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Actor
Entrevista

Guillermo Toledo: «Con lo de Marruecos Pedro Sánchez logrará colocarse en una gran empresa energética»

«Me fui de Twitter porque hay que descansar de vez en cuando, por pura tranquilidad emocional, pero siempre me ha ido la marcha»

Guillermo Toledo en 'Shock 2' Luz Soria / CDN

El actor Guillermo Toledo forma parte del elenco de Shock 1 y Shock 2, las obras del dramaturgo Andrés Lima que se representan en el Teatre Principal de Palma este fin de semana, "un sorpresivo y desgarrador viaje por una historia de vergüenza", el neoliberalismo del siglo XX.

Su primera frase en Shock 2 es: «Hemos ganado», en boca del expresidente Ronald Reagan. ¿El neoliberalismo no tiene una alternativa 42 años después?

Ya lo decía Warren Buffett hace unos años: «Hay una guerra de clases y de momento la estamos ganando los ricos». La derecha suele negar la lucha de clases y con tanta propaganda mediática ha logrado que mucha gente de clase trabajadora se lo crea y se considere de clase media y, por tanto, ajena a esta lucha. Pero los ricos tienen muy claro que sí es una guerra y hay que aplastar a la clase trabajadora. Por supuesto que hay alternativa: el socialismo, en cualquiera de sus vertientes, aunque la paliza que le han dado es apoteósica e inédita en toda la historia de la humanidad.

También interpreta a Richard Nixon, George Bush padre e hijo, al general Miller y a Osama Bin Laden... ¿Con cuál se queda?

Todos son dignos de sentarse frente al Tribunal Penal Internacional por crímenes de guerra.

La obra pretende reflexionar sobre «en qué medida somos partícipes de nuestra historia». ¿Qué parte de responsabilidad tienen los ciudadanos?

De haberla, sería mínima, pero es mucho más fácil echarles la culpa a ellos que a los verdaderos responsables, los opresores, que tienen todas las herramientas a su disposición, empezando por las mediáticas y las educativas, continuando con las policiales y terminando en las militares. Su objetivo es acabar con cualquier levantamiento organizado de la clase trabajadora para conquistar su emancipación.

Finaliza con la guerra de Siria. ¿La de Ucrania sería el inicio de un posible Shock 3?

El poder ha tomado nota de lo efectiva que es la doctrina del shock para sus intereses. Siempre aprovecha todos los momentos de catástrofe para sus beneficios, ya sea invadir Haití después del terremoto, la debacle económica y financiera que provocó la crisis de 2008, la guerra de Irak o ahora Ucrania. En el fondo, quien está ganando esta guerra es EE UU, porque dejamos de comprarle gas a los rusos para comprárselo a ellos por más del doble. ¿Quién perderá de nuevo en todo esto? Ni Sánchez ni Biden, sino la clase trabajadora española.

¿Esta guerra también es una respuesta del neoliberalismo?

No, porque el sistema ruso es como el europeo o el americano. El problema es muy complejo y nos están vendiendo una versión para niños de tres años resumida en Putin, malo; Zelenski, bueno. Rusia, mala; Europa, buena. No defiendo a uno ni a otro, pero no es que Putin se levantase un día y dijese «voy a invadir Ucrania». Tampoco empezó en 2014, como se apunta sobre los inicios del conflicto en el Donbás, cuando el ejército de Ucrania aniquiló a la población rusoparlante y la rusa. Ya en tiempos de Gorbachov se llegó a varios acuerdos por los cuales la OTAN se comprometía a no ampliar el número de socios de esta organización terrorista, que según mi opinión es la mayor de todas, y a no instalar armas ofensivas cerca de la frontera rusa pero los incumplieron todos de forma sistemática. También hubo acuerdos en Minsk entre Rusia y Ucrania para otorgar al Donbás su independencia y de nuevo se incumplieron, entre otras cosas. Y de esos polvos estos lodos.

Shock 2 fue creada durante la pandemia, que es mencionada en la obra. ¿También ha sido objeto de la doctrina del shock?

Aunque haya sido un proceso sanitario, no algo provocado, el poder no ha tenido escrúpulos en aprovecharse de ello. En medio del desconcierto, adoptó todo tipo de medidas neoliberales en lugar de implementar medidas sociales, como incrementar los presupuestos en salud pública contratando personal sanitario y otras muchas necesidades.

El lunes afirmaba que hemos vuelto a 1950, en referencia a la reacción de Will Smith, aunque pocos se percataron de la frase «Javier Bardem y su mujer», que usted cita del presentador.

También le dijo: «Como ganes el Oscar y ella no, esta noche duermes en el sofá». La actitud de Chris Rock fue de un machismo exacerbado, que se sumó a lo de Will Smith en plan macho alfa, y entre ambos hubo en la gala un patético cóctel de testosterona. De todos modos, pese a que creo que el chistecito sobre la mujer de Will Smith fue despreciable, no hay que poner límites al humor. Los ciudadanos tenemos todo el derecho del mundo a criticar un chiste de mierda, ya sea racista, machista o lo que quieras, pero si limitamos el humor, el camino que iniciamos es muy peligroso. El poder será quien decidirá qué chistes son válidos y, como es de derechas o extrema derecha, se dará la paradoja de que podrás insultar a mujeres, menores no acompañados o afroamericanos pero no podrás hacer chistes de Carrero Blanco porque acabarás en la cárcel.

¿Por qué ha regresado, y a lo grande, a las redes sociales?

Siempre me ha ido la marcha. Son divertidas y hay cuentas con informaciones muy interesantes y con otros puntos de vista que no están en los medios comerciales. En su momento me fui de Twitter porque hay que descansar de vez en cuando, por pura tranquilidad emocional, ya que es una jaula de grillos y una batalla constante. Continué con Facebook, donde me siento más como en casa y es para maduritos como yo.

«Saharaui de corazón», leo en su cuenta. ¿A qué es debido la bofetada de Sánchez?

A la obediencia ciega de este y todos los gobiernos españoles a los intereses de EE UU, tengan que pisotear a quien tengan que pisotear. No paran de repetir que el acuerdo es bueno para España y para Marruecos, que significa que es bueno para los intereses de las empresas españolas y las del sátrapa Mohamed VI, que es el dueño del país. Marruecos gana al tener de su lado al poder occidental, es decir, a EE UU, y porque España deja de comprar gas a Argelia, que siempre se ha posicionado a favor del pueblo saharaui y mantiene un conflicto bélico-político con Marruecos desde hace décadas. Y EE UU le venderá a España gas extraído mediante el fracking, una técnica que acelera el cambio climático, y por un importe infinitamente superior al de Argelia.

¿Como lo ocurrido en Rusia?

Sí, y volverá a salir perjudicada la clase trabajadora. Pero eso no le importa a Pedro Sánchez ni a ningún gobernante. No hay duda de que cuando deje el gobierno y la política, acabará de consejero delegado en una gran empresa energética, tal como ocurrió con González y Aznar. Esta gente es capaz de poner por delante su propio beneficio frente a la vida de millones de personas.

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