Charles Lloyd (Memphis, 1938) es uno de los saxofonistas más cautivadores y creativos que ha dado el jazz en las últimas décadas. Considerado para muchos el discípulo del gran John Coltrane, llegó a vender más de un millón de discos y luego decidió dar la espalda al éxito para dedicarse a la meditación, movido por crisis existenciales, refugiándose en las montañas de California y entregándose al cultivo de alcachofas. A sus 83 años está de vuelta. El próximo 28 de noviembre regresa a Mallorca, una isla que conoce y que le inspiró una canción. Actúa en el recinto de Son Amar, con motivo del Jazz Voyeur.
¿Qué le llevó a escribir una canción como Mallorca en 1972?
A finales de la década de 1960, Mallorca e Ibiza tenían una cierta mística. Esto despertó mi curiosidad e imaginación. Nunca viajé allí hasta... creo que fue en 2004. Nos quedamos en el mar durante varios días y tuvimos un concierto increíble en la plaza del pueblo [de sa Pobla]. Geri Allen estaba conmigo entonces, junto con Reuben Rogers y Eric Harland.
¿Qué recuerdos guarda de Mallorca?
La fuerza salvaje de la naturaleza en la isla, la luz y todos los colores del mar.
A sus 83 años, ¿qué le mantiene en el escenario?
Amo hacer música. Ha sido mi pasión toda mi vida. Ahora tengo ocho décadas de experiencia que puedo aportar a mi creación musical. También tengo una mente de principiante, así que cada vez que actúo es como una nueva experiencia.
¿Cuándo supo que quería expresarse a través de la música?
Cuando tenía tres años, mi tía me llevó a un desfile donde vi y escuché un saxofón por primera vez. Se encendió una luz y supe que eso era lo que quería hacer.
¿Qué define al cuarteto con el que actuará en Mallorca?
¡Este es un cuarteto maravilloso! Gerald Clayton ha estado tocando conmigo desde 2013 cuando sustituyó en dos conciertos a Jason Moran. Llevamos ocho años haciendo música juntos. Se ha convertido en un músico impresionante y poético. Reuben Rogers lleva conmigo desde 2004, el mismo año en que vine a Mallorca por primera vez. Reuben no solo es nuestro ancla en la música, evitando que vayamos demasiado lejos, sino que también le encanta volar y no tiene miedo de unirse a mí en el Hyperion. Kendrick, como Eric Harland, es de Houston, que es un hervidero de talento para cierta generación. Jason Moran, Eric Harland, Robert Glasper y Kendrick fueron a la misma escuela secundaria que tenía un programa de música muy sólido.
¿Qué exige a los músicos que le acompañan?
Apertura, flexibilidad, creatividad, compasión y, sobre todo, amor por la música.
En 1967 su Cuarteto se convirtió en el primer grupo de jazz estadounidense en actuar en la URSS, por invitación del pueblo soviético. ¿Siempre ha estado interesado en abrir nuevos caminos, no solo musicales?
Para ese concierto no estábamos haciendo cálculos de ser los «primeros», sucedió orgánicamente, organizado por los poetas y científicos. Solo te das cuenta más tarde si estás abriendo nuevos caminos.
¿Qué le mantiene ocupado últimamente?
Me estoy preparando para mi concierto en Son Amar el día 28.
¿Puede cambiar el mundo con la música?
Cuando era joven pensé ingenuamente que podía cambiar el mundo con la belleza de la música. Llegué a descubrir que lo único que realmente puedo cambiar es a mí mismo, así que continúo trabajando en mi personaje. La música siempre ha sido mi inspiración y consuelo, y durante este tiempo tan largo y difícil de Covid espero poder llevar esto a la audiencia.
