Diario de Mallorca

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Entrevista
Irvine Welsh Escritor

«Pensé que me moriría antes de los 30, al no ocurrir me sentí decepcionado»

El autor de ‘Trainspotting’, novela que fue llevada al cine por Danny Boyle, sostiene que sus personajes «desearían vivir en Magaluf»

El escritor escocés Irvine Welsh, ayer en la terraza del hotel Innside Calvià Beach. | LEM

Es la primera vez que pisa Mallorca pero seguro que había oído hablar de Magaluf. ¿Qué imagen tenía de este lugar?

Magaluf es conocido en el Reino Unido como Shagaluf, por lo de follar [to shag]. Con eso de lo digo todo, esa es la imagen que los británicos tenemos de este lugar. Es un destino de paquete vacacional para gente más mayor que la que va a Ibiza, y obviamente un destino en el que se consume mucho alcohol. Desde que llegué he visto por aquí a muchos gordos, rapados, y calvos, como yo, porque me considero uno de ellos, tambaleándose por las calles de un lado para otro. La gente viene a Magaluf a emborracharse, son tipos que hablan alto, y probablemente vienen con la esperanza de encontrarse con otras gordas que también se tambalean para hacer lo que al fin y al cabo quieren hacer juntos. Pero por otro lado es un lugar muy bonito, esta isla de ahí enfrente es preciosa [señala la isla de sa Porrassa] y las vistas son espectaculares, tanto del mar como de las montañas. Desde luego es mucho más bonito que Torremolinos [Málaga], otro destino típico para los británicos. Aquí vienen las personas que han conseguido ganar mucho dinero en la construcción, y también los que han conseguido ganar pasta con la venta de estupefacientes. Esos son los que vienen de vacaciones.

Drogas, hooligans, peleas, policía, clubes, camellos, alcoholismo... ¿Los personajes de Trainspotting podrían residir en Magaluf?

Creo que algunos han venido a visitar la zona y en algunos casos incluso con la idea de quedarse aquí. Me puedo imaginar perfectamente a Begbie [uno de los jóvenes conflictivos de la pandilla de Trainspotting, el único que no se drogaba y el más peligroso] en su adolescencia viniendo de viaje a Magaluf con el deseo de montar un bar o tener un apartamento en el futuro. Y también a Sick Boy [otro de los pandilleros de Trainspotting].

Con El artista de la cuchilla, novela que Anagrama publicó el pasado mes de julio en castellano, recupera al carismático psicópata Francis Begbie. ¿Por qué lo eligió a él y no a otro?

La verdad es que no sabía qué hacer con Begbie. Era un personaje que se había quedado como un poco perdido, y con el estilo de vida que llevaba de alguna manera iba a acabar muerto. Así que quise reformarlo, pero dándole un estilo distinto de maldad. Una violencia más de sangre fría, una violencia que quizá está más sancionada por la sociedad en estos momentos. Me pareció que sería una buena parábola de lo que ocurre en el mundo actualmente, porque la violencia callejera que había antes, la violencia de la clase obrera, se ha perdido un poco. La violencia que existe ahora tiene más que ver con la CCTV (circuito cerrado de televisión), con los controles, con el poder... es una violencia más de clase alta. Pensé que sería interesante que Begbie se desarrollara dentro de esa violencia más fría y manipuladora, que es la que impera.

"El impulso creativo tiene un punto destructivo y criminal"

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Begbie es ahora un escultor, reconocido por sus bustos distorsionados y mutilados de rostros famosos. ¿Un artista tiene algo de psicópata?

Sin duda hay un vínculo entre el proceso creativo y el proceso destructivo. Son dos elementos que están alineados, y de alguna manera están muy cerca y a la vez muy lejos. De hecho el proceso destructivo es como una versión frustrada del proceso creativo. Para mí es así, yo lo llevo en mi ADN, porque soy un viejo anarquista. No sé si eso es verdad en sí, pero yo lo siento así, y creo que para muchas personas el proceso creativo precisamente se ha visto frustrado por la sociedad, por la cultura, por las restricciones, y se ha dejado a estos artistas sin la munición para poder defenderse. Eso hace que su proceso creativo se vuelva destructivo. Muchos artistas, a lo largo de la historia, han estado muy cerca de ser unos criminales. La línea entre la criminalidad y el proceso creativo es muy delgada. El impulso creativo tiene un punto destructivo y criminal. Y yo tengo muchos amigos, que son artistas y músicos, que debido al pasado que han vivido, a raíz de algunas decisiones que tomaron se les ha calificado como artistas y no como criminales. Casualidades, de alguna manera. Así es como somos en esta sociedad hoy en día.

¿Usted se ha sentido alguna vez perdido en la vida?

Sí, la verdad es que yo pensaba que me iba a morir antes de cumplir los 30. Estaba convencido de que así sería. Era una fantasía que tenía. Mi papá se murió joven y pensaba que a mí me sucedería lo mismo. Muchos familiares y amigos míos fallecieron por accidente, abuso de alcohol... se fueron muy pronto, muy jóvenes. Sin embargo, por la familia de mi madre llegaban a mayores. Como pensaba que me iba a morir joven siempre he vivido sin límites. Ya que iba a vivir poco, pues que fuera bueno, me decía a mí mismo. Durante la adolescencia, y también cuando tenía veintitantos, consumí muchas drogas y mucho alcohol, y de alguna manera lo mío se había convertido en una especie de profecía. Sinceramente, cuando pasé los 30 me sentí decepcionado. Joder, todavía estoy aquí, pensaba. Así que opté por hacer algo con mi vida, y me puse a escribir.

Irvine Welsh congregó a un gran número de gente durante su entrevista con Marta Terrassa. | LEM

Antes señaló que hoy impera la violencia psicológica, manipuladora. ¿Por qué lo cree así?

Creo que hoy en día vivimos un tipo de violencia psicológica, dado que se está dando un cambio en la humanidad, porque pasamos de una sociedad industrializada, de trabajos remunerados, a una sociedad tecnológica, en la que la tecnología lo puede solucionar todo. Pero por otro lado no tenemos un sistema político que realmente pueda dar apoyo, porque simplemente sirve a la elite, no está a la altura del cambio social que hemos sufrido. La política hoy en día no está al servicio de la gente, de la comunidad, y es por eso que los sistemas políticos son represivos. Sucede lo mismo que con los sistemas fascistas y autoritarios, donde lo único que tiene sentido es la represión para obtener el control. La tecnología por un lado nos ha dado mucha libertad, puede darla, pero al mismo tiempo el aspecto social, de la sociedad industrial, todavía sigue ahí. Eso hace que la política intente ser violenta, porque no sabe qué ofrecer, porque no ha cambiado al mismo tiempo que lo hacía la sociedad. Estamos en ese punto. Además existe un miedo a la extinción, por los problemas poblacionales, el cambio climático, la pandemia... y todo eso alimenta ese miedo. Los estados, las grandes corporaciones, las elites políticas, están en la cresta de esa ola. No saben qué hacer, cómo adaptarse. Se apuesta por el modelo Putin, el modelo chino. Lo están haciendo todos los estados: represión y violencia psicológica.

"La política es violenta, represiva, porque no sabe qué ofrecer y solo sirve a la elite"

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La música jugó un papel muy importante en sus años de juventud. Usted vivió la explosión punk en Londres, la de los Sex Pistols y los Clash, y llegó a ejercer de guitarrista y vocalista de una banda. ¿Todo eso forma parte del pasado o sigue necesitándola de algún modo como alimento vital?

Sí, la música fue muy importante en mi juventud, y lo sigue siendo actualmente. Actualmente me muevo con una performance de tecno, con la que he actuado en distintos festivales. También hago algunas cosas con la banda The Libertines, con la que publicaremos un disco el próximo año, y hemos sacado trece canciones nuevas para el musical de Trainspotting. A la música le dedico el 60 por ciento de mi tiempo laboral, el resto, a la escritura y la televisión.

The Exploited, un grupo de su Escocia natal, icono del punk británico, actuará en Mallorca en 2022. Tengo entendido que es muy buen amigo de algunos de sus integrantes.

¡Oh, los Exploited! Conozco a Wattie Buchan, su cantante, una persona con muchísima fuerza que cree firmemente en la ética del punk. También soy muy buen amigo de Robbie, el guitarrista, que también ejerce de productor de películas de terror independientes. Son muy grandes, seguro que gustan en Mallorca, y seguro que Mallorca les gustará a ellos.

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