No ha llegado a tiempo para recibir el Nobel, a pesar de lo mucho que su nombre sonó para hacerse con él. Javier Marías, uno de los más prestigiosos escritores españoles y permanente candidato al premio que da acceso a la gloria literaria mundial, ha fallecido esta tarde en Madrid a los 70 años a causa de una neumonía bilateral, desencadenada por el covid, que lo mantenía ingresado en coma desde hacía más de un mes.

Marías fue autor de novelas clave en la historia de nuestra literatura reciente como Todas las almasCorazón tan blancoMañana en la batalla piensa en mí o el ciclo Tu rostro mañana, que arrancó a principios de los 2000s. En la última década, Los enamoramientos y Berta Isla le brindaron respectivamente el Premio Nacional de Nararrativa, que el autor rechazó, y el Premio de la Crítica de narrativa castellana. El año pasado publicó Tomás Nevison, su última novela. Y hace unos meses salió ¿Será buena persona el cocinero?, uno más de los volúmenes donde se recopilan sus artículos de prensa, la otra gran vertiente pública del autor, reconocido y a menudo polémico opinador en diversos medios, y en los últimos años desde las páginas de El País Semanal.

Javier Marías fue además un prestigioso traductor, responsable entre otras de la versión castellana de una de sus novelas favoritas, el Tristram Shandy de Laurence Sterne, y editor exquisito desde su editorial Reino de Redonda, en la que publicaba a autores clásicos y actuales siguiendo una filosofía absolutamente personal: en su catálogo figuran nombres como FaulknerAuden, el director de cine británico Michael Powell o el autor cubano Jorge Ibargüengoitia. Desde 2006 era también miembro de la RAE, donde ocupaba el sillón R, y a sus méritos añadía el de ser caballero de la Orden de las Artes y las Letras de Francia.

Pedigrí madrileño, cultura anglosajona

Marías nació en el barrio madrileño de Chamberí, pero pasó diferentes momentos de su infancia en Estados Unidos, donde su padre, el prestigioso filósofo Julián Marías, había tenido que exiliarse al negarse a aceptar los primpicipos del Movimiento y donde impartía clases en diversas universades del Este del país. Aunque regresó pronto a Madrid y realizó estudios en el Colegio Estudio, vivero de la élite intelectual liberal en una ciudad que atravesaba los oscuros tiempos de la dictadura, la educación y la cultura anglosajona estuvieron siempre muy presentes en su vida y en su literatura, y en diferentes etapas trabajó en el mundo académico británico o de EEUU.

Con 15 años escribe su primera novela, La víspera, que nunca se llegará a publicar, y en 1968, con 17, ve la luz su primer cuento en El Noticiero Universal de Barcelona. Ese mismo año inicia la carrera de Filosofía y Letras en la Universidad Complutense de Madrid, donde después se especializará también en Filología Inglesa, y vive una etapa de compromiso político en una formación de izquierda radical, aunque el vínculo será muy breve. Sus primeros ingresos los obtiene con pequeños trabajos que realiza para dos familiares cineastas, su tío Jesús (Jess) Franco y su primo Ricardo Franco.

La cinefilia que desde muy pronto demuestra el joven Javier Marías, se plasma ya en la primera novela que consigue publicar, Los dominios del lobo (Edhasa, 1971), una parodia y a la vez un homenaje al Hollywood clásico. Es además en esa época cuando conoce a quien será su principal mentor y valedor literario, el escritor Juan Benet, y se integra en el grupo que este forma con otros autores como Juan García HortelanoAntonio Martínez SarriónEduardo ChamorroVicente Molina Foix y Félix de Azúa, nombres que serán clave en la literatura española contemporánea.

