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Rubén Ángel Russo Pianista

«Es muy importante que si un joven decide ser músico tenga el apoyo de su familia»

El pianista madrileño actúa esta noche en el Festival de Deià y mañana en Sa Bassa Rotja de Porreres

El pianista Rubén Ángel Russo (Madrid, 1997), durante una actuación.

Se inicia a los seis años, pero desde los tres mostró interés por la música. ¿Cómo fue su infancia?

Por suerte mi casa estaba siempre llena de música ya que mi padre era guitarrista profesional. Me crié escuchando Bach y Beethoven, y eso marca. Tuve esa suerte, la de tener la música en el hogar desde siempre. Así que me eduqué acompañado por los grandes compositores.

Tener a un padre músico profesional, ¿cómo le influyó?

Fue de una gran ayuda. Primero porque me inició en ese mundo y luego porque me entendió y apoyó cuando decidí ser músico. Cosa que no siempre pasa, pues se han dado casos de niños que, teniendo aptitudes hacia la música, no han tenido el respaldo familiar y lo han dejado. Es muy triste, pero existe. Es muy importante que si un joven decide ser músico tenga el apoyo de su familia.

De hecho usted estudió en una academia de música que regenta su familia.

En efecto, mis padres tienen una escuela de música en Madrid, allí crecí y estudié mis primeros años. Ahora sigo estando relacionado con la escuela ya que cuando mi agenda de conciertos lo permite doy clases de forma puntual.

¿Por qué el piano?

De pequeño quería ser guitarrista, como mi padre, pero con el tiempo vi que el piano me ofrecía unos elementos que me permitían canalizar mejor mis sensibilidades y expresar mis ideas musicales, así que opté por dedicarme a él.

¿Cuándo decidió que sería un músico profesional?

Pues no hay un momento concreto. Solamente puedo decir que desde niño pensaba que mi vida estaría relacionada con la música. Siempre tuve claro que quería vivir por y para la música.

Y pasó de la academia familiar al Conservatorio.

Sí, a los nueve años y hasta los dieciséis estudié de forma reglada. Y si bien hubo sus momentos de luces y sombras, me quedo con lo primero, con lo positivo que representó estudiar con profesores, algunos de los cuáles marcaron mi futuro.

¿Y conocer a Josep Colom?

Sin duda fue una experiencia única. Fue, si no la primera, sí una de las primeras veces que me encontré con alguien con quien podía confiar plenamente. Como músico y como persona, Colom es único. Es un ejemplo a seguir, profesional y humanamente. Y fue a través de Josep Colom que conocí a Alfredo Oyágüez, el director del Festival de Deià, a quien quiero agradecer que confiara en mis posibilidades y me invitara a participar en este ciclo que impulsa a jóvenes pianistas de aquí y de fuera.

Ha sido galardonado repetidamente en concursos. ¿Es necesario para un joven el hecho de concursar?

Pregunta complicada, sin duda. A través de concursos he tenido mis satisfacciones y recompensas, pero también decepciones. El terreno de los premios es difícil, ya que no siempre gana el mejor sino el que está mejor en un momento concreto y que, además, sabe transmitir sus ideas a un jurado específico. Recomiendo que, si un joven pianista decide ir a concursos, pues bien, pero que no haga de eso su objetivo. Tocar música no es como el deporte que se premia al que llega primero o al que marca más goles. El arte es más subjetivo.

Uno de sus premios le fue concedido por el Rotary Club de Palma.

Fue hace tiempo, pero lo recuerdo como una experiencia fantástica. Fue la primera vez que vine a la isla y me sentí muy a gusto.

Después de ser considerado una de las jóvenes promesas del piano español, ¿cuáles son sus objetivos?

No me fijo objetivos concretos. Hoy por hoy lo que pretendo es no encasillarme y mi proyecto inmediato es aprender y tocar lo mejor posible, conocer más a fondo la música, su historia incluso. Y como instrumentista quiero conocer y transmitir los secretos y posibilidades del piano.

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