Ahora que ha pasado Tots Sants y los camposantos se han vaciado de nuevo, el escritor y periodista Carlos Garrido invita a recorrer el de Ciutat para conocerlo mejor y disfrutar de «un paisaje lleno de arte y de historia y muy sereno, donde las cosas cambian poco». Su cicerone desde hace más de una década, gracias a las pioneras rutas guiadas que realizaba los días previos a los Santos Difuntos, presenta hoy su nuevo libro, Un paseo por el cementerio de Palma, en el Centre de Cultura sa Nostra. Los lectores encontrarán en él más de un centenar de puntos de interés y varios planos para que los aficionados puedan llevar a cabo un itinerario por este «gran museo con tres vertientes, una histórica, otra artística y una que conecta con las emociones».

Respecto a la parte histórica, explica que «si se estudian los nombres, fotos, nacionalidades, etc., uno puede hacerse una idea bastante aproximada de la evolución de Palma desde principios del siglo XIX hasta ahora, con la llegada de los apellidos peninsulares, los extranjeros, la zona para los entierros musulmanes...» En cuanto al valor artístico, recuerda que «allí trabajaron los mejores arquitectos, canteros, tallistas y escultores, como Miguel Arcas y Tomás Vila». La vertiente de las emociones «se refleja en la gente que acude al cementerio a rezar, llevar flores a sus seres queridos, expresar su dolor, pensar, hablar con una tumba... Son situaciones y símbolos que no encuentras en ningún otro lugar de la ciudad», destaca Garrido.

Sin embargo, «no hay que ver los cementerios como un recinto solo de muerte, sino sobre todo para los vivos, quienes los visitan y disfrutan. Prueba de ello es que hay muchos aficionados a pasear por ellos, es una tendencia en toda Europa». Y concluye que «si los cementerios no tuviesen una función para los vivos, serían un mero depósito, un lugar de enterramiento, pero son mucho más».