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Novelista

Antoni Arencón Arias: «La escritura es un veneno que se lleva en la sangre»

Obtiene el Llorenç Villalonga con una novela histórica que tiene como protagonista a Mateu Orfila

Antoni Arencón Arias. ESTHER LLOBET

De tots els verins, el seu secret et donaré, novela histórica protagonizada por el científico menorquín Mateu Orfila (Maó, 1787-París, 1853), le ha valido a Antoni Arencón Arias (El Prat de Llobregat, 1963) el Premi Ciutat de Palma Llorenç Villalonga de Novela. Un galardón que el autor barcelonés ha recibido con «una emoción grandísima, vista la nómina de escritores distinguidos a lo largo de la historia de este premio».

Arencón Arias descubrió el personaje de Mateu Orfila «buscando información para otra obra» y de inmediato quedó atrapado por el que está considerado «el padre de la toxicología científica, una figura apasionante, fascinante, con una historia detrás muy importante» y con obras capitales como su Tratado sobre los venenos. «La escritura sí que es un veneno que se lleva en la sangre», confiesa esbozando una sonrisa y recitando una cita, de Paracelso: «Todo es veneno y nada es veneno, sólo la dosis hace el veneno».

La novela premiada está ambientada en la Barcelona del siglo XIX y aborda los distintos viajes que Orfila realizó, entre ellos a Francia, donde llegó a ser doctor en medicina de la Facultad de París. «Como en toda novela histórica el protagonista tiene su contrapunto, y este es Carlos de España, capitán general de Cataluña, vinculado a Mallorca, donde conoció a su esposa, Dionisia Rossiñol», apunta.

La novela histórica es una de las pasiones de Arencón, cuya producción literaria contempla una veintena de títulos, muchos de ellos dedicados a este género. «Para mí, la novela histórica resulta muy emocionante porque permite conjugar la realidad con la ficción y mover a los personajes en situaciones que podrían haberse encontrado», señala.

El Ciutat de Palma no es el primer galardón que gana Arencón, quien ya fue galardonado en 2014 con el XXXII Premi de Narrativa de la Ribera d’Ebre (2014) por L’ànima de l’assassí, también protagonizado por otro científico, Mariano Cubí. «En cierto modo se puede decir que reivindico el papel de los científicos. A nivel científico siempre se ha producido una fuga de figuras en España”, espeta.

El lenguaje, «pulcro y bien usado en el contexto del siglo XIX, según el jurado, se vale de «giros lingüísticos, expresiones y palabras de la época» que el autor encontró buscando información de Orfila. El resultado, según Arencón, es «una novela fácil de leer, divertida, interesante e intrigante, con crímenes y con muchos personajes secundarios».

Su redacción ya la tenía concluida antes del inicio de la pandemia, que trastocó todos los planes del autor, de profesión enfermero. «Ejerzo como tal en una unidad de neumología de un centro con personas de diversidad intelectual. Estos dos años pandémicos han sido muy intensos, y seguimos luchando y dando bandazos por motivos políticos. La novela premiada la tenía prácticamente acabada cuando llegó la pandemia, pero otra que estaba escribiendo, basada en un episodio de fiebre amarilla que se dio en Barcelona hace 200 años, tuve que aparcarla. Espero retomarla algún día».

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