Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Álvaro Urquijo Vocalista y guitarrista de Los Secretos

«Cedimos los derechos de autor de 'Pero a tu lado' para apoyar a los sanitarios»

El histórico grupo Los Secretos, nacido en el Madrid de los años 80, actúa este sábado a las 20.30 horas en el recinto de Son Fusteret, en el festival Cultura es Vida

Álvaro Urquijo, líder del grupo Los Secretos Vicent Gandia

El grupo madrileño Los Secretos está de gira, y mañana aterrizan en Mallorca en el Festival Cultura es Vida. En relación con la situación por Covid-19, Álvaro Urquijo, el cantante y líder de la banda, comenta que están acostumbrados a «superar situaciones nuevas y extrañas» y que han sabido adaptarse a las circunstancias «apretándose el cinturón». Han estado ayudando de manera activa durante el año y medio de pandemia, y pone un ejemplo: «Cedimos los derechos de autor de Pero a tu lado para una campaña de apoyo a los sanitarios». 

Desde julio de 2020 pudieron llevar a cabo una minigira. «Cuando la incidencia parecía que bajaba, llegamos a tocar en veinte ocasiones», comenta. Aunque reconoce que «el tema de la mascarilla lo llevo mal, porque yo cuento mucho con la empatía del público para animarme en los shows y sin verles la cara es difícil». 

«Siempre hemos sido el típico grupo que hace ganar dinero a alguien», confiesa. «Teníamos muchos contratos firmados para 2020, que hemos aplazado, en vez de cancelar, tocando dos días por el mismo salario, o bajándonos el sueldo porque actuábamos para menos gente. Nuestra línea de explotación ha sido siempre la lógica, donde ni eres caro ni eres barato; cobras exactamente lo que ofreces. Entonces, lo habitual es que nos vuelvan a llamar para tocar en ese sitio, porque nos adaptamos a las circunstancias y somos un valor seguro». Esto se debe a que, según explica, son «de los pocos grupos que podemos considerarnos de los clásicos en activo, con una cierta burbuja estilística al margen de modas». Esto último ha tenido un «coste alto», ya que «muchas veces nos han excluido de las radios o las discográficas, pero no hemos querido cambiar nuestro estilo simplemente para ganar más dinero». Considera que el equilibrio entre fama, popularidad y riqueza no les funciona como al resto. Ellos son más partidarios del esfuerzo y la calidad y «conseguir una recompensa por ello». «Yo no estoy en contra de las novedades, respeto todo lo que a la gente le guste moderno, pero creo que podemos convivir, el pasado y el presente. Nadie con criterio artístico escribe una canción para que se escuche ese año y muera». 

Hablando de Baleares se le escapa una sonrisa, pues es una tierra que tanto él como los otros miembros aprecian mucho. «Creo que la primera vez que tocamos en Mallorca fue en el 82, en la Plaza de Toros, junto a Nacha Pop», recuerda Urquijo. «El público mallorquín es maravilloso, aquí tengo grandes amigos y me lo paso genial. Aquí hay un ambiente muy culto musicalmente hablando. A todos Los Secretos nos encanta Balears, de hecho ahora mismo estoy en Formentera; Jesús Redondo, el teclista, vive en sa Pobla; y Ramón Arroyo, guitarrista, se encuentra de vacaciones también en Mallorca; por tanto nuestra vinculación con las islas es casi como de segundo hogar», asegura. 

En relación al esfuerzo y la calidad, antes mencionadas, el vocalista dice que «llega un punto en que el trabajo se convierte en pasión y ya no lo ves tanto como un empleo sino como una afición que quieres perfeccionar. Y así seguimos, desde el 81». Su éxito reside en cuidar los detalles: «Lo que hemos pensado siempre es que antes que músicos somos público. Yo cuando voy a un concierto aprecio que suene bien, con buena escenografía, que la ejecución sea la mejor que se pueda ofrecer y que el repertorio sea de mi agrado. Nosotros siempre hemos sido muy respetuosos con el público y por ello los anteponemos a nuestro propio criterio. En cada concierto aprendemos un poco a hacerlo mejor. Si vemos cualquier fallo técnico lo intentamos corregir, reinvirtiendo en equipo y material personal». Entre risas, comenta que amigos suyos de otras bandas les suelen preguntar por qué siguen comprando guitarras nuevas, a lo que él siempre responde que «si puedo mejorar un ápice para que suene mejor, ahí estaré. En agradecimiento al público, nuestra única obsesión es hacerlo cada vez mejor». Cuenta la anécdota de que en una ocasión el propio público vino a darles las gracias por tocar porque otro grupo del día anterior, «cayeron cuatro gotas y se fueron al hotel, no tocaron». Añade que «la música siempre ha sido nuestra bandera, no entendemos de otra cosa. Siempre hemos recibido el cariño y calor del público, sino no estaríamos aquí después de cuarenta años de carrera. Siempre estaremos en deuda con él, que es tan soberano que decide cuánto, cómo y dónde estarás en el mundo musical». 

Desde Algo prestado hasta Mi paraíso, su último trabajo, pasaron cuatro años. Urquijo justifica que el parón se debe a que «después de Algo prestado estaba enfadado porque teníamos problemas con la discográfica y me daba algo de tristeza ver cómo se estaba vandalizando el tema de la música, como se confundían los términos, donde la visibilidad en redes o la televisión no era igual a calidad, no me parecía justo. Entonces, empecé a escribir canciones con títulos como Mentiroso. Yo mismo reconocí que el material que grabé no estaba a la altura de lo que significa Los Secretos, sin embargo, en 2018 asumí que el mundo había cambiado, ya no se vendían discos y los artistas vivían de los followers». 

Con nostalgia se remonta al año 91, cuando sacaron Adiós tristeza e hicieron 35 televisiones durante el periodo promocional de un año. Ahora en cambio han sacado sus dos últimos dos discos, en 2015 y 2019, y «no hemos hecho ni dos». 

Ante los nuevos tiempos

Al ser un grupo que lleva cuatro décadas en activo, han sido testigos del paso del tiempo, y muchas veces es complicado para bandas de antaño adaptarse a la nueva era: «Estamos en ello, porque durante el periodo de la transición de lo analógico a lo digital sufrimos el estar bajo el paraguas de una discográfica ‘a la antigua usanza’. No teníamos una relación muy buena con ella, ya que nuestro contrato se basaba en la venta de discos y una vez que llegó la era digital eso se acabó. Vivíamos de los royalties, teníamos desde enero hasta junio para componer, y luego de junio a octubre para hacer los directos, ahora no». También denuncia que «la repercusión económica o la contraprestación a los músicos siempre ha sido ‘mala’. Ahora tienen millones de reproducciones en las plataformas de streaming, pero como son compañías internacionales facturan en otros países y los músicos estamos ‘olvidados de la mano de Dios’. Por cinco millones de descargas me han llegado a pagar 350 euros. Me río cuando dicen que está creciendo el mercado discográfico, porque lo que realmente está creciendo es la música en directo. Todas estas personas que consumen música en plataformas sin que nos llegue el rendimiento a los autores, sólo podemos explotarlas si quieren vernos en directo». 

Compartir el artículo

stats