Entrevista
Zahara: "La palabra 'puta' ya no puede hacerme daño"
"Sigo sin poder creer que no haya más apoyo, educación y atención en un mundo en el que los abusos, violaciones y maltratos a las mujeres se dan de una manera tan frecuente", asegura la cantante
Fran González Aparicio
Cantautora, compositora, presentadora, mujer y valiente. No es la primera vez que va a Alicante, pero sí probablemente la ocasión en que su directo causará más emoción. Tras la catarsis experimentada con su disco Puta y el revuelo causado con su cartel, Zahara actúa el sábado en Muelle 12.
-¿Desde hace cuánto tenías en mente contar todas las historias que hay detrás de Puta?
-La idea inicial era hablar de la historia de las mujeres en la música y no tanto de mí. Fue la pandemia y el año que llevaba haciendo terapia lo que me llevó a hacerlo. Martí Perarnau, el productor del disco, fue decisivo también para dar ese paso. Él escuchó mi historia sin juzgarme, me sujetó cuando todo parecía demasiado grande y me convenció de que ahí había un disco.
-Imagino que, desafortunadamente, muchas personas se habrán sentido identificadas con las historias que hay en este disco.
-Al principio, los relatos de las mujeres que contactaron conmigo me liberaron y me llenaron de compasión. Después, me horroricé al comprobar lo común que mis historias eran. Sigo sin poder creer que no haya más apoyo, educación y atención en un mundo en el que los abusos, violaciones y maltratos a las mujeres se dan de una manera tan frecuente. Siento que estamos completamente abandonadas y que no interesa.
-¿Qué sientes ahora cuando escuchas la palabra "puta"?
-Siento que ya no puede hacerme daño. El problema es que sigue habiendo otras muchas palabras que sí. El odio ajeno siempre encuentra sus métodos para hacerse hueco y herir.
-En joker expresas el error de justificar la maldad por haber vivido abusos en el pasado. ¿Crees que estamos viviendo un momento en el que la gente está dándole más importancia a trabajar sus traumas?
-Algunas personas sí lo han integrado y estamos empezando a liberarnos de ciertos estigmas. Pero también siento que aún es fácil encontrarte con personas que dicen cosas como eso de «ir al loquero es una vergüenza» o que hablar de salud mental no es para ellos. Así que me temo que aún queda mucho por hacer.
Los relatos de mujeres que contactaron conmigo me liberaron; después me horroricé al ver lo común que eran mis historias
-¿Qué supuso para ti componer una copla como Dolores?
-La copla forma parte de mi vida desde que era niña. La tengo asociada a los recuerdos más bonitos y puros. Mi abuela Isabel cantando mientras cocinaba es algo que tengo grabado a fuego. Siempre he creído que es un género que no se ha interpretado bien y que la gente suele menospreciarlo sin comprenderlo. Hablé con Martí sobre las contradicciones de las letras, cantadas por mujeres libres que a su vez decían que tenían que quedarse en casa. Ahí mismo pensé en escribir Dolores, contando la historia del género como si fuera la de una mujer y usando elementos de coplas conocidas.
-En este álbum hay una sinceridad que te pone la piel del revés. ¿Crees que hoy en día la sociedad tolera mejor discos con este contenido?
-En este momento las personas que hemos sufrido vejaciones y abusos estamos hartas. Hay menos tolerancia a poner buena cara. Visto así, sí que hemos mejorado. Pero también veo que se siguen haciendo bromas machistas u homófobas, incluso personas que no lo son o que no quieren serlo, pero que repiten esos patrones que tenemos cosidos al cerebro. Para nada es suficiente.
-Hablabas antes de Martí, con el que tienes además un proyecto paralelo llamado _juno.
-Así es. _juno nació durante la anterior gira. Aprendí a tocar sintetizadores y descubrí la electrónica desde dentro. El haber co-producido el disco _BCN626 me abrió la mente. _juno fue determinante para el sonido de Puta.
-Y además, te quedó tiempo para presentar Una historia, Una canción en Movistar +.
-Sí, fue maravilloso poder hacerlo. Además, coincidió con el final del confinamiento y poder salir de casa, viajar, tocar… Me dio la vida. Escuchar las historias de otras personas y salir de la mía propia me ayudó a contextualizar todo, a quitarme durante un rato de la ecuación. Escuché historias que me conmovieron profundamente. Me impresionó mucho el sentimiento de acompañamiento y apoyo entre aquellos que habían sufrido desgracias comunes.
-Me consta que estudiaste Magisterio. ¿Te ves ejerciendo en un futuro?
-De alguna manera, siento que ya ejerzo. Veo al público como un aula de niños/as y siento que, aunque la clase sea muy grande, no puedo dejar a nadie atrás. Lo que hago lo tiene que entender tanto el primero como el último.
-¿Cómo ves el papel de la educación emocional en este país?
-Personalmente, creo que sería un gran avance que existiera la figura de una terapeuta experta dentro del aula. Una persona que, más allá del tutor, observara y estuviera ahí para ayudar a cada personita a expresar lo que siente. Estoy segura de que no soy la única a la que esto le hubiera ayudado.
-¿Qué le dirías a la Zahara de 2011?
-Que irse de Universal fue lo mejor que pudo hacer y que nunca se va a arrepentir de esa decisión.
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