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Audrius Stonys: «El mercado puede ser más exigente que la censura de la Unión Soviética»

Su película ‘The Woman And The Glacier’ fue la encargada de inaugurar ayer el festival MajorDocs, que se celebra en Palma hasta el día 9

El cineasta Audrius Stonys, ayer, en Palma. G. Bosch

El festival de cine documental MajorDocs empezó ayer en Palma su nueva edición con la proyección del filme The Woman And The Glacier del director lituano Audrius Stonys. Antes de empezar, el cineasta conversó con este diario sobre su trabajo y el cine documental.

Stonys explicó que está «muy contento» de estar en Mallorca porque es un gran amante del cine español y cree que es importante apoyar festivales como el MajorDocs: «Tuve el placer de enseñar durante un tiempo en Barcelona, y pienso que el público español es el adecuado para enseñar esta nueva película». Detalla que The Woman And The Glacier es una historia extraña sobre una mujer que pasa toda su vida sola en un glaciar y condiciones muy difíciles: «Quería entender cómo se vive en estas circunstancias y por qué alguien decide tomar esta decisión». Defiende que para él era importante ir al fondo de la cuestión y saber cómo puedes sobrevivir en un lugar así, donde «cuesta encontrar la felicidad en la soledad». «Aprendí que puedes serlo incluso si estás totalmente solo».

En diversas ocasiones, el director ha defendido que la libertad es fundamental a la hora de abordar cualquier obra artística, sobre todo si se trata de una película: «Es la única condición necesaria para hacer cine, pero tienes que serlo por encima de todo». Cuenta que empezó a filmar cuando su país pertenecía a la URSS, donde la censura era «enorme». Cree que siempre habrá obstáculos que impidan llevar adelante un proyecto: «Antes era la censura, ahora es el mercado». Desde su punto de vista, es fundamental que los cineastas puedan hacer películas «de la forma que ellos quieran, sin limitaciones». En su caso, confiesa que siempre ha sido libre, porque de otra forma «no hubiera empezado a hacer cine»: «Nunca he dejado que me fuercen ni me obliguen a hacer películas que no quería».

Afirma que, en la actualidad, la libertad sigue siendo limitada por los límites que establece el mercado. «Puede ser más exigente que la censura de la URSS», apostilla. Apunta que puede ser un gran problema para los cineastas si quieren mantener su voz y sus ideas.

Por ello, su consejo para las nuevas generaciones es que lo intenten y sean valientes: «Cada uno debe encontrar su propia voz y hacer películas únicas, no hay que imitar lo que hacen otros».

No cree que todas las películas sean políticas porque «algunos filmes hablan sobre el alma. La política es temporal y prefiero las cuestiones eternas».

Sin poder decir nada de momento, cuenta que ahora mismo está trabajando en un proyecto en Armenia sobre «un libro escrito hace mil años».

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