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La Festa de la Poesia lanza un alegato contra la violencia y a favor de la libertad

El acto de ayer también fue una celebración de la salud y el reencuentro con el público

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La Festa de la Poesia lanza un alegato contra la violencia y a favor de la libertad

El recital que ayer clausuró el XXIII Festival de Poesia de la Mediterrània en el Teatre Principal de Palma se convirtió en un alegato por los derechos humanos, una condena de la violencia hacia las mujeres y una defensa de las libertades. Doce poetisas y poetas participaron en esta fiesta, entre ellos dos refugiados sirios, en el que se presentó a la poesía como «energía salvadora, literalmente y en todos los sentidos». Estuvieron acompañados sobre el escenario por el contrabajo de Antonio Cuenca.

El escritor Biel Mesquida, director del Festival de Poesia de la Mediterrània, animó al público a «recibir la poesía», a leerla, a difundirla y a disfrutarla. Una poesía que ayer se recitó y cantó en seis lenguas diferentes, minorizadas: catalán, árabe, euskera, gallego, francés y occitano, además del castellano.

Tras el paréntesis del año pasado, en el que el Festival tuvo que adaptarse a las restricciones por covid, ayer, se volvió a celebrar la Festa de la Poesia con poetas y público compartiendo el espacio de la Sala Gran del Principal. Durante la presentación, Mesquida recordó que este año estaba dedicado a Miquel dels Sants Oliver, a Joan Perucho y a Felícia Fuster, por enriquecer la lengua catalana. También remarcó que este encuentro entre poetas batallaba «contra la violencia y los asesinatos de mujeres», «contra la minorización de la lengua catalana». «Estamos a favor de las libertades», resumió antes de lanzar un alegato en contra de las fobias y de defender la supervivencia del planeta Tierra. «Estamos a favor, desde siempre, de los Derechos Humanos, tan y tan dañados», concluyó.

Acto seguido, el poeta catalán David Caño abrió el recital con algunas de sus composiciones. Le siguió la formenterenca Maria Teresa Ferrer, quien dedicó uno de sus poemas a «quienes yacen en las fosas comunes» y también a los refugiados sirios.

La poetisa y compositora francesa Sandra Moussempès sorprendió con su poesía, combinada con cantos y variaciones de su voz.

Tere Irastortza recitó poemas en euskera y en catalán. A continuación, Dolors Udina, autora de «traducciones llenas de excelencia», según destacó Mesquida al presentarla, leyó poemas de autores muy conocidos.

La mallorquina Antonina Canyelles dibujó imágenes sorprendentes con sus palabras y demostró su sarcasmo.

Después ocupó el escenario Suzanne Ibrahim, poetisa siria, periodista y escritora de cuentos, amenazada de muerte por los islamistas. «Una mujer valiente», la definió Mesquida.

Gonzalo Navaza expuso su poesía en gallego. Le siguió Aurélia Lassaque, quien recitó y cantó en occitano, su lengua paterna.

Mohamad Bitari, también refugiado sirio, defendió poemas que no hablan de guerra, sino de amor.

Las catalanas Lola Nieto, admiradora de Emily Dickinson, y Odile Arqué fueron las dos últimas invitadas a esta fiesta.

El XXIII Festival de Poesia de la Mediterrània comenzó el pasado sábado 20 de noviembre con la performance Brossy, a cargo de Rossy de Palma y Pi Piquer. Durante la pasada semana se representaron varios espectáculos poéticos.

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