Daniel Monzón (Palma, 1968) compartió ayer con el público mallorquín una proyección de su nueva película, Las leyes de la frontera. El cineasta presentó su nuevo filme en la Sala Augusta, el que fue el cine de su infancia, pues residía en la calle Eusebio Estada, «donde la ciudad terminaba». En el taxi camino a Palma, el director fue reconocido por el conductor, quien le explicó su propia historia respecto a aquellos años, cuando España salía del franquismo y se asomaba la democracia. «Yo soy del barrio de Corea y reconozco lo que explicas», le espetó el taxista, ansioso de ver la película, una crónica de aquellos años de la Transición, una historia de aventuras y de amor, un guiño dignificado y sofisticado al cine quinqui, nuestro neorrealismo.