La ópera se sacudió ayer el elitismo y se mostró como «un arte vivo» para abordar un tema candente, de plena actualidad, aunque se trate de una vieja lacra: la prostitución. Y lo hizo a través de un personaje, Violetta, la prostituta o cortesana de París, personaje principal de La Traviata, la famosa ópera con la que Giuseppe Verdi quiso hacer un claro «alegato en favor de la mujer».

A modo de introducción, el periodista cultural Pere Estelrich recordó que La Traviata, estructurada en tres actos, cuenta el triste destino de Violetta y de su amante, Alfredo Germont; y comentó algunos audios brillantes de esta ópera, como el Preludio, «comparable a la obertura del Lohengrin de Wagner», o los fragmentos Sempre Libera, en el que Violetta canta aquello de «quiero que mi vida fluya por los caminos del placer», Di Provenza y Parigi, o cara.

La directora de escena Eugenia Corbacho, por su parte, habló de la producción que Euroclàssics pondrá sobre los escenarios el viernes 10 de junio, en el Claustre del Convent de Santa Anna de Muro, el día 11 en la Fundació Sa Nostra, y el día 18 en el Claustre de Sant Domingo de Pollença, y subrayó que «la ópera y la sociedad, aunque intentemos separarlas, no están tan lejanas».

«Verdi era un compositor muy implicado en todas las luchas sociales», remarcó, y con La Traviata «dio voz a la mujer, convirtiéndose, junto a Alejandro Dumas (hijo)», autor de la novela La dama de las camelias, en la que se inspira el libreto de Francesco Maria Piave, «en feminista en una época (el siglo XIX) en la que no se hablaba de feminismo».

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Foro Bellver | Un alegato «en favor de la mujer»

«Verdi y Dumas dieron el testimonio de una mujer que por dedicarse a la prostitución estuvo marcada y tuvo que vivir bajo el estigma de cosas no gratas», comentó Corbacho, al tiempo que recordó que La Traviata, cuya traducción sería «la descarriada, la perdida», no pudo estrenarse con ese título, por la censura. «Era un título que incomodaba. Cambia el chasis pero el mecanismo es el mismo hoy en día», espetó.

«Vengan a ver nuestra Traviata, pero sin prejuicios. La ópera es un género que también tiene una función social muy actual, e invitamos a que reflexionen sobre un tema que sigue ahí», señaló al auditorio.

Desde su experiencia como Cap de Servei d’Igualtat del ayuntamiento de Calvià, Sandra Sedano Colom recomendó la lectura de Neoliberalismo liberal, de Ana de Miguel, y denunció que «desde el patriarcado nos hacen creer que somos libres pero si la opción que te queda es la pobreza, como a Violetta, qué otras opciones hay».

«Alfredo (Germont) es un maltratador nato, la quiere suya (a Violetta), se muestra celoso en todo momento y no consiente que se dedique a la vida que le ha tocado vivir», espetó.

«El estigma y prejuicios hacia Violetta, que se siente libre y puede decidir, la lleva a un segundo plano. Eso no ha cambiado, seguimos sin respetar que la mujer pueda ser libre y decidir», lamentó Belén Matesanz, representante de Metges del Món, entidad que atiende a mujeres prostituidas.

«Verdi y Dumas (hijo) son hombres, me sabe mal decirlo, y Dumas conocía muy bien al personaje de Violetta —inspirado en una prostituta que realmente existió— porque era un putero. De las 6.200 personas que he atendido solo dos mujeres y cinco hombres me dijeron que eligieron libremente la prostitución porque les gustaba el sexo».

La Traviata de Euroclàssics, que se presenta bajo el título de Ànima de La Traviata, reunirá a un elenco de grandes voces, las de la soprano Núria Vilà, el tenor José Manuel Sánchez y el barítono Lluís Sintes, con Francesc Blanco al piano y M. Victòria Cortés en la dirección musical.

Lluís Ballester, que ejerció de coordinador del debate, también tuvo palabras para otras versiones aclamadas, como la que realizó Calixto Bieito hace ya unos lustros y con la que quiso limpiar de clichés la ópera para hacer La Traviata que Verdi quería y que la sociedad de su época no le permitió.