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Oriol Bohigas: La grandeza de un arquitecto

Oriol Bohigas, Vicenç Mulet y Beth Galí Archivo Vicenç Mulet

Todo hubiera sido muy diferente en mi vida si no hubiera conocido a Beth Galí y Oriol Bohigas. Finalicé mis estudios trabajando en el estudio de Beth cuando una mañana me ofreció la oportunidad de entrar a trabajar en MBM, el despacho de arquitectura de Martorell, Bohigas y Mackay, responsables de la transformación de Barcelona.

Con una mezcla de respeto y miedo, me presenté a primera hora en el despacho de la plaza Reial donde trabajaban mas de 40 personas gestionando la increíble actividad internacional del estudio. Paralex, lápiz y goma, dibujaba los planos de una intervención urbanística, cuando detrás de mí noté el olor del caliqueño y la mirada del Sr.Bohigas. No me atreví a girarme ni a hablar. Una gota de sudor empaño el plano. No dijo nada, solo miró.

Hoy esta anécdota suena a un pasado lejano, a otros tiempos, pero refleja la autoridad y el respeto que imprimía la figura de Oriol Bohigas. Fueron unos años en los que aprendí la capacidad y responsabilidad de la arquitectura para transformar un espacio, una ciudad y ser un miembro activo de la sociedad desde la opinión formada.

Muchas tardes bajé a la primera planta y vi tras una cristalera a Oriol en su pequeño despacho, puro y pluma en mano, para luego salir juntos, invitado a cenar en familia al otro lado de la plaza. Con los años mi relación con Oriol y Beth, Andrea, Arola, Maria, Josep, Gloria fueron compartir momentos familiares, cenas, celebraciones y viajes. Disfrutaba al entrar en la biblioteca, donde Oriol escribía incansablemente, para poder charlar un rato sobre los últimos libros que había leído y que se almacenaban en un inmenso carro.

 Esta curiosidad por el conocimiento, por compartir y expresar han sido su gran legado. Fruto de ello fue el montaje de la exposición “ Arquitectures Perdudes . MBM 50 anys de projectes fracassats en la fundación Sa Nostra junto a Magdalena Aguiló. En esa exposición se repasaba la trayectoria de MBM a través de lo que le da grandeza a un estudio, la cantidad de proyectos que no han visto la luz, como base de la punta visible del iceberg.

Permitidme otra anécdota más.

Una de mis tareas en el estudio MBM, como recién licenciado, era la de hacer maquetas. En al ciudad de Aix-en-Provence el estudio diseñaba una intervención urbana que transformaría parte de la ciudad. Realizaba la forma volumétrica de lo que tendría que ser el palacio de congresos. Dudoso de cómo proseguir, pregunté por el Sr. Bohigas para saber su opinión. Me contestaron que se encontraba en Buenos Aires. A la mañana siguiente encontré sobre mi mesa un extenso manual de instrucciones, de su puño y letra, sobre cómo debía ser el edificio. No se le escapaba nada. Su capacidad de trabajo y su pasión por lo que hacia erar arrolladoras.

Tenemos la gran suerte de que Oriol escribió sus memorias entre aeropuerto y aeropuerto para dejar constancia de una época vivida.

 Hace unos años acudí a la casa de plaza Reial para hacerle unas preguntas sobre el arquitecto Francesc Mitjans, arquitecto del Tenis Palma, sobre él que realizábamos un documental. Me miró a los ojos y con la voz ya perjudicada por el Parkinson me dijo: “ Vicenç, està tot escrit ”.

 Me despedí de él este verano visitando la galería Hauser & Wirth en la Illa del Rei, en Menorca. Nos quedamos un momento solos contemplando la bahía del puerto de Maó. Guardamos silencio. Nos miramos y sonrió. Una mirada dulce y cariñosa con la que me quedo como recuerdo de la persona que tanto ha significado para mí, Oriol Bohigas, padre y mentor de mi intelectualidad.

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