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Estrenos de cine

Los estrenos de la semana: un examen al Me Too, la infancia con TDA y el retorno de Julia Roberts con George Clooney

Los expertos de El Periódico analizan las películas que llegan este viernes a las salas de cine: 'Viaje al paraíso', 'La huérfana. Primer asesinato', 'Il buco', 'El acusado', 'Mi vacío y yo', 'El otro Tom' y 'Dúo'

Fotogramas de ’Mi vacío y yo’, ’La huérfana. Primer asesinato’, ’El acusado’ y ’Viaje al paraíso’. EPC

'Viaje al paraíso' ★★

Exotismo prefabricado

No es nada nuevo que dos intérpretes del ‘star-system’ se unan (sobre todo si están en horas bajas) y hagan una película hecha a su medida, en la que ellos sean el máximo foco de atención y en la que puedan lucirse. El problema es cuando la película en cuestión no se encuentra a la altura de las circunstancias y, efectivamente, el único atractivo sea ver en acción a esos dos actores en cuestión, en este caso, Julia Roberts y George Clooney. Ellos desprenden carisma y química y se han encargado de empaquetar bien el producto, ambientándolo en un entorno exótico y paradisiaco que de alguna manera nos despiste de los graves problemas que acarrea una película cuyo dispositivo sabe añejo.

Seguramente sus responsables hayan querido emular ciertos arquetipos de la comedia clásica, pero lamentablemente Ol Parker (responsable de ‘Mamma Mia: Una y otra vez’), no es Leo McCarey, ni ‘Viaje al paraíso’ es, por poner un ejemplo, ‘La pícara puritana’, en la que los protagonistas también estaban separados y lanzaban su bilis el uno contra el otro y esa disputa se convertía, como aquí, en el eje de la historia En su lugar, nos encontramos ante un producto prefabricado, con una narración repleta de clichés y unos diálogos (y unas situaciones) que podían haber estado escritos en la década de los dos mil. Pero quizás todo eso de lo mismo, porque, aunque todo resulte un poco rancio y estereotipado, ahí están Julia Roberts y George Clooney para salvar el asunto dispuestos a embaucar al espectador. Y lo consiguen, ese es su mérito. Beatriz Martínez

'La huérfana: Primer asesinato' ★★

Una precuela inverosímil

Hace más de doce años se estrenó ‘La huérfana’ y, además de impulsar de forma definitiva la carrera en Hollywood de Jaume Collet-Serra, se convirtió en una película de culto. Allí conocimos a Esther (Isabelle Fuhrman), una niña que era adoptada por una modélica familia y que se encargaba de sembrar el caos en su entorno a golpe de malignidad hasta desmoronar la armonía de ese núcleo doméstico. Ahora nos retrotraemos a sus orígenes en una precuela de lo más inusual, dado que Esther debería ser más joven y la actriz que la interpreta, a pesar de los trucos y el maquillaje, ha cambiado las angulaciones adolescentes que tenía su rostro, en ese momento, por las de la mujer adulta que es. No es algo baladí, porque la película adquiere un aire de extrañeza bastante inverosímil. Y quizás esto sea lo que precisamente defina a ‘La huérfana: Primer asesinato’: que nada tiene sentido. Podríamos rendirnos a esta máxima, si al menos la locura fuera satisfactoria y la película se convirtiera en un divertimento ‘midnight’, pero ni siquiera llega a esos niveles, se queda descafeinada para una cosa, y aburrida para otras. 

Su narración intenta emular los dictados de su predecesora, añadiendo giros rocambolescos para intentar distraer de las evidentes carencias de una trama en la que ya no queda demasiado misterio por resolver, porque ya sabemos desde el principio el secreto que oculta Esther. Además, se pierde la precisión estilística de Collet-Serra, y se opta por las piruetas efectistas que convierten el verdadero horror en algo insustancial y manido.  Beatriz Martínez

'Il buco' ★★★★

Viaje al centro de la Tierra

El director de la estupenda ‘Le quattro volte’, un filme de 2010 que proponía una visión poética de los ciclos de la naturaleza sin ser una ficción ni abrazar la causa del nuevo documental, elabora en su última película –en una exigua filmografía de tres largos y cinco cortos desde 1995– otro acercamiento al documento desde la recreación. Michelangelo Frammartino reconstruye, con un ritmo sosegado y precioso, sin casi diálogos, el trabajo que un grupo de espeleólogos italianos realizaron en agosto de 1961 en el llamado Abismo de Bifurto, una de las cuevas más profundas del mundo. Frammartino filma esa naturaleza salvaje, ajena a los desórdenes de la civilización, esa cueva convertida en un laberinto de recovecos que los espeleólogos intentan conquistar. Y filma también, como si fuera el contraplano escogido por esa misma naturaleza, a un viejo pastor, más paciente aún que los jóvenes espeleólogos, a quienes mira desde la ladera en la que controla a su rebaño.

La cámara de Frammartino explora por igual un rostro surcado por decenas de arrugas, las arrugas del tiempo, y esa gruta hasta entonces inexplorada, además de la vida cotidiana en el pueblo cercano, cuyos habitantes se reúnen en una pequeña plaza para ver la televisión, el signo de otros tiempos. Parece un documental, pero no lo es. La única verdad es la de la profunda Calabria filmada como si aún estuviéramos en el año 1961. Quim Casas

'El acusado' ★★

Examen al 'MeToo'

Un chico es arrestado la mañana después de acostarse con una chica. Ambos relatan lo ocurrido de forma similar, pero ella lo considera una violación y para él fue sexo consensuado. A partir de esa premisa, la nueva película como director de Yvan Attal observa a ambos personajes y a sus respectivas familias desde el momento del arresto hasta el de la sentencia, y mientras tanto aborda asuntos como los límites del consentimiento, la doble victimización y una cultura masculina tan acostumbrada a abusar del poder que asume tener sobre la mujer que ha llegado a normalizarlo.

