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Eduardo Ruiz Sosa: “Casi todo el mundo que conozco ha tenido experiencias con el crimen, el asesinato o la desaparición”

El escritor mexicano relata en 'El libro de nuestras ausencias' la violencia que se vive día a día en su pueblo natal, Sinaloa

Eduardo Ruiz Sosa junto a su nuevo libro, "El libro de nuestras ausencias". ANDREEA VORNICU

El escritor mexicano Eduardo Ruiz Sosa relata en su segunda obra, El libro de nuestras ausencias, la historia de su pueblo natal, Sinaloa. Todo ocurre en uno de los estados más peligros del país, un relato verídico, sobre las numerosas desapariciones en México y la violencia que habita en el país, una historia que nunca se ha contado como en realidad es. El autor presentará este martes en Palma, en la librería Drac Màgic (Carrer de Jeroni Antich, 1) a las 19.30 horas, este volumen, en el transcurso de un acto que será presentado por Josep Maria Nadal Suau.

PREGUNTA: Se le define como uno de los escritores más originales del panorama sudamericano, ¿de niño ya estaba dotado de esta gran imaginación?

RESPUESTA: Hace ya mucho tiempo que me dedico a escribir, entre otras tantas cosas, para sobrevivir. Yo creo que probablemente desde pequeño había un interés por la fabulación. Pero para mí el momento crucial como lector es en la adolescencia, entre los 13 y 14 años. Y como escritor ya a los 16 tuve muy buenos maestros.

P: ¿Quiénes fueron esos maestros?

R: Ya en aquella época empecé en un club de lectura, con un ensayista y cronista de mi ciudad, que se llamaba Martín Amaral. Yo siempre explico que fue él el que me enseñó a escribir literatura, me dio las pautas, las referencias y los puntos necesarios. Los maestros que tuve en la escuela no eran muy buenos promotores de la lectura. Y luego, en cuanto a la cuestión de la escritura, mi primer maestro fue Hermes Mendoza y después, otros dos escritores mexicanos, todos ellos me enseñaron mucho.

P: ¿Su vocación como escritor surgió a raíz de conocer a estos maestros de los que me habla?

R: Sí, un poco sí. En un inicio mi interés por la lectura surgió porque me lo inculcaron mis padres, y el desarrollo en la escritura lo potenciaron muchísimo los maestros de los que hablaba.

P: Este martes presenta “El libro de nuestras ausencias”, en la librería Drac Màgic, ¿es la primera vez que visita la isla?

R: No, es la segunda vez. Estuve ahí en el 2014 presentando mi primera novela Anatomía de la Memoria, más o menos por las mismas fechas que ahora.

P: ¿Qué podrá ver el público que asista a la presentación?

R: La idea es hablar de este libro que es mi segunda novela, publicada por la editorial Candaya. Es un libro que trata esencialmente las desapariciones del norte de México, que tienen que ver con el crimen organizado, el narcotráfico, la violencia que hay por ahí. Pero sobre todo, el proceso de búsqueda y desentierro, podríamos llamarlo así, de las fosas clandestinas que hay dispersas por la sierra.

P: “Todo en este libro es verídico en alguna forma de mala fortuna, nada sucedió exactamente como se dice”, aclara ya desde el inicio del libro.

R: Esos primeros versos que hay en el libro tienen un poco la voluntad de ser una especie de encabalgamiento. Todo en el libro es verídico por mala fortuna, eso se entiende por una parte. Y por la otra parte, también por mala fortuna, nada sucedió como se cuenta. Prácticamente todos los personajes de las historias eran individuos reales, evidentemente, atravesados por la fabulación y la imaginación. Muchos de ellos parten de mi propia experiencia investigando o de la vida cotidiana en torno al tema. También hay un par de personajes históricos.

P: ¿Se ha involucrado mucho en los secuestros para escribir el libro?

R: Pues es algo que le toca a uno sin involucrarse demasiado, es una realidad cotidiana que está ahí. Casi todo el mundo que conozco, de una u otra manera, ha tenido experiencias con el crimen, el asesinato, la violencia o la desaparición. No hace falta meterse voluntariamente, sino que de una forma desafortunada nos alcanza. Luego hay un proceso de investigación para la escritura del libro. Sobre todo hablé con algunos periodistas y leí sus trabajos. Estas fueron mis principales fuentes sobre las desapariciones.

P: ¿Ha tenido que hablar con familiares de las víctimas para poder llegar a entender ese dolor de la pérdida?

R: Lo que hice fue utilizar conversaciones que ya había tenido al respecto con gente que conozco y que ha aparecido en estos asuntos. Decidí no tratar directamente con las rastreadoras, que es este grupo de mujeres que aparece en el libro y que rastrean las cosas clandestinas en el norte de México, bueno, en muchos lugares de México, pero en este caso en el noreste. Decidí no hablar directamente con ellas, porque ya están de por sí sobreexpuestas, están amenazadas y que alguien entre en su mundo es un poco peligroso para ellas. Hay cierta desconfianza, es irrumpir en un mundo que ya de por sí es muy duro. Yo decidí no hacer esa irrupción, y trabajé con periodistas que están muy cerca de ellas, que han estado en las búsquedas y han hecho trabajos de reportaje e investigación con ellas. Ese fue el modo de aproximarme.

P: ¿Su obra ha incitado a ampliar las búsquedas?

R: No, esto desde el 2012 se está moviendo en México. Mi libro es un reflejo de eso, además, el libro aún no ha llegado a México, está todavía en proceso de llegar para allá. De momento solo se ha publicado en España.

P: La distribución del texto a lo largo del libro es diferente.

R: El teatro es fundamental en el libro, es el eje estructural. No es una estructura de efecto dramático, es decir, no son diálogos como se escriben en los textos dramáticos. Pero sí, la esencia de la puesta en escena, de la interpretación y el montaje están en el libro. Y luego, el acomodo del texto, de la prosa que se quiebra, es muy diversificada. Tiene ese ritmo de interrupción constante, para hablar de un presente que es tan duro y violento, tan intenso emocional y físicamente. A mí me hizo falta un lenguaje que se rompiera y que no pusiera orden en las cosas, que no se presentara de forma limpia y reluciente, que se mostrara ante esas circunstancias. El lenguaje es la principal herramienta que tenemos, se rompe, se retuerce y bueno, un poco esa es la idea.

P: ¿Cree que las historias se entienden mejor de esta forma?

R: No sé si entender mejor, pero en todo caso, la afectación y emotividad para mí se expresa mejor de esa manera. Es la forma que yo encontré para evocarla.

P: ¿Por qué ha elegido a Julia Pastrana y a José de Gálvez como personajes reales que han existido, y que son muy conocidos para que pasen por su obra?

R: Bueno, el caso de Pastrana es por una parte, por el teatro. Al principio hay una pequeña entrada al libro en la que se habla de dos obras de teatro que yo vi hace tiempo, y que están separadas entre sí prácticamente, por 20 años. Y la segunda de estas obras es sobre Julia Pastrana. Pero además hay una relación simbólica entre Julia y las desapariciones, ese sufrimiento de la búsqueda del cuerpo herido, que a mí me parece que tiene mucha relación simbólica, insisto, con el mundo de las ausencias.

P: ¿Tiene más proyectos en mente?

R: Sí, bueno, ahora mismo aún no estoy escribiendo, me estoy preparando para un próximo libro que seguramente me tomará algún tiempo. Pero sí, ya estoy pensando en algo nuevo.

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