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Ossifar, 30 años de los reyes de la verbena

El grupo que revolucionó la escena musical mallorquina con sus originales canciones recuerda sus comienzos y su trayectoria

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Ossifar, 30 años de los reyes de la verbena

Hace ya 30 años que los mallorquines empezamos a saber que hablar de un rap no es hablar de música sino de un peix, que en el sur de Llubí patrullaba el temido Sheriff Ripoll o que el nombre de Tòfol Colom no alude al descubridor de América, sino a un joven que va de Felanitx a Washington. Estas afirmaciones, que pueden parecer un tanto alocadas, son parte de las letras de algunas de las canciones más icónicas de Ossifar, un grupo local que se convirtió en el rey de las verbenas de Mallorca en los años 90. (Vea aquí la galería).

Su música alegre y humorística, que abastecía estilos desde el pasodoble hasta el rock o pinceladas de electrónica, conectó de lleno con la identidad de la isla desde el primer momento gracias al toque rural, las letras parodiando el acento mallorquín entremezclado con el castellano y la crítica irónica sobre aspectos que hoy en día siguen en el punto de mira, como el turismo de masas: Every day is sunday in Mallorca (Cada día es domingo en Mallorca), rezaba uno de sus temas del cuarto disco, Da-li cebes!

Tres décadas después, y en honor a tres componentes de la banda ya fallecidos (Biel Mesquida, que fue uno de los fundadores, Miquel Pieras y Alberto Ruiz), uno de los dos integrantes que daba voz a Ossifar, Llàtzer Méndez, natural de Son Macià (Manacor), sacará la semana que viene una canción con una duración de 14 minutos llamada Putpurri, donde integra un tema nuevo con las partituras más conocidas del grupo.

«La canción nació por la pandemia, a raíz de la muerte de diferentes músicos mallorquines en poco tiempo. Esto hizo que me acordara de mis compañeros fallecidos, y la he querido crear a modo de homenaje», explica Méndez. «En el tema nuevo cuento que ellos tres están montando verbenas en el infierno, que tienen un bar de desayunos desastroso y coñas de este tipo, entrelazado con canciones típicas. Estoy muy satisfecho con el trabajo, quedará para el recuerdo y será mi última aportación a Ossifar», aclara.

La historia de un pozo negro

El grupo nació a mediados de los 80, cuando una noche unos amigos se intercambiaron sus instrumentos musicales «y sonaba tan mal», explica el de Son Macià, «que Pieras dijo que parecíamos una empresa que trataba con pozos negros, donde terminan las aguas residuales. Fue una ocurrencia que nos gustó y tomamos su nombre». A finales de la década hicieron una maqueta con ocho canciones que la gente se fue copiando en grandes cantidades, y en 1990 Llàtzer Méndez decidió que se tenía que crear el grupo. «No podíamos esperar más, contactamos con la discográfica Blau, que nos acompañó siempre, y creamos el primer disco ese año», recuerda.

El disco tuvo un cierto éxito de ventas y en verano hicieron las primeras cinco actuaciones en diferentes municipios, pero el verdadero boom vino con el segundo trabajo, y especialmente con una de las canciones, El Sheriff Ripoll. «Fue una locura que sonara de repente por los altavoces en Palma en plena Navidad», relata Méndez. «Cuando volví de vacaciones, en el periódico vi una contraportada del Diario de Mallorca donde se decía que en la isla Ossifar estaba vendiendo más discos que Michael Jackson, era alucinante», rememora el otro cantante de la banda, Luis Arboledas, también colaborador de este periódico.

Tal fue el éxito que prácticamente sacaron un disco anual hasta 1997, tuvieron una media de entre 20 y 25 actuaciones cada año en las fiestas populares y arrasaban allá donde iban. «No fue nada estudiado, simplemente conectamos con la gente, nos encantaba hacer tonterías en el escenario, y las letras y la música las cuidábamos mucho», destaca Arboledas. «Nuestro humor puramente localista y de cosas cotidianas enganchó, llegamos a tener un caché similar a grupos que venían de la península», subraya por su parte Méndez. Ossifar fue el grupo más popular de esos años en Mallorca, pero también en Menorca, donde «proporcionalmente puede que tuviésemos todavía más éxito», afirma el cantante manacorí, que describe esos años como si fueran auténticas estrellas del rock.

Entre anarquismo y calidad

«Tuvimos la suerte de acertar con nuestra fórmula, pero la verdad es que éramos bastante anárquicos», recuerda Luis Arboledas. Tal y como relata Méndez, muchas de las canciones, sobre todo las primeras, como Los quemelos o Mujer de aliento asesino, salían de anécdotas o «en una improvisación de quince minutos». Aun así, los dos cantantes destacan la «gran calidad musical que teníamos», rodeados de músicos como el guitarrista Carlos Lambertini, el bajista Miquel Pieras, que también fue integrante del grupo Los Beta, o el batería Jaume Ginard, un cóctel que verdaderamente funcionó. «Y que me ha permitido seguir haciendo discos a día de hoy con otros proyectos», explica Méndez.

Los dos vocalistas destacan un concierto en concreto, el de la plaza de Toros de Palma en 1993, donde presentaron su tercer disco, Indiana Pons en busca de la porsella rustida, como el más espectacular que hicieron, «con la plaza a reventar». «Ahí la gente se dio cuenta del show que estaba montando un grupo de la isla, era impensable hasta entonces», apunta Méndez. Cada integrante subió al escenario acompañado de un asno y, además en mitad de una canción, él apareció montado sobre un pequeño tractor. «Nos tenían que comprar sí o sí con lo que hacíamos», cuenta.