Para lograr ese objetivo, eso sí, Attal toma varias decisiones discutibles: por un lado, incluye escenas y subtramas que tratan de manipular nuestra percepción del conflicto e imponernos elementos de juicio de forma tramposa; por el otro, para demostrar el carácter elusivo de la verdad llega a sugerir que las falsas denuncias y los juicios mediáticos son amenazas tan pesadas como los comportamientos abusivos de los hombres. En cualquier caso, la torpeza más flagrante de ‘El acusado’ radica en su falta de sutileza. Especialmente mientras en el tribunal contemplando el proceso judicial, es una película demasiado calculada y didáctica como para adquirir la complejidad dramática que su tema central exige, o para dejar al espectador el espacio necesario para que saque sus propias conclusiones. Nando Salvà 

'Mi vacío y yo' ★★★

En busca de la identidad

Jean-Luc Godard, siempre tan polémico, decía que toda película es un documento sobre su protagonista, aunque sea un relato de ficción. ‘Mi vacío y yo’ tiene como personaje principal a Raphaëlle Pérez, que no es intérprete profesional. De hecho, la película tiene elementos de ficción a partir de la historia real de Pérez, así que, como diría Godard, es un documento de su protagonista. Y él/ella, andrógino y seguro de sí mismo, sustenta todo el relato. Lo construye a partir de sus decisiones personales y su manera tan espontánea de estar siempre frente a la cámara exponiendo sus inseguridades.

 Porque está seguro de sí mismo, pero es también inseguro con su identidad. Se siente chica, tiene cuerpo de hombre y no sabe si quiere operarse o no. Y eso extraña a los demás, empezando por la sicóloga del Hospital Clínic barcelonés que le trata. Cuando se le diagnostica disforia de género, Pérez inicia su particular viaje interior en busca de la identidad con la que se sienta más cómoda. Este proceso está expresado de manera singular, a partir de pequeños y grandes detalles, escenas muy didácticas, encuentros con amantes fortuitos –algunos deseables, otros muy indeseables en su tóxico machismo–, cierta ternura, cierta agresividad social. Un buen filme de Adrián Silvestre, autor de ‘Sedimentos’, un documental del pasado año sobre la estancia de seis personajes trans en un pequeño pueblo leonés. Quim Casas

'El otro Tom' ★★★

Sola contra sistema

Tom es un niño de largos cabellos negros, tan largos como los de su madre. Sufre trastorno por déficit de atención e hiperactividad, el TDAH. No hay situaciones muy conflictivas entre ellos, pero ocurre algo, en pleno tratamiento, que hace desconfiar a la madre sobre la idoneidad de la medicación que le dan al pequeño. La película realizada por los mexicanos Rodrigo Plá y Laura Santullo –hasta ahora guionista de los filmes de Plá, su pareja en la vida real, entre los que se encuentran ‘La zona’, protagonizado por Maribel Verdú y Carlos Bardem– documenta la colisión de esta madre con el sistema: negarse a que su hijo reciba la medicación puede hacerle perder la custodia del niño.

 ‘El otro Tom’ es un filme arriesgado, no tanto por el tema, que lo es, cuanto por el tratamiento y la distancia que impone entre los personajes y el espectador. La madre es cualquier cosa menos empática, pero toda la película funciona con una sorprendente mesura, teniendo en cuenta la hiperactividad del niño y las situaciones de conflicto que origina. Plá y Santullo evitan bien ciertos problemas que casi siempre evidencian este tipo de dramas infantiles, sean más naturalistas o impostados, teniendo en cuenta además que la película ofrece un retrato amplio de cierta realidad mexicana: la medicina, la educación, la ausencia del padre y la inmigración están presentes de un modo u otro en el relato. Quim Casas

'Dúo' * * *

Danza en el altiplano

En su primer largometraje, ‘Con el viento’, la directora Meritxell Colell contó la historia de Mónica, una bailarina que trabaja en Buenos Aires y regresa a su pueblo natal burgalés porque su padre se encuentra muy grave. En su siguiente filme, ‘Dúo’, Colell recupera a este mismo personaje justo allí donde concluyó la anterior película. Tras la muerte de su padre, Mónica se quedó durante 12 meses en el pueblo para ayudar a su madre a vender la casa familiar. Liberada de aquella experiencia de autoconocimiento y reconocimiento con la madre, emprende ahora un viaje por la cordillera de los Andes junto a su pareja, representando en los pueblos de la zona una obra de danza que es, en el fondo, una catarsis y una última oportunidad para la relación afectiva entre ambos: ellos quieren representarla, aunque nadie quiera verla.

Tras el regreso a casa mostrado en el anterior filme, ‘Dúo’ plantea el regreso a uno mismo a través de la indagación en la dualidad que establece toda relación de pareja, pero que está presente también en las leyes inexorables de la naturaleza y el tiempo: Sol y Luna, día y noche, frío y calor, montañas y planicies. El resultado es una película muy física, cuerpo a cuerpo, ruidosa y silenciosa a la par, un documento sobre sus personajes protagonistas -buscándose a sí mismos en el altiplano- más que una ficción o un documental sobre la aventura compartida de los dos. Quim Casas

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