A mediados de los 70 se traslada a Barcelona, por entonces gran capital de la cultura iberoamericana, especialmente en el ámbito literario. Allí realiza sus primeras colaboraciones en prensa, en El Diario de Barcelona. Comienza también entonces a trabajar en Alfaguara, la que será su editorial en diferentes etapas de su vida, y donde en 1978, y ya de vuelta en Madrid, publica su tercera novela, El monarca del tiempo. Ese mismo año traduce para dicha editorial La vida y las opiniones del caballero Tristram Shandy, de Laurence Sterne, que le reporta el Premio Nacional de Traducción en 1979. Es su etapa de mayor actividad en la traslación al castellano de textos de autores anglosajones, o que escriben en inglés, como StevensonConrad Faulkner.

Marías, que con apenas 30 años ya es uno de nuestros novelistas más destacados, imparte durante varios años clases de literatura española en la Universidad de Oxford y en el Wellesley College de Massachussets, una universidad femenina en la que antes habían impartido clases su padre y su admirado Vladimir Nabokov. Su carrera académica continuará después en Madrid, en las aulas de la Universidad Complutense de Madrid donde había estudiado.

Éxitos consecutivos

Su primer gran éxito literario se produce en 1986, cuando gana el Premio Herralde de novela con El hombre sentimental y ficha por la editorial que lo convoca, la Anagrama que Jorge Herralde ha convertido en un gran vivero de la literatura más avanzada. Los triunfos literarios de Marías serán a partir de entonces consecutivos. Todas las almas, publicada en 1989, donde se inspira en los dos años que pasó dando clases en Oxford, se hace con el Premio Ciudad de BarcelonaCorazon tan blanco (1992) con el de la Crítica, y Mañana en la batalla piensa en mí (1994), con el Rómulo Gallegos.

A finales de los 90 rompe con Anagrama y regresa a Alfagura, que será desde entonces la editorial en la que publique cada uno de sus libros y la que además ostentará los derechos sobre su fondo. Negra espalda de tiempo (1998) es la novela con la que saluda su regreso a esa editorial, y donde después publicará su trilogía Tu rostro mañana (2002-2007). En ese ciclo novelístico, quizá la más ambiciosa de sus apuestas literarias, recupera la figura de Jaime Deza, el académico español que enseña en Oxford y que colabora con el servicio secreto británico. Su siguiente novela, Los enamoramientos, incorpora la novedad de que la narradora es esta vez una mujer, envuelta en una trama parcialmente policíaca y en la que también se plantean importantes dilemas éticos en relación al amor.

Avanzados los 2000s, Javier Marías es un autor de enorme prestigio, tanto en España como internacionalmente. Sus obras han sido traducidas a más de 40 idiomas y su figura pública es respetada, pero ciertas tomas de posición y el permanente estado de enfado que destilan sus columnas de opinión fomentan una figura de cascarrabias y de personaje anticuado de la que él mismo hará mofa. En su trayectoria no han faltado, además, los conflictos que han trascendido públicamente (con la editorial Anagrama; con Elías Querejeta por los derechos de la adaptación de Todas las almas, llevada al cine por Gracia Querejeta con el título El último viaje de Robert Rylands; con Antonio Muñoz Molina en su cruce de reproches en las páginas de El País…). Por eso no sorprende cuando en 2012 rechaza el Premio Nacional de Narrativa que concede el Ministerio de Cultura por Los enamoramientos, y que el autor no quiere aceptar porque se opone a los premios institucionales, a pesar de que le agradece la gentileza al jurado.

La escritura literaria de Javier Marías se ha mantenido en plena forma hasta el final de sus días. Así empieza lo maloBerta Isla y Tomas Nevison fueron las últimas novelas publicadas por el escritor, y todas ocuparon lugares muy destacados en las listas de ‘los mejores libros del año’ para la crítica.

Han sido además unos años en los que su nombre ha sonado recurrentemente para el Nobel, mientras casi cada uno de sus artículos desataba una nueva polémica, apuntando casi siempre contra esa corrección política que al autor le parecía que había invadido el discurso cultural en los últimos años.

La ausencia que deja, como se refleja en las numerosas muestras de pesar publicadas en las últimas horas en redes y medios, tanto españoles como internacionales, es gigantesca.