Juan Carlos Bracho, artista gaditano residente en Madrid, no pudo asistir a la gala al estar confinado, pero agradece un premio, el Antoni Gelabert de Artes Visuales, por la relevancia de los Ciutat de Palma, «por su trayectoria y por el jurado que lo conforma», señaló a este diario.
El dibujo es el punto de partida de gran parte de sus proyectos, «el dibujo como espacio conceptual generador de ideas», apunta el autor de Imitación a la vida, su obra premiada. «Es una pieza que forma parte de una trilogía de vídeo sobre el acto de mirar y sobre cómo nos enfrentamos a las imágenes», añade. A lo largo de su trayectoria ha reflexionado sobre el tema del paisaje desde diferentes perspectivas y disciplinas, y en este trabajo la mirada se proyecta sobre el jardín como expresión de un entorno natural domesticado, codificado e intelectualizado. «En esta videoperformace ejecuto de nuevo una acción registrada a tiempo real y editada en un solo plano fijo: el borrado del alumbre de un espejo de gran formato que ocupa la totalidad de la escena», explica un creador que no quiere impactar, sino «provocar una mirada reflexiva en el espectador».