Otro de los conciertos multitudinarios se celebró en el pabellón deportivo de Porreres, «con unas cinco mil personas», recuerda Arboledas. En municipios como Campos, por ejemplo, llegaron a tocar durante cuatro años consecutivos en las fiestas populares. «La gente solo quería ver el show», subraya el vocalista de Son Macià.

Con el paso de los años, «costaba sacar temas redondos y yo consideraba que habíamos llegado a un punto en el que era muy complicado mantener el nivel o subirlo», lamenta Llàtzer Méndez. «No nos divertíamos tanto», añade Arboledas. «Si hubiésemos tenido el éxito de Mallorca a nivel nacional, seguramente no lo habríamos dejado nunca, pero teníamos una vida laboral diferente y en un momento dado decidimos dejarlo», apunta el vocalista natural de Madrid.

Por su parte, el otro miembro del núcleo duro del grupo, Biel Mesquida, era más reticente a deshacer la banda. Sin embargo, en 1997 Ossifar sacó el que sería su último disco, A pixar i a jeure, y un año más tarde se despidió de los escenarios para siempre tal y como se conocía la banda.

En el año 2003, Mesquida, uno de los guitarristas y el alma organizativa del grupo, fue encontrado muerto en la cuneta de la carretera que une Palma y Valldemossa. «Fue una verdadera tragedia, la forma en cómo sucedió todo», recuerdan los dos cantantes del grupo. Este hecho fue un argumento que complicó todavía más que tanto Méndez como Arboledas apostaran por volver a unir la banda.

Aun así, un año después, en septiembre de 2004, quisieron hacer un concierto a modo de recuerdo hacia Mesquida en la plaza Major de Palma, considerado por los dos vocalistas como «tremendamente emotivo». En un momento dado, en medio de los agradecimientos a todas las personas que colaboraron con la banda, subió el hijo del guitarrista fallecido, que había estado implicado en Ossifar en varios momentos, plenamente emocionado.

Proyectos distintos

Ossifar no tuvo ningún amago de retorno, ya que para que se diese en su momento o suceda hoy en día, «creo que debe ser entre Luis y yo, por la manera con la que lo hemos vivido». Sin embargo, Luis Arboledas y Carlos Lambertini, junto con algunos de los integrantes del grupo verbenero Horris Kamoi, liderado por Joan Barceló, fundaron Orrifar, un proyecto que duró dos años, entre 2016 y 2017, y que en el repertorio que ofrecía en las fiestas populares aparecían diversas canciones del grupo mallorquín, aparte de que crearon el disco propio Mandando huevos.

Aun así, nada era lo mismo que veinte años atrás. «La sensación con Ossifar era que la gente venía a escucharnos, pero con el nuevo grupo la gente iba a ver lo que había, le daba igual quién tocara. Era nuestra sensación», lamenta Arboledas.

Por su parte, Llàtzer publicó en 2019, como enMéndez, su trabajo en solitario El rei dels Mobylettes, y en las actuaciones que llevará a cabo «cuando se pueda» cantará también ese tema nuevo que ha realizado como homenaje a los tres integrantes fallecidos de Ossifar.

El grupo y su trascendencia musical, después de deshacerse como banda, dejó un gran vacío en el mundo de las fiestas populares. Hubo dos grupos que recogieron el testigo y podían ser algo asimilables al show que montaban estos mallorquines. Por un lado estaba Anegats, con un repertorio de temas propios, y que empezó a recorrer la isla a principios de siglo. Después de estar un tiempo separados, volvieron hace pocos años con un nuevo disco, con el que reanudaron sus giras por todos los municipios.

Fuente de inspiración

Por otro lado estaba Horris Kamoi, una banda creada en 1998 con Joan Barceló a la cabeza, que con sus versiones de canciones conocidas iban de verbena en verbena. «Naturalmente Ossifar fue nuestra fuente de inspiración. No había ningún grupo que se pudiera asimilar a ellos en aquellos años, llenaban allí donde iban», explica el vocalista felanitxer. «Además, realmente sus canciones eran tan buenas que eran muy difíciles de versionar», añade. El grupo llegó a tener una media de 25 ó 30 actuaciones por verano, «e incluso un año llegamos a las 38». Horris Kamoi se separó en 2015, después de 17 años tocando, «por los cambios que habían experimentado las verbenas y los jóvenes como uno de los grandes motivos», en palabras del cantante.

Finalmente, hoy en día, tal y como expone Llàtzer Méndez, «hay una gran variedad de grupos mallorquines con temas propios», como Xanguito, OR o Ses Bubotes, más enfocados a las fiestas populares, como Ossifar. «Cuando montamos Ses Bubotes teníamos la idea de ser como Ossifar, son nuestra inspiración», explica Miquel Sintes, guitarrista del grupo. «Tenemos varias cosas en común: tocamos en verbenas con canciones propias, probamos cualquier estilo, desde canciones heavy a baladas, y además el humor mallorquín y políticamente incorrecto nos junta. Somos de épocas distintas, pero a nosotros Ossifar nos enganchó de niños y es una forma de hacerles un homenaje», relata.

En su caso, en relación al cambio del concepto de la tradicional verbena que dibujan tanto Luis Arboledas como el vocalista de Horris Kamoi, Sintes explica que «lo que sí ha cambiado es la integración de los pinchadiscos e incluso de hacer fiestas populares sólo con DJ, con lo que se pierde un poco la concepción que se tenía con anterioridad respecto a las verbenas».

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