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Iván Martín Pianista

«La música es un gran alimento para el espíritu»

«Un director de orquesta debe inspirar y ser al mismo tiempo generoso, dejar el yo y pasar al nosotros», señala

Iván Martín, pianista.

El pianista canario, que vivió en Valldemossa durante seis años, vuelve a Mallorca para tocar, junto a la Orquestra Simfònica de Balears, un concierto dedicado a Mozart. La cita es hoy en la Misericòrdia, a partir de las 21.00 horas.

Usted vivió en Valldemossa. ¿Qué representa volver a tocar en Mallorca?

Valldemossa fue un lugar en el que viví buena parte de mi periodo de crecimiento personal y formación profesional. Fueron unos años que me marcaron, como persona y como pianista. Volver a la isla es reencontrarme con amigos.

¿Cómo le marcó estudiar a pocos metros de un lugar tan chopiniano?

Fue un privilegio. Chopin ha sido un gran compañero de formación, de hecho, la primera obra que toqué, a los cinco años, fue uno de sus Nocturnos. Y claro, vivir cerca de la Cartoixa me marcó: podía ir a visitar el museo, a tocar las paredes de las estancias en las que vivió el músico... todo ello me ayudó a conocer el personaje y a descubrir lo que se esconde entre las líneas de sus pentagramas, más allá de la música. Fue también una ayuda desde el punto de vista musicológico.

Ha realizado grabaciones importantes, algunas reconocidas mundialmente. ¿Qué le aporta el trabajo discográfico?

Una grabación es una foto que indica cómo ves una obra en un momento dado de tu vida profesional. Nunca suelo escuchar una grabación mía, aunque a veces si la ponen por la radio y han pasado años, pienso que, si bien los pilares son los mismos, cambiaría algo, pues la realidad es cambiante. Un disco nunca substituye la música en vivo. Es como una realidad paralela a los conciertos.

En uno de esos proyectos trabajó con Joan Valent.

Fue una experiencia muy enriquecedora. Tener al compositor a tu lado puede ser positivo, si ese se deja aconsejar, como fue el caso de Valent, que es muy receptivo y generoso con las aportaciones de los intérpretes. En aquel disco trabajé además como productor, pues soy un fanático de la tecnología. Trabajar con compositores vivos tiene sus ventajas y sus desventajas y si el autor admite sugerencias, el trabajo es apasionante. Eso no pasa con los compositores del pasado, no les puedes consultar, solo puedes guiarte por los trabajos previos que han realizado otros colegas antes. Ya me gustaría pedirle consejo a Beethoven a la hora de interpretar una sonata suya.

Tiene un programa en el cual confronta con ejemplos el contenido y la forma. ¿Qué es más importante?

Son dos elementos que se dan la mano. El contenido pertenece al mundo de la creatividad y la forma al del enfoque que le das a la obra. En el caso de una fuga de Bach, el contenido da forma a la forma, pero a nivel general es una crueldad elegir entre un concepto u otro, se dan la mano.

Titulado en Musicoterapia, la música como terapia, ¿del cuerpo o del alma?

De ambas. La música es una necesidad que yo no defino como un lenguaje sino como una metáfora del lenguaje. Yo no puedo explicar con música el hecho de estar en Valldemossa pero sí puedo expresar la alegría que eso me da. La música es un gran alimento para el espíritu, ya que comunica más allá del ser humano. ¿Propiedades curativas? Eso ya es más controvertido, ahora bien, todos estamos de acuerdo que la música sí mueve la parte interior de cada uno.

Ha sido titular de la Orquesta de Burgos. ¿Qué le aporta la dirección que no le da el piano?

La dirección es un mundo complejo porque mueve elementos musicales y humanos. Lo más difícil para un director es sincronizar a los músicos para que, juntos descubran la esencia de la música, para que vibren en la misma sintonía. Un director de orquesta debe inspirar y ser al mismo tiempo generoso, dejar el yo y pasar al nosotros. La técnica de dirección se puede aprender, eso otro, la capacidad de liderar y seducir, es otra cosa.

Usted conoce y trabaja muy bien el repertorio barroco, sus grabaciones de las sonatas del Padre Soler son un referente. ¿Cómo se aborda desde un piano moderno?

A día de hoy lo importante es la coherencia. Puedes tocar una obra al clave y otro día al piano, si eres coherente con el instrumento y el compositor, pues no pasa nada. Ahora bien, existe un gran repertorio barroco, Bach y Haendel, por ejemplo, que resulta mejor con el instrumento original, el clave. Otro, en cambio, como las Sonatas del Padre Soler, permite ser abordado con el piano moderno.

Hábleme del concierto de Mozart que tocará hoy.

Es el número 19 y tiene algo de emblemático, pues representa el paso hacia el testamento final de Mozart como pianista sabio. Podemos decir que con este concierto se cierra un ciclo muy alegre, muy positivo que nace con el Concierto número 13. Tiene reminiscencias operísticas, pues algunos de sus pasajes son cantábiles.

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