El pintor mallorquín Miquel Barceló (Felanitx, 1957) ha creado el cartel de la reaparición estelar del torero José Tomás, alejado de los ruedos durante los tres últimos años, un acontecimiento que tendrá lugar en el coso de La Alameda de Jaén el 12 de junio, cuyas entradas se agotaron en sólo dos minutos y que llenará la pequeña plaza jienense de público de España, Francia, Portugal, Ecuador, Colombia, Perú, Venezuela o México, tal es la expectación que ha levantado el regreso del diestro de Galapagar, amigo personas del artista.
Barceló vuelve a acompañar a José Tomás con un cartel taurino de autor, como ya hizo en Barcelona en 2011, en Algeciras en 2018 o Granada en 2019. En esta ocasión la pintura del artista de Felanitx recrea al diestro frene a un espejo, lo que le permite mostrarlo a la vez toreando con la mano derecha, el movimiento que más fama le ha dado al diestro en la suerte de muleta, y también al natural, la otra cara del mismo personaje que ilustra más difuminada, en un conjunto en negro, rojo y blanco sobre el amarillo de albero.
Sin ninguna concesión al folclorismo, Barceló llega a la tauromaquia en su producción artística por el mismo camino que a otros temas que ha explorado y son una constante en su producción, como resultado del estudio minucioso y la interpretación personal de la tradición pictórica, que en su caso van desde las representaciones prehistóricas de las cuevas de Lascaux, en la región francesa de Aquitania, que el mismo autor ha visitado, a la obra de autores como Goya, Picasso o Bacon.
Sin descartar el peso que pueda tener en su obra taurina, con más de 70 piezas realizadas, el peso de la afición que siempre ha existido en su Felanitx natal, en sus fiestas patronales y en su histórica plaza en desuso, Barceló crea obras de esta temática desde 1986: desde cartel anunciador de la Feria de Valencia, que realiza a los 29 años, cuatro años después de la Bienal de Sao Paulo o la Documenta de Kassel, al lienzo de 1990 Faena de muleta, que en 2011 Christie's adjudicó por la cifra récord de 3,96 millones de libras, convirtiendo a Barceló en el artista vivo más cotizado, pasando por otras obras como los grabados de la serie Lanzarote, de 2002.
