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CON CIENCIA

Símbolos

Grabado de la Cueva del Unicornio.

Una hipótesis aceptada de manera general en el mundo de la paleoantropología —y de la psicología cognitiva— sostiene que los símbolos son la evidencia más notable de la posesión de una mente avanzada, capaz de comunicarse añadiendo significado a las líneas geométricas, curvas y círculos que anteceden en decenas —cuando no centenares— de miles de años a las figuras realistas grabadas o pintadas en las paredes de las cuevas del Paleolítico Superior. La cuestión de lo que es un símbolo se resuelve mediante otro consenso: un artefacto que no tiene utilidad práctica por sí mismo, dejando de lado, claro, el enorme valor que puede descansar en la simbología para expresar jerarquías sociales por ejemplo.

Que nuestra especie utilizó de forma generalizada símbolos casi desde su aparición es algo conocido; de hecho, en ocasiones se da la vuelta al argumento sosteniendo que la prueba de que estamos ante un yacimiento de Homo sapiens procede de que se han hallado objetos simbólicos en él. Un razonamiento en principio un tanto débil porque es casi imposible saber quién fue el autor de las cuentas de un collar, de unos dibujos geométricos o de la impronta coloreada de unas manos sobre la pared. Pero cabe recurrir a las evidencias temporales: si sólo una determinada especie existía en el lugar en el que aparecen los símbolos, hay que atribuírselos.

Hasta hace unas décadas, se planteaban dudas acerca de si la mente neandertal fue capaz de producir símbolos. Para contestar de manera afirmativa era preciso hallar objetos simbólicos —conchas perforadas, grabados geométricos, etc.— que pudiesen ser tenidos por tales y en yacimientos en los que los humanos modernos no estaban presentes. Los hallazgos de la Cueva del Reno en Francia, asociados a las típicas herramientas neandertales, fueron criticados por quienes negaban la mente simbólica de nuestra especie hermana hablando de préstamo cultural o dudando acerca de quienes fueron sus autores. Sin embargo, en la última década han ido añadiéndose evidencias de simbología muy antigua en Europa, anterior a la entrada de nuestros antepasados los cromañones.

En ese sentido habla el hallazgo en la Cueva del Unicornio de Alemania —yacimiento tenido por neandertal, con cerca de 51.000 años — de una falange de ciervo gigante con grabados en forma de galones. Dirk Leder, investigador de la Oficina Estatal de Baja Sajonia para la Preservación de Monumentos (Hannover, Alemania), y sus colaboradores sostienen en Nature Ecology & Evolution que el grabado de la Cueva del Unicornio demuestra que la imaginación conceptual, como requisito para componer líneas que forman un diseño expreso, estaba presente en los neandertales. Dicho de otra forma, que la simbología formaba parte ya de la mente de nuestra especie hermana antes de que nosotros entrásemos en Europa.

Grabado de la Cueva del Unicornio.

Grabado de la Cueva del Unicornio. NATURE ECOLOGY & EVOLUTION

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