La diva del mítico Buena Vista Social Club, Omara Portuondo, colgó ayer el cartel de completo en el Teatre Principal de Palma y entusiasmó a los asistentes con su alegría y los temas que forman parte de la gira para celebrar su 90 aniversario. Con canciones como Lágrimas negras, Dos gardenias, La última noche o Adiós felicidad, demostró que la edad no es óbice para dar un espectáculo lleno de vitalidad.

La cantante cubana, que en octubre cumplirá 91 años, estuvo respaldada por su inseparable pianista, Roberto Fonseca, quien dirigió el concierto acompañado de sus músicos habituales: Yandy Martínez al bajo, Ruly Herrera a la batería y, a cargo de la percusión, Andrés Coayo, perteneciente a la Orquesta Buena Vista Social Club. En los coros estaba la nieta de la estrella, Rossio Jiménez.

No es la primera vez que la también conocida como la novia del feeling visita Mallora, aunque en esta ocasión lo ha hecho con un grupo que reúne a varias de las mejores figuras internacionales de la nueva generación de músicos del jazz cubano. Su exquisita voz y experiencia tras su dilatada trayectoria musical, con 70 años sobre los escenarios, se combinan con la juventud del resto de integrantes para ofrecer al público una continua interacción y ganas de ponerse a bailar, aunque no se podía debido a las restricciones por la pandemia.

Después de esta gira, Omara Portuondo no descansará, ya que preparará un nuevo disco tras el verano porque se siente con una gran energía. Ya lo dijo durante la reciente entrega del premio Grammy a la Excelencia Musical por su trayectoria y cuando fue galardonada con la medalla de oro al Mérito en las Bellas Artes que concede el Gobierno de España, que no piensa retirarse porque la música es su pasión y continúa sintiéndose joven.

Protesta cubana

Antes del inicio del concierto, una treintena de cubanos residentes en la isla protestó frente al Teatre Principal contra la dictadura de Miguel Díaz-Canel, presidente de Cuba y heredero del régimen de Fidel Castro. Los manifestantes portaron banderas, camisetas y pancartas en las que se podía leer ‘Abajo la dictadura de Cuba’ y otras similares, y mostraron fotos de algunos de los represaliados por el régimen castrista.

Una treintena de cubanos residentes en la isla protestó frente al Teatre Principal contra la dictadura de Miguel Díaz-Canel