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Los mallorquines de Andrés Lima

El músico Jaume Manresa y el videocreador Miquel Àngel Raió forman parte del equipo "imprescindible" del Premio Nacional de Teatro, que el viernes trae ‘Paraíso perdido’ al Teatre Principal de Palma

El Premio Nacional de Teatro Andrés Lima Guillem Bosch

«Cuando nos conocimos, pasó algo entre nosotros. Se produjo un flechazo artístico y amoroso, ya que además de trabajar juntos, también nos hemos convertido en buenos amigos. Son dos seres especiales». Habla Andrés Lima, Premio Nacional de Teatro y uno de los grandes directores actuales de la escena española. «Jaume [Manresa] tiene un olfato bestial para la música en el teatro, es un verdadero artista, como pocos con los que me he cruzado en la profesión», dice sobre el músico conocido por ser el teclista del grupo Antònia Font.

«La energía desbordante de Miquel [Àngel Raió] la transmite a la curiosidad, a la ambición de experimentar, de investigar, y logra que las obras lleguen más allá», afirma sobre el videocreador y nuevo director del Teatre Principal d’Inca. Uno es la «serenidad» y el otro, el «ímpetu», y ambos forman parte del equipo «imprescindible» del prestigioso creador madrileño, fundador de la compañía Animalario.

Lima conoció a los dos artistas mallorquines en el Principal de Palma en 2013 trabajando en el montaje El malentès, de Albert Camus; y este viernes vuelven a colaborar juntos en la misma sala con Paraíso perdido, una gran producción del Festival Grec con los intérpretes Pere Arquillué y Cristina Plazas. En estos nueve años, Manresa ha trabajado con él en 13 representaciones y Raió, en ocho. «Lo más importante es que, junto a otros profesionales, somos un equipo. Eso es imprescindible para mí y estoy orgulloso de ello. Creo que es básico para hacer buen teatro, no juntar una suma de egos. Lo que funciona es tener una amalgama de personas que forman un solo final», en palabras del galardonado con hasta cinco Max al mejor director.

Sintonía estética y moral

Raió lo resume con la palabra «sintonía, tanto estética como moral. Queremos contar las cosas de una determinada manera y desde un punto de vista concreto. Conocemos nuestros gustos y nuestras posibilidades, por lo que con unas pequeñas indicaciones o miradas en la sala de ensayo, conseguimos llegar a aquello que buscamos». El videocreador se siente «muy afortunado de haber llegado a la vida profesional de Andrés en un momento de gran madurez artística por su parte». Explica que «esto permite fluir de manera muy orgánica, porque cree plenamente en el equipo y nunca trabaja desde el estrés y la tensión, sino desde el placer de ir logrando propósitos». Asegura que «si le dices, así no funcionará, no te lo discutirá nunca porque el respeto y la confianza en el otro como profesional es la base de su manera de trabajar».

Es una de las virtudes que más valora Manresa del director de producciones como Shock 1 y 2, Prostitución, Principiantes, Moby Dick, Las brujas de Salem y tantas otras. El músico ha participado en todas ellas y siempre ha tenido «una libertad absoluta». Eso no quiere decir que Lima no haga propuestas, pero «confía mucho en la intuición de los demás, y en la suya, por lo que se establece un diálogo creativo donde se buscan mutuamente los momentos más potentes a nivel musical y qué puede ir bien en cada caso», tal como detalla el teclista.

Según el director, el mallorquín «es capaz de abordar cualquier tema en cualquier circunstancia y además siempre le imprime una gran sensibilidad y sabor especial. Algunos lo llaman mediterráneo y yo digo que es Manresa puro», describe. En Paraíso perdido, el compositor se inspiró en «música antigua, como canto gregoriano e incluso La Sibil·la, que al final se descartó, aunque una parte fue utilizada para las pruebas de las actrices que tenían que cantar», señala Jaume Manresa sobre la próxima obra del Principal.

Pese a dicha elección musical, destaca que «en todos los trabajos de Andrés subyace una lectura contemporánea. Por eso quiere que se note nuestra impronta, porque no pretende realizar un ejercicio arqueológico, sino dar una visión desde el tiempo que nos ha tocado vivir».

Lima profundiza en ello con los talleres de creación que organiza muchos meses antes del inicio de los ensayos. «Creo que una obra tiene que gestarse como un ser vivo y estas sesiones nos permiten abordar poco a poco los temas que se tratan, ya sea la violencia, el suicidio, la corrupción política, etc. Invitamos a especialistas para hablar y comprender así todos juntos en qué andamos metidos. Luego yo lo convierto en teatro, Miquel en videocreación, Jaume en música, Beatriz [San Juan] en escenografía, Valentín [Álvarez] en luz...», como enumera sobre su «pequeña familia profesional», con dos mallorquines junto al Premio Nacional de Teatro.

Miquel Àngel Raió, videocreador y director del Teatre Principal d'Inca M. Mielniezuk

El músico Jaume Manresa, teclista de Antònia Font B. Ramon

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