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Literatura
Bob Pop Escritor

«La literatura es el único refugio de desconexión en esta sociedad tan hiperconectada»

El escritor participa hoy a las 21 horas en un coloquio con el periodista Ricardo Moyà y la artista Flavita Banana en el festival LEM

El escritor Bob Pop. ARCHIVO

Bob Pop (Madrid, 1971) tiene una mirada única que le ha convertido en un referente para muchos, pero su serie Maricón perdido y sus apariciones en televisión y radio dejan claro que es, ante todo, un pensador necesario.

Un festival de literatura en Magaluf. ¿Buena metáfora?

Es una ocasión muy divertida para encontrarme con gente a la que leo, admiro y quiero. Además, que sea en Magaluf me parece muy divertido porque significa reivindicar un espacio tradicionalmente reservado para otro tipo de ocio. Un espacio popular y de evasión que toma la literatura.

¿Qué ha supuesto para usted la serie Maricón perdido?

No me esperaba para nada esta recepción y este cariño tan grande de los espectadores. Ha sido una sorpresa muy agradable. Aún no sé qué ha supuesto exactamente para mí. Supongo que mucho trabajo, mucho ir y venir, alegrías, y ahora el vértigo de saber qué va a ser lo próximo. Tengo la tentación de hacer algo parecido, pero sin repetirme y yendo por otros sitios.

En la serie relata hechos muy personales y vivencias relevantes. ¿Cómo ha sido la experiencia de verlo en la pantalla?

Me ha servido para relatar una historia que me apetecía mucho contar. Era utilizar mis vivencias para contar la historia de mucha otra gente. Quería reflexionar sobre temas que me interesan como el cuerpo, la enfermedad o la necesidad de escribir. No ha sido una terapia porque yo ya lo había procesado en una terapia pagada, aunque ha significado poder poner orden elementos que acaban componiendo un relato importante que necesitaba ser contado.

Aprovechando el contexto, ¿qué ha significado la literatura en su vida?

Me ha servido para entender que el mundo es mucho más amplio de lo que la vida me mostraba. A través de los libros he ido descubriendo posibilidades de la realidad que me daba la ficción. La literatura está para abrir límites y ensanchar márgenes. Ahora mismo me parece el único refugio de desconexión en esta sociedad tan hiperconectada. Parece que, siempre que haces algo, hay alguien mirándote por encima del hombro. Leer en papel es de los pocos gestos de buena libertad que existen en la actualidad.

¿La lectura es un espacio de resistencia?

Absolutamente. Las mesas de las librerías físicas son las mayores transgresoras. Creo que la mejor forma de romper los algoritmos es llegar a una librería y elegir un libro. Es una vuelta al libre albedrío. Todos los libros acaban conformando una red que provoca que tengamos pensamientos diferentes porque hemos leído libros distintos.

¿Se considera un narrador nato?

Creo que sé contar historias y necesito contarlas. Es una especie de revancha a ese tiempo en el que tuve que callarme lo que pensaba y sentía. Ahora tengo el privilegio de tener un altavoz. No sé si soy un narrador nato o alguien que ha aprendido a narrar gracias a gente muy buena.

Usted afirma que le parece ilícito escribir reseñas gratis porque hay gente que vive de ello. ¿Está aumentando aún más la precariedad de los oficios vinculados a la escritura?

Es más bien una autoexplotación terrible. Hay muchos estratos diferentes porque algunos escriben gratis y otros escriben pensando que en un futuro les pagarán. Nos da la perspectiva de cuánta gente hay cuyas voces solo se escuchan en esos espacios. Estamos haciéndolo mal como sociedad si existe esa desesperación. Además, estamos usando herramientas como Twitter que premian los mensajes más broncos. Tenemos que buscar lugares de conversación donde todas nuestras voces se puedan escuchar, porque puede ser desesperante que la democracia real dependa de una multinacional que solo busca obtener beneficios.

Hace poco pudimos ver imágenes de una concentración neonazi en Chueca. ¿Existe una cierta involución social?

Creo que se trata más bien de una reacción. El término reaccionarios funciona muy bien aquí. La sociedad está avanzando gracias a muchísima gente que sigue luchando, y los que creían que las cosas no iban a poder cambiar están viendo cómo cambian delante de sus narices. Se sienten con la necesidad de escenificar una resistencia ante algo que es imparable. Obviamente al que le toque recibir los golpes no lo verá así, pero esto significa que han salido de sus guaridas porque son conscientes de que las cosas van a cambiar y van a perder sus privilegios de siempre.

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