Son Fusteret bailó sentado ayer al ritmo del rock’n roll con la apoteósica actuación de Loquillo , quien ofreció un concierto que inundó de recuerdos de juventud a un público totalmente entregado ante una de las voces más rebeldes y cañeras de la movida madrileña. Su interpretación en el marco del Festival Cultura es Vida, al que asistieron casi 1.000 personas, puso de manifiesto, una vez más, que las leyendas nunca mueren: Entre coros, aplausos y hasta alguna lágrima de emoción, quienes tuvieron la suerte de escuchar a uno de los iconos de la música rock en nuestro país en directo coincidieron en todo momento en la incuestionable calidad vocal del cantante, para quien parecía que el tiempo no hubiese pasado desde aquellos locos años 80. Después de recorrer los escenarios de ciudades españolas como Granada, Ciudad Real, Marbella o Barcelona durante este verano durante su gira El último clásico, ayer por fin llegaba el turno de los mallorquines. (vea aquí la galería)

Aun sentados, los asistentes se entregaron por completo. | M.MIELNIEZUK

Grandes clásicos y temas nuevos

La noche arrancó como se espera de las grandes estrellas del rock: con fuerza y energía. Así, el autor de Al ritmo del garaje empezó a las 22:15 horas debutando con uno de sus obras maestras de su último álbum, Los buscadores, que ya anticipaba lo que sin duda sería una noche inolvidable para muchos: Loquillo se movía imparable como un chaval que pisa por primera vez un escenario y que se deja la piel en cada estribillo, después de más de 40 años regalándonos su música.

El evento musical continuó con temas como Territorios libres, Sol y Planeta Rock. Las estrictas medidas sanitarias, como la separación por grupos sentados y el uso obligatoria de mascarilla, no impidieron que los asistentes gozaran del espectáculo riendo y cantando sin parar, aunque fue inevitable algún amago inconsumable de saltar de la silla para bailar los pegadizos estribillos del incombustible barcelonés. Las palmas al unísono, y el movimiento ladeado de brazos y pies sustituyeron en este concierto todavía pandémico, a los saltos y abrazos.

Desatado y derrochante de vida, al grito de «esto es la resistencia, y a la censura que le den», Loquillo interpretó tanto clásicos de sus años dorados como Salud y Rock’n roll, que han marcado la juventud de generaciones enteras que crecieron con sus letras rebeldes y comprometidas, como también canciones de su último álbum El último clásico, de 2019.

Eso sí, todas ellas con la misma entrega y pasión, aunque claramente el público se decantó desde el principio por aquellos temas de sus primeros álbumes, en especial su agitado El Rompeolas, y también otros más melancólicos como Cruzando el paraíso.