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Laura Girotto y su hijo se funden y danzan con la música de Vivaldi

La coreógrafa y bailarina pone fin a su etapa en Mallorca con ‘Le quattro stagioni’, actuación que solo se podrá ver en el Teatre Principal de Palma

Laura Girotto y su hijo, Miquel Anglada Girotto.

La bailarina y coreógrafa Laura Girotto cerrará el próximo domingo un ciclo en su carrera, tras 28 años en Mallorca enseñando y trabajando en danza contemporánea. Y lo hará de un modo muy especial, bailando junto a su hijo, Miquel Anglada Girotto, Le quattro stagioni en la Sala Gran del Teatre Principal de Palma. Será la única representación y tendrá lugar el próximo domingo a las 18 horas.

La actuación de madre e hijo será un «regalo, un agradecimiento a todas las personas que me han acompañado», explica Laura, quien en unos meses prevé instalarse en París, ciudad en la que ya vivió, trabajó y completó su formación de bailarina.

Hace años que esta bailarina tenía en mente llevar a cabo un espectáculo así. Pero la irrupción de la pandemia trastocó sus planes y lo ha retrasado todo. Ella y Miquel han tenido que trabajar esta coreografía con la composición de Antonio Vivaldi separados por la distancia: Laura en Mallorca y él en Barcelona, poniendo en común cada parte cuando podían verse en persona.

Según anuncian, lo que el público verá es el resultado de una larga investigación coreográfica sobre el concierto de Le quattro stagioni de Vivaldi que la Israel Philharmonic Orquestra interpretó en Tel Aviv bajo la dirección de Zubin Mehta en 1982. Danza contemporánea y elementos de hip hop abrazan la conocida composición. «La pauta principal es que no somos dos, sino tres: mi hijo, yo y la música», detalla la coreógrafa.

«Siempre había soñado hacer algo con música clásica, era un reto pendiente en mi vida profesional», comenta Girotto. Y pensó en su hijo para acompañarla, con el que ya había actuado en otros dos espectáculos, el primero de ellos Ballen fado, cuando Miquel era un niño. «Este es más completo, más difícil, pero con la experiencia y con este vínculo tan especial que tenemos madre e hijo, con mucha confianza, la de dos personas que se conocen superbién...», añade la bailarina sobre este trabajo conjunto que se podrá ver solo el domingo en el Principal.

Laura Girotto y su hijo se funden y danzan con la música de Vivaldi

Miquel reconoce que en este caso ha dejado al criterio y a la mayor experiencia de su madre la coreografía y él ha ejercido de bailarín. Asegura que la unión de toda la vida les ha facilitado trabajar, pese a los obstáculos del momento y la distancia. «Entendemos la danza de manera muy similar», afirma el joven, quien tuvo formación artística y de decantó por el hip hop, pero ha encaminado su carrera al mundo de la ciencia. Tras estudiar Biotecnología ahora está realizando un doctorado.

En su faceta de maestra, Laura está convencida de que «todos tenemos un potencial en el alma, en el cuerpo, que se puede descubrir con la danza» y con Le quattro stagioni demuestra que «se pueden hacer cosas entre generaciones muy distintas». Ella tiene 57 años y su hijo 26 y sobre el escenario el parecido, en muchos sentidos, es innegable. «Me acuerdo que cuando él era pequeño me quedaba mirándolo y después, al ir a trabajar, sentía que me movía como él, bailaba inspirada en su movimiento... El movimiento de una persona se puede transmitir visualmente, me pasa también con mis alumnos», dice la coreógrafa y bailarina.

Esa sensación que tiene de que «no hay principio y fin» y que la relación con un hijo «es eterna» ha contribuido a conseguir «algo más especial de lo que se podría crear con un profesional de la danza».

En este fin de ciclo, sus casi tres décadas en la isla, donde tiene una escuela de danza, Laura Girotto también ha querido involucrar a su hija, Leila Torres Girotto, quien se ha encargado de la parte gráfica y audiovisual de Le quattro stagioni, así como del cartel que anuncia la actuación.

Laura Girotto y su hijo se funden y danzan con la música de Vivaldi

Una nueva etapa

Girotto asegura que la danza contemporánea es mucho más conocida que cuando llegó a Mallorca hace 28 años. «Siento la necesidad de volver a París, donde vivía antes y ver qué hay allí ahora y qué puedo hacer en mi profesión», comenta sobre sus planes de futuro inmediato.

Además de sentir que ha cumplido con una etapa, Girotto también se declara «un poco cansada de luchar» en referencia a los actuales tiempos y restricciones, en los que su academia de danza, como muchos otros negocios, se ha visto afectada. «No lo puedo sostener más», lamenta sobre ese espacio de enseñanza y creación. Sabe que es difícil, pero su deseo es que alguien decidiera hacerse cargo de esta escuela y mantenerla.

«La danza es mi vida y mi vida es la danza. Si no puedo continuar en un lugar, quiero buscar otro donde continuar», afirma.

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