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Caterina Valriu Premi Mallorca d'Assaig por 'Les rondalles que l'Arxiduc no va publicar'

«Siempre había soñado con encontrar ‘rondalles’ inéditas, pero pensaba que nunca ocurriría»

Caterina Valriu ha documentado entre el legado de s’Arxiduc 16 tipos de narraciones que hasta ahora no se habían catalogado en lengua catalana

«Siempre había soñado con encontrar ‘rondalles’ inéditas, pero pensaba que nunca ocurriría»

La doctora Caterina Valriu ha documentado material inédito que Antoni Maria Penya, hijo mayor de Pere d’Alcàntara Penya, recopiló en 1894 para el archiduque Luis Salvador de Austria-Toscana, narraciones que permanecían ‘perdidas’ entre el legado que s’Arxiduc dejó a sus herederos y que, después de pasar al Ayuntamiento de Valldemossa, ahora está en el archivo del Consell de Mallorca. Durante años, Valriu ha estudiado el ‘nuevo’ material (de las 169 narraciones localizadas se habían publicado solo 54), adaptándolo a la grafía actual y contextualizándolo. Un pequeño cuaderno de Penya, depositado en el archivo de Cort, le ha ayudado a reconstruir el proceso de búsqueda de rondalles, llegendes i succeïts. Y su trabajo ha sido reconocido con el Premi Mallorca d’Assaig. El año pasado logró este galardón en la categoría de Literatura infantil.

¿Qué se siente al comprobar que lo que se tiene entre manos es algo inédito?

El día que en el archivo me trajeron todo el material, las manos me temblaban y el corazón me iba a mil, porque siempre había soñado con encontrar este material, pero pensaba que nunca lo encontraría. Yo esperaba encontrar los borradores de las rondalles publicadas, pensaba que lo otro estaría por Viena, en algún rincón de Alemania… Descubrir que esto estaba en Valldemossa fue una gran alegría. Todo está en el archivo, al alcance de cualquier investigador. A nivel más científico, me ha hecho mucha ilusión poder documentar 16 clases de rondalles, argumentos que no habían sido nunca documentados en lengua catalana, porque no constaba que existiesen en Mallorca, Menorca y Eivissa. Esto me hizo muy feliz y también poder ponerlo al alcance de lectores interesados.

Yo esperaba encontrar los borradores de las rondalles publicadas, pensaba que lo otro estaría por Viena, en algún rincón de Alemania…

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La propia historia de cómo Penya recopiló las ‘rondalles’, sus excursiones por los pueblos, es ya como un cuento.

Como una película. Todo esto lo he podido reconstruir en base a dos cosas: las cartas de Penya al Arxiduc, en las que le explicaba más o menos cómo iba la investigación, y un pequeño cuaderno de campo, que Penya llevaba en el bolsillo cuando hacía estas excursiones. Este cuadernito se conserva en el archivo del Ayuntamiento de Palma, que compró los papeles de la familia Penya, que son muchos, porque era una familia extensa y todos intelectuales…

Caterina Valriu ha dedicado cuatro años a documentar todo el material inédito localizado. GUILLEM BOSCH

¿Cuánto tiempo ha invertido en este trabajo?

Cuatro años. Primero tuve que mecanografiar todas las rondalles, haciendo una adaptación ortográfica a la grafía actual, porque en el 18 94 no había las normas ni de Fabra ni del Institut. Y después toda la anotación de los textos, todas las palabras que no salen en el diccionario normativo están explicadas a pie de página. Y todos los topónimos están documentados, además del estudio sobre qué tipo de rondalla es, los personajes, mapas, y la investigación de todos los itinerarios... Una cosa que falta, de la que no he encontrado ni una pista, es quién contó las rondalles a Penya. Sé dónde se las contaron, en qué pueblo y día, tengo una lista de 10 o 12 nombres, pero no creo que sean los contadores, creo que son las personas que hicieron de mediadores. Pero no tengo ninguna certeza de los informadores.

La investigación me ayuda a ser mejor cuentacuentos y los cuentacuentos me ayudan a ser mejor profesora

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¿En qué registro se encuentra mejor? ¿En el de investigadora o en el de Catalina Contacontes?

Siempre he dicho que son las dos caras de una misma moneda. La investigación me ayuda a ser mejor cuentacuentos y los cuentacuentos me ayudan a ser mejor profesora, en el sentido de técnicas de comunicación, de explicarme, de despertar el interés… Cuando cuento cuentos, me desaparecen todos los males. No me cansa, hace más de 30 años que lo hago, pero lo hago con el mismo entusiasmo que cuando comencé, es muy terapéutico. La investigación también me gusta mucho. Soy una privilegiada.

¿Cuál es la salud de la cultura popular?

Creo que en Mallorca somos un territorio bastante privilegiado en esto. Veo que en otros territorios no tienen este amor hacia las rondalles. La figura de Alcover es muy potente y ha tenido la suerte de tener a su lado otra figura como la de Moll, que también hizo mucho por las rondalles. Y cuando se comenzó a introducir el catalán en la escuela, como los maestros no tenían material, recurrieron a las rondalles, y esto les dio una nueva vida y esta línea aún dura. Es verdad que entre Palma y la Part Forana hay mucha diferencia.

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