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Llorenç Romera Pericàs: «Tenía mucha inquietud por explorar nuevos caminos»

Su grupo Salvatge Cor publica ‘Cruïlla’, disco que bebe del pop metafísico y la ‘nova cançó’, del neo-soul y el R&B, con colaboraciones como las del poeta Biel Mesquida, Maria Hein y Clara Fiol, entre muchas otras, y con un homenaje, a Antònia Font

Llorenç Romera Pericàs, compositor y cantante del grupo Salvatge Cor. Guillem Bosch

Lo de encontrar un sonido propio «es una eterna búsqueda» pero Llorenç Romera Pericàs parece haber dado con uno, que pone «la voz, la melodía, al servicio de todo lo demás, el contar historias», que le queda muy bien a Salvatge Cor, y con el que está «más cómodo» y le permite «más libertad a la hora de componer». Ese lenguaje, «un ejercicio de minimalismo estético», define Cruïlla, el tercer álbum del grupo, un disco de diez canciones marcadas por una multitud de referencias, homenajes, samples, colaboraciones, estilos y, sobre todo, formas de entender la propia identidad.

«Las letras se han expandido y esta vez tratan de la identidad», afirma Romera Pericàs, deseoso de que «la gente escuche el disco y no dé todo por sentado, y que se dé cuenta que a lo mejor el Llorenç-cantante que está allí en medio no es el mejor narrador posible para esa historia».

Fue durante las primeras semanas del confinamiento de 2020 cuando empezó a gestarse Cruïlla, a partir de una «cristalización de ideas» que su autor ya tenía desde antes de la publicación de Bruixes (DiscMedi, 2019), el álbum con el que Salvatge Cor logró, entre otros reconocimientos, el de Mejor disco del año en Balears, premio otorgado por Enderrock. «La pandemia me dio mucho tiempo para escuchar música. Me resultó muy divertido reencontrarme con Marvin Gaye. También escuché electro francés, minimal, house, flamenco y música urbana, sobre todo a través de la influencia de Bon Iver y sus trabajos con Kanye West; y también descubrí a Kendrick Lamar. Lo que más me interesa de estos artistas es cómo subvierten las reglas de los géneros, los clichés de la urbana», apunta.

El neo-soul y el r&b, dos géneros que siempre le han seducido, le allanaron el camino a la hora de hacer canciones con las que se sintiera identificado, logrando un cruce de caminos musical y conceptual en el que coinciden, además, el pop metafísico y la nova cançó. «Hay mucho folk pasado por el filtro de técnicas de producción de música urbana, el nuevo R&B que se hace en Estados Unidos, la música que hace Frank Ocean, un artista que mezcla cualquier género sin ningún problema y siempre sale airoso. Sobre todo folk e incluso nova cançó. Escucho mucho a Marina Rossell, y también volví a escuchar mucho a Antònia Font, lo que me permitió volver a conectar con el adolescente que fui», explica.

Antonia Font y Biel Mesquida

Romera Pericàs rinde homenaje a la banda de Joan Miquel Oliver con el verso «damunt la mar arrissada» de Alegria en un disco en el se suceden las sorpresas, fruto de la «inquietud por explorar nuevos caminos». La huella de Antònia Font aparece en canciones como la nostálgica y onírca engrunes, en la que participa Biel Mesquida, y sobre todo en de mi, con la voz «pitcheada» de Júlia Colom. «Como me sucedió con Antònia Font, a Biel Mesquida le descubrí en mi adolescencia, primero con L’adolescent de sal, luego con otras obras suyas. Me gusta mucho ese lenguaje tan personal que tiene para expresar su mundo interior», confiesa. De Mesquida es o, poema musicado que en la canción homónima interpreta Maria Hein, y con la que Romera Pericàs no dejó de divertirse, con las voces fundiéndose poco a poco en el autotune. «Con este disco me he reído muchísimo, he tenido la sensación de que jugaba a la play station, como el niño malo que se pasa demasiadas horas frente a la pantalla», se sincera con una sonrisa.

El disco, que también samplea a Gata Cattana, además de a Antònia Font y Marina Rossell, multiplica las voces de su discurso con otras featurings, de Guineu, MTINES y Clara Fiol. «Con las voces, que hay cantidad de ellas, lo que buscaba era tener diferentes puntos de vista sobre una misma situación», aclara.

No se puede hablar de este tercer trabajo de Salvatge Cor sin hacer referencia a Cristian Eichborn Valls, responsable de la producción, «una persona muy empática que escucha de verdad y que no intenta imponer su criterio», aplaude.

Para aplaudir las canciones de Salvatge Cor en un concierto habrá que esperar hasta el mes de julio, cuando actúe en Santanyí (en el ciclo La lluna en vers) y Lloret de Vistalegre (Mobo Fest). «El directo está preparado, falta terminar de ensayarlo. Seremos tres sobre el escenario, Cristian al bajo y disparando cosas; Faust Morell a la guitarra; y yo intentaré solo dedicarme a cantar. Para el Mobo iremos con una formación más amplia. Me da un poco de miedo subir al escenario, una cosa es hacerlo con una guitarra con la que te puedes esconder tras ella, y otra distinta hacerlo solo. Esta es la hora de la verdad. Sin retos me aburriría», reconoce.

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