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Recuperación tras las restricciones: La cultura vuelve a latir en el mundo

Las tres grandes capitales culturales del planeta, Londres, París y Nueva York, empiezan a desplegar poderosas programaciones después de meses y meses de cierre absoluto, o casi, a causa de la pandemia

Obra de René Magritte marcada por Auguste Renoir, en el Museo de la Orangerie. El Periódico

Aunque pueda sonar a chiste de mal gusto, España ha sido un oasis cultural durante la pandemia de covid. Una vez pasado el confinamiento y a pesar de las restricciones de aforo obligadas por la crisis sanitaria mundial, teatros y auditorios han mantenido una actividad observada con asombro no exento de envidia por el resto del planeta.

En Europa, por ejemplo, solamente Rusia y Luxemburgo han mantenido programaciones de espectáculos en directo; en el resto de países europeos el apagón de los shows en vivo de cualquier tipo ha sido absoluto. Y otro tanto ha sucedido en Estados Unidos. Todo está empezando a cambiar con el avance de la vacunación y el retroceso del coronavirus.

En Nueva York al menos han estado abiertos ya desde hace un tiempo los museos; con severas restricciones, hay que decir. Pero en Londres y en París, ni eso; solo muy recientemente han comenzado a resucitar. Pero de qué manera. No en balde hablamos de las tres grandes capitales culturales del mundo. Incluso la música y el teatro llaman a la puerta para regresar en esas ciudades, de cuya vida cultural ofrecemos en estas páginas un repaso.

Inmersiones en Dalí, Gaudí y Magritte

París. El pasado otoño, cuando la segunda ola de covid avanzaba inexorable por Francia, bares y restaurantes cerraron, pero también los museos. París quedó despojada de ocio y cultura, elementos esenciales de su raison d’être. Desde el 19 mayo, con la primera fase de la «vuelta a la normalidad», las pinacotecas recuperaron el pulso con variopintos y prometedores programas.

Tras meses de sequía cultural, una experiencia inmersiva parece ideal para olvidar la crisis. Consciente de ello, el Atelier des Lumières de París apuesta por una vuelta al ruedo a lo grande con obras de Salvador Dalí y Antoni Gaudí en su cartelera y con la música de Pink Floyd como telón de fondo: la exposición Dalí, el enigma sin fin, repasa las creaciones del maestro catalán a través de un audiovisual proyectado en una sala de 1.300 metros cuadrados y 10 metros de altura. Tal experiencia llega acompañada de Gaudí, arquitecto de lo imaginario, una exhibición de diez minutos que homenajea al arquitecto recorriendo sus obras catalogadas como Patrimonio Mundial de la Unesco. Un viaje alucinante por el Park Güell, la Casa Batlló, la Casa Milà o la Sagrada Família.

Ciencia y arte

Con una muestra más tradicional pero igual de alentadora, el Museo de Orsay reabrió con la exposición Los orígenes del mundo, un repaso al descubrimiento del mundo natural en el siglo XIX combinando ciencia y arte. De la mano de elefantes, jirafas y rinocerontes, entre otros animales, plantas y destinos exóticos, busca mostrar la fascinación de los artistas ante los grandes descubrimientos. Una propuesta con numerosas referencias a nuestros días, incluida la obra Después del diluvio, de Filippo Palizzi, donde bajo un arcoíris, tigres, leones e hipopótamos amanecen aturdidos en un nuevo mundo. Así se sentirán muchos en esta desescalada tras más de un año de restricciones.

El Museo de la Orangerie se sumerge, en cambio, en el siglo XX con el surrealismo de René Magritte. Propone un recorrido por la obra del artista belga desde una perspectiva tan particular como desconocida: la influencia de Auguste Renoir.

Tampoco falta una propuesta del Pompidou, que rinde homenaje a las artistas. Ellas hacen la abstracción se titula la exhibición que reúne las obras de más de cien mujeres desde el origen de la abstracción hasta los años 80, revalorizando su importantísima e invisibilizada aportación artística.

Suena ya la música dentro y fuera, el arte se derrama más allá de los museos, las carcajadas resuenan en los clubs de comedia, la ciudad ha ganado nuevos espacios públicos y, aunque habrá que esperar al 14 de septiembre para que se levanten todos los telones de Broadway, antes vuelve Bruce Springsteen (el 26 de junio, solo para vacunados con Pfizer, Moderna y Janssen). Además, han recuperado en Central Park el Summerstage y este agosto tendrán su cita con Shakespeare en el parque.

Aunque aún cerca del 46% de la población de la ciudad no ha recibido ni una dosis de la vacuna, se han levantado ya casi todas las restricciones y la vida cultural florece de nuevo, igual que las obras de Yayoi Kusama reunidas bajo el título Cosmic nature que hacen del Jardín Botánico del Bronx uno de los destinos obligados este verano.

Museos como el MoMA, con los imanes de Cézanne y Alexander Calder, y el Metropolitan ya registran sus mayores números de visitas en un año. Vuelven, recibidas como una bendición, las colas para entrar a ver la instalación de Alex Da Corte en el tejado del Met o la exposición de Alice Neel, a la que darán el relevo el mes que viene la dedicada a los Medici y una que subrayará el trabajo de las mujeres tras la cámara fotográfica.

Es también el verano de Jackson Pollock, de quien el Guggenheim exhibe hasta el 30 de agosto Mural, su mayor obra; de KWAS en el Brooklyn Museum; y de Julie Mehretu (hasta el 8 de agosto) en el Whitney, muy cerca de Little Island, el parque flotante que es la última contribución privada, y gratis, a los espacios públicos de la ciudad.

Springsteen, Cézanne, los Medici y Pollock

Nueva York. Suena ya la música dentro y fuera, el arte se derrama más allá de los museos, las carcajadas resuenan en los clubs de comedia, la ciudad ha ganado nuevos espacios públicos y, aunque habrá que esperar al 14 de septiembre para que se levanten todos los telones de Broadway, antes vuelve Bruce Springsteen (el 26 de junio, solo para vacunados con Pfizer, Moderna y Janssen). Además, han recuperado en Central Park el Summerstage y este agosto tendrán su cita con Shakespeare en el parque.

Aunque aún cerca del 46% de la población de la ciudad no ha recibido ni una dosis de la vacuna, se han levantado ya casi todas las restricciones y la vida cultural florece de nuevo, igual que las obras de Yayoi Kusama reunidas bajo el título Cosmic nature que hacen del Jardín Botánico del Bronx uno de los destinos obligados este verano.

Museos como el MoMA, con los imanes de Cézanne y Alexander Calder, y el Metropolitan ya registran sus mayores números de visitas en un año. Vuelven, recibidas como una bendición, las colas para entrar a ver la instalación de Alex