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El premio literario mejor dotado

Luz Gabás: "Me cuesta aceptar la idea de que el amor romántico heterosexual sea fascista"

La exalcaldesa de Benasque por el PP ha ganado el Planeta con 'Lejos de Luisiana', una historia sentimental enmarcada en una epopeya histórica

Luz Gabás, ganadora del Premio Planeta 2022. Ferran Nadeu

'Lejos de Luisiana', la novela con la que la escritora oscense Luz Gabás acaba de ganar el Planeta, subraya especialmente la escritura del nombre del estado estadounidense a la española. Luisiana en vez de Louisiana. Porque muy pocos recuerdan que a finales del siglo XVIII y solo durante 40 años aquellas tierras pertenecieron a la Corona Española. En esos grandes horizontes, la autora de 'Palmeras en la nieve', construye una novela cargada de aventuras, traiciones, luchas contra los indios y, preceptivo, una historia de amor complicada entre una francesa criolla y un indio nativo.

Esta vez se ha superado a sí misma, si esto se llevara al cine, solo podría ser una superproducción con miles de extras.

Sí, me ha costado mucho escribirla. No sé si volveré a hacer algo así, porque francamente, ésta casi acaba conmigo.

La dominación española de Luisiana no es algo que se conozca demasiado.

Al final de la Guerra de los Siete Años , entre 1756 y 1963, Francia pierde sus territorios en territorio norteamericanos que acaban pasando a España en compensación por la ayuda prestada a Inglaterra. Lo que recibió fue un territorio difícil de gobernar por la oposición de los criollos franceses que se quedaron en aquellas tierras, se rebelaron y acabaron juzgados y ejecutados por la Corona española.

Luisiana fue nuestro 'far west'. Aquellas tierras, se llenaron de andaluces y canarios que querían hacer fortuna

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Me pregunto cómo un periodo tan cargado de aventura no se ha convertido en material literario hasta el momento. 

Es verdad, fue nuestro 'far west'. De repente aquellas tierras, se llenaron de andaluces y canarios que querían hacer fortuna. Llegaban en carretas con gallinas, simiente y herramientas de labranza. Y lo que se encontraban no era la tierra prometida, sino un lugar que se inundaba periódicamente, donde se enfrentaron a terribles hambrunas y enfermedades desconocidas y donde vivían con el miedo permanente al ataque de las tribus indias.

¿Admite que básicamente escribe novelas de amor?

No solo son eso, pero sí mis novelas siempre tiene que haber una historia sentimental.

¿No es difícil escribir novelas de amor en un siglo XXI en el que parece reinar una cierta desconfianza hacia el amor romántico? 

Yo todavía creo que el amor tradicional tiene recorrido. Esa pasión arrebatadora que perdura durante décadas y de la que se asegura que seguirá no ya hasta que la muerte separe a los amantes, sino aún más allá, tal como se concebía en el siglo XIX.

Las novelas románticas sirven para evadirse, igual que las novelas de ciencia ficción

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¿Y esa historias no serían una especie de evasión?

Cada uno se evade como puede. Las novelas románticas sirven para eso, para evadirse, igual que las novelas de ciencia ficción. No se puede decir que la novela romántica esté acabada, todavía se sigue vendiendo muchísimo. Yo misma las sigo leyendo. Pero creo que mis novelas son un poco distintas.

¿En qué sentido?

La novela romántica tiene un esquema narrativo fijo muy concreto. Ya desde el primer capítulo sabes quién es él, quién es ella, qué relaciones se van a establecer. Como por ejemplo, amores contrariados por las diferencias sociales. Y además hay un alto contenido erótico. En ese aspecto yo me detengo un poco antes.

Poco sexo pues en sus historias.

No cargo las tintas para atraer más la atención, las escenas eróticas tienen que fluir con naturalidad. Pero en fin, a mí, y recalco el ‘a mí’, me cuesta entender esa idea que se oye tanto últimamente: eso de que el amor heterosexual clásico es fascista. Sé que hay quien lo ve así y todo el mundo es libre de interpretar las cosas como quiera. Lo veo un poco exagerado.

Su historia de amor la viven una mujer francesa y un indígena. ¿No es difícil de imaginar?

Es algo verosímil. Él es un indio que ha crecido entre ambos mundos y ha sido educado por misionero franceses. La diferencia entre ambos no es tan abismal.

En los pueblos llevamos una vida muy similar a la de las ciudades. Mis amigos de la ciudad se me enfadan cuando nos quejamos de sufrir estrés

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No frecuenta los corrillos literarios madrileños ni tampoco los catalanes. Haber elegido una vida rural, o mejor dicho dicho neorural, en Benasque ¿le ha facilitado eso el aislamiento necesario para escribir?

En los pueblos llevamos una vida muy similar a la de las ciudades. Mis amigos de la ciudad se me enfadan cuando nos quejamos de sufrir estrés. El trabajo es el mismo para todos. Pero sí es cierto que tenemos el alivio inmediato de poder pasear en un paisaje maravilloso.

¿Y eso no es bueno parea una escritora?

Va a sonar fatal , pero cuando escribes no eres consciente del mundo que te rodea. Yo yo estaba en Benasque cuando escribía sino en Luisiana y en ese trance, muchas veces no te enteras si hace frío o hace calor. Ahora bien, mentiría si dijera que no estoy feliz de vivir allí.

Durante un tiempo se dedicó intensamente a la política. Fue alcaldesa por el PP en Benasque.

Ser alcaldesa es solo gestionar recursos, puro servicio público. Nunca participé en reuniones de alto nivel. Además, me viene de familia. Mi tía fue una de las primeras alcaldesas de España. Otros tíos míos fueron concejales. No es algo tan excepcional en los pueblos.

¿Qué le aportó ese servicio a la escritura?

Conocer la naturaleza humana, descubrir qué intereses motivan a la gente. Es un mina para una escritora. 

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