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Música
Iván 'Melon' Lewis Pianista

"Un Grammy latino ayuda a reforzar la autoestima"

El músico cubano es uno de los grandes atractivos del Palma Jazz Festival, donde actúa el próximo viernes (Teatre Xesc Forteza)

Iván 'Melon' Lewis, pianista

Regresa a Palma, donde recientemente estuvo acompañando a Ara Malikian. ¿Qué sensaciones tuvo en ese concierto?

De mucho calor por parte del público. Tuvimos una buenísima acogida. El público fue capaz de crear en el teatro (Trui Teatre), los dos días que estuvimos, una atmósfera bastante positiva. Al acabar lo comentamos: los conciertos se nos hicieron cortos, nos quedamos con ganas de seguir tocando. La energía que se vivió fue maravillosa. 

¿Qué afinidades encuentra con Malikian? 

Llevo tres años con él compartiendo escenario, aunque anteriormente ya trabajé en discos suyos, en diferentes arreglos. Además de la sintonía y la química que hemos desarrollado, nos une la versatilidad y la pasión por la música. Me encanta la gente que disfruta casi de una manera infinita con la música, que no quiere encasillarse en moldes, y se atreve a salir de su zona de confort. Sé que a Ara Malikian le gusta probar, experimentar con sonidos y sensaciones, con diferentes géneros. Está muy cerca de lo que yo considero que soy, un músico disciplinado e inquieto.

Del violín al saxofón. ¿Qué le apasiona de este último instrumento, el ideal para el jazz?

Esa maleabilidad sonora que tiene a mí me encanta, me sugiere muchísima música. Me parece que el saxofón es un instrumento de viento que está ahí como a caballo entre el sonido clásico y el no clásico, donde estaría el jazz y la música pop. Esa saudade, como dirían los portugueses, que siempre está detrás del saxofón y que de pronto cuando quiere el intérprete se puede convertir en una tempestad, me gusta mucho. 

¿Qué es 'Alma en Cuba', el trabajo que defiende en común junto al saxofonista Ariel Brínguez?

Es un trabajo marcado por la nostalgia, la sencillez, el amor por la música, la cercanía a nuestras raíces hispanoafrocubanas, la búsqueda de lo bello y los deseos de compartir un proyecto tan mimado y tan nuestro. 

¿Cómo nació su idilio profesional con Ariel Brínguez?

En Madrid. Me lo presentó Román Filiú, otro pieza, un músico que es más que un amigo mío, es familia. Tienes que conocer a Arielito, me comentó. También me habló de Renier ‘El Negrón’ y Michael Olivera. A los tres los conoció Filiú en Cuba, ya de niños. Llegó a mis manos el primer disco de Ariel en Cuba, que fue premiado allí, y al oír cuatro o cinco temas, me dije: guaaaaau. Este no es Arielito, este es Arielón. Fue cuestión de tiempo. A mediados de los 2000, en el Populart de Madrid, local que era una referencia del jazz más activo, coincidimos. En poco tiempo tocamos juntos y en mi primer disco, Travesía, los dos vientos que están ahí, son los de Filiú y Ariel. 

En ese disco, Travesía, el primero suyo como líder, con Javier Limón como productor, participó Concha Buika. ¿Qué le fascina de una cantante que ha fijado su mirada en Cuba?

Lo poco común de su voz, la cantidad de sensaciones y emociones prácticamente infinitas que es capaz de transmitir con una palabra, y esa voz rota y a la vez perfecta en afinación, técnica y espiritual. Solo con decir una frase Concha te puede dejar helado. 

Como pianista, ¿qué busca en los cantantes que le acompañan?

Que disfrutemos la música sin complejos y sin ataduras, sin miedos, respetando melodías y géneros, evidentemente, pero sin ser dogmáticos, y con la buena disposición de experimentar y buscar, nuevo caminos y nuevos sonidos que nos enriquezcan y que logren que todo evolucione. Me gustaría ser siempre fiel a eso. 

El pasado mes de octubre recibió un Grammy latino por 'Voyager', elegido Mejor Álbum. ¿Qué significó ese galardón?

Todavía estoy asimilándolo. Ese Grammy significó mucho para mí y a medida que pasan los días y voy poniendo en perspectiva temporal el acontecimiento, el hecho en sí de haber vivido eso, la importancia no deja de crecer. Es normal que en una profesión como esta, que implica constancia y sacrificio, y que está centrada en algo tan subjetivo y abstracto como es la música, aparezcan dudas en algún momento, hastío, cansancio. ¿Estaré haciendo lo correcto? Este tipo de reconocimientos no los veo como una meta pero forman parte de un mecanismo del que yo también formo parte y ayudan, sobre todo a reforzar tu autoestima. Los Grammy son a la música lo que los Oscar al cine. Era la cuarta nominación que tenía, y la segunda que estuve en la gala, en Las Vegas. Fue increíble. Ahora me encuentro en un momento de mi vida muy a gusto, emocionalmente. Empecé a grabar Voyager con el fallecimiento de mi padre, que fue el pilar fundamental en mi formación musical, mi primer profesor y mi héroe. No he conocido ni creo que conozco a un hombre más cariñoso que él.

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