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El Obispado elige S’Esgleieta para arrancar el inventario patrimonial

La herramienta de información, gestión y control se extenderá a toda Mallorca

s'Esgleieta, proyecto piloto del Obispado

s'Esgleieta, proyecto piloto del Obispado M. Mielniezuk

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s'Esgleieta, proyecto piloto del Obispado Raquel Galán

El templo de s’Esgleieta será el primero en el que el Obispado de Mallorca realizará el inventario de sus bienes patrimoniales. Esta iglesia desacralizada situada en la carretera de Valldemossa ha sido elegida entre todos los inmuebles de titularidad diocesana debido a que es «pequeña y asumible» para comenzar el «proyecto de crear una herramienta de información, gestión y control» de las cientos de miles de piezas de valor histórico, artístico o material repartidas por las 156 parroquias isleñas, afirma el vicario episcopal de Patrimonio Histórico y Cultural del Obispado, Francesc Vicens. El primer paso, tras instalar videovigilancia, se realizará el próximo año y será el estudio de conservación de las piezas y obras del templo del siglo XVII. Entre ellas destaca la tabla gótica de Santa María del Olivar, que preside el altar. «Data de 1490, aproximadamente, es del artista Rafel Mòger y formaba parte del conjunto del antiguo monasterio de las monjas que vivían aquí tras ser trasladadas procedentes de Santa Magdalena de Inca».

El vicario indica que allí tenían unas condiciones absolutamente precarias, por lo que les regalaron un olivar situado entre Esporles y Valldemossa, donde se construyó la pequeña iglesia y se colocó la tabla del siglo XV, «una de las más importantes del gótico mallorquín», remarca. Y se quedó en s’Esgleieta cuando las monjas se volvieron a mudar, esta vez a Palma, al solar en el que se encuentra el actual mercado del Olivar, de ahí el topónimo.

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El Obispado elige S’Esgleieta para arrancar el inventario patrimonial Manu Mielniezuk

Las facciones, las manos y la capa de la virgen, que sujeta una ramita de olivo, «parece que casi no han sido intervenidas o que se ha respetado el original, aunque el resto de la obra está muy alterado», en palabras de Vicens, quien ha estudiado Historia, Arqueología y Artes Cristianas en la Facultad Antoni Gaudí de Barcelona. Por ello, el taller de Restauración del Obispado, con Antònia Reig al frente, «tendrá que realizar pruebas de limpieza y un estudio para saber qué hay bajo la pigmentación añadida». El especialista bromea con que «en todas partes tenemos algún Ecce Homo de Borja». Sin llegar a tal extremo, apunta que a simple vista ve cambios como «el cielo con nubes, que no es propio del gótico, ya que en aquella época los cielos se ilustraban dorados; el suelo repintado y los adornos de color amarillo, que seguramente antes eran dorados».

Francesc Vicens explica que «no significa que los autores de los cambios se los hayan inventado, sino que han ido repasando lo que había, cubriendo los pigmentos originarios». El motivo es que la conciencia patrimonial era otra y «la prioridad no era conservar la pintura original, sino la devoción, por lo que si la obra estaba mal o tenía alguna pérdida, intervenían para embellecerla», un hecho que hoy en día «no se le pasaría por la cabeza a ningún restaurador».

‘Endavant ses atxes’

Además de dicha diagnosis de la tabla de la virgen de Santa María del Olivar, también se realizará un estudio sobre la conservación de cuatro retablos antiguos, uno de ellos del siglo XVIII, una decena de lienzos e imágenes, así como «otros elementos que no tienen un valor artístico ni material, pero sí histórico y en los que tal vez no pensamos». Vicens muestra para ejemplificarlo dos maderas largas apoyadas en una esquina junto al altar de la iglesia. «Se utilizaban cuando en los funerales llevaban los féretros hasta el templo y en ellas se colocaban cirios. De ahí viene la expresión mallorquina Endavant ses atxes, que es para decir comenzamos. La expresión completa es Endavant ses atxes i darrera el mort». A pesar de que carecen de valor material, «tienen que conservarse debido a que son testimonio de unos usos en un momento histórico concreto» y puede ser útil para un estudioso de los ritos funerarios en la isla, una tesis doctoral de otro tema, una exposición temporal o lo que se considere necesario, enumera el vicario de Patrimonio.

La metodología para elaborar el inventario que ahora arranca el Obispado establece tres criterios: histórico, con un valor material o que sea una obra de una autoría reconocida. Respecto al primero, ponen como fecha límite 1936, porque a partir de la Guerra Civil «cambian muchas dinámicas a nivel artístico y de conservación, ya que se extienden las imágenes prefabricadas de Olot y las piezas baratas y hechas en serie». Sobre los elementos de valor material, también hay que clasificarlos para tenerlos controlados, debido a que pueden ser objeto de robo, expolio o vandalización. Y en cuanto a las obras de artistas de renombre, Vicens lamenta que a menudo no se tiene en cuenta el arte contemporáneo religioso y tiene tanta importancia como el antiguo, por lo que también debe formar parte del inventario de la Iglesia de Mallorca.

Arca aplaude el proyecto

La asociación que vela por la protección del patrimonio de Mallorca, ARCA, aplaude que el Obispado inicie el inventariado de sus bienes patrimoniales y destaca el «valor añadido» que tienen los inmuebles religiosos, a diferencia de otros edificios históricos, como por ejemplo castillos y palacios. «Cuentan con la particularidad de que son los únicos que están en el lugar donde se construyeron y se continúan utilizando con la misma finalidad para la que se crearon», recuerda. La Unesco «siempre ha valorado que las restauraciones mantengan su uso o que sea lo más parecido posible al original».

Además, la importancia del inventario que comenzará de inmediato también radica en que «el 98% del patrimonio de Mallorca es eclesiástico, por lo que es el que más interés crea» en la entidad proteccionista. Alaba que la Diócesis «tiene cada vez más una sensibilidad especial con los temas de patrimonio», aunque lamenta que «se han suprimido los estudios de Historia del Arte destinados a los seminaristas, algo de vital importancia para que conozcan, valoren y tengan sensibilidad con todo lo relacionado con el patrimonio en general y el eclesiástico en particular».

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