MÚSICA CRÍTICA
Un ballo in maschera de Verdi: Trío de damas
Recuperar escenografías clásicas, de las que han marcado época, da un valor añadido a una función de ópera. Lo han hecho teatros como el Liceu de Barcelona, que suele aprovechar alguna efeméride para volver a reponer aquellos decorados de papel pintado que realizó Mestre Josep Cabanes en los años 50 y 60 del siglo pasado. Pues bien, el Teatre Principal de Palma, en coproducción con el Teatro Regio de Parma, ha recuperado unos decorados que en 1913 realizó Giusepe Carmignani para Un ballo in maschera de Verdi. Decorados de papel pintado, llenos de fuerza y de profundidad, que solamente maestros como el italiano o el catalán pueden conseguir. Enhorabuena pues a los responsables de esa recuperación, que aporta valor a una función que se mueve dentro de los cauces de una calidad más que notable en todos los aspectos. Veamos:
La orquesta estuvo muy bien a las órdenes de Andrea Sanguieti. Sonó afinada, llena de matices y, eso sí, se notó un bajo número de instrumentistas de cuerda, cosa habitual en el foso del teatro. Para ese Verdi, hubiera sido bueno aumentar el número de violines y violonchelos.
El coro, un tanto irregular en el tercer acto, se mantuvo entre unas líneas aceptables, sin momentos destacables. El uso de la mascarilla no ayudó para nada a la hora de cantar sus complicadas intervenciones, más bien al contrario.
Las segundas voces, mallorquinas todas ellas, muy bien. Destacables los siempre profesionales Tomeu Bibiloni y Pablo López en los roles de Silvano y Samuel, respectivamente. También citaremos a Joan Laínez, que se estrenaba en el Teatre en el corto papel de Juez y Sebastià Serra y Jordi Fontana, miembros del coro.
El tenor Antonio Corianò como Ricardo y el barítono Krassen Karagiozov como Renato, cantaron sus papeles bien, sin nada destacable. Conocen la obra, tienen voz para cantarla, pero no para el lucimiento. Correctos, eso sí, pero sin más.
En cambio, sí muy destacables y con sobresaliente, las tres voces femeninas del reparto. Nos referimos a Oksana Sekerina como Amelia, Alisa Kolosova como Ulrica y la mallorquina Mercedes Darder García como Óscar. Todas ellas de gran nivel interpretativo y, sobre todo, vocal. Grandes las tres, con mención especial a nuestra soprano de coloratura, a la que, sin duda, le espera un gran futuro. Enhorabuena.
Nada destacables las intervenciones del cuerpo de baile, con demasiados bailarines para el espacio disponible.
En los aspectos escénicos, muy bien la iluminación de Andrea Borelli, el vestuario de Lorena Martín y la dirección escénica de Marina Bianchi.
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