándote cuenta de que esto ha salido de aquello que te paso, que esto otro viene de allí, que esto le ocurrió a Jorge (Guerricaechevarría, guionista habitual de De la Iglesia)… De pronto descubres que estás contando cosas que has vivido y que reflejan una realidad. Pero el cine no es para dar lecciones moralizantes.

“El cuarto pasajero” podría ser una alerta de la facilidad de las redes sociales para hacernos confiar en los desconocidos para meterlos en tu coche, en tu casa o en tu cuenta corriente.

Sí, esto cada vez es más loco, hemos aceptado un intruso curioso en el móvil y las redes sociales. Mostramos nuestra vida interior y estamos dejando pasar a cualquiera.

Pero usted es un usuario activo de Twitter...

Sí, yo disfruto mucho con Twitter e Instagram, son un mecanismo de comunicación prodigioso. No ha habido una cosa parecida desde Gutemberg. Lo que pasa es que es muy reciente y saber donde están los límites lleva tiempo. Escribir un tuit es como abrir una ventana y hablarle a una plaza donde hay medio millón de personas. Hay que saber lo que dices, que te oigan, que te entiendan, que no lo malinterpreten.

Álex de la Iglesia. JM López

Esta película la ha estrenado en octubre, apenas seis meses después que la anterior, "Veneciafrenia".

Sí, y ahora estoy terminando el montaje de la nueva temporada de "30 monedas", postproduciendo una serie para HBO que se llama “Monos con pistola”, que va sobre el mundo del fútbol y que los guionistas son Pablo Tebar y Jorge Valdano. Por cierto, es una idea de Carolina (Bang, actriz, productora y pareja de De la Iglesia).

¿Qué le aporta Carolina como compañera de trabajo?

Lo que estás viendo. En diez años hemos aprendido a colaborar juntos y el resultado es una productividad increíble.

¿Se toma el cine con el mismo ímpetu que cuando hizo “Acción mutante”?

Más, porque no tengo la inconsciencia necesaria para hacer cine y entonces tengo que provocarla. ¿Y cómo se provoca? Hablando con la gente, produciendo a otras personas, entrando en proyectos, sacando ideas locas olvidadas. Y para eso necesitas una complicidad que la tengo con Carolina.

¿Prefiere la inconsciencia o la experiencia?

No lo sé… Digamos que lo interesante sería una inconsciencia dirigida, disparar hacia una zona controlada.

Álex de la Iglesia JM López

Pero eso ya es tiro olímpico. Eso es John Ford…

Exacto, es una pretensión, no una realidad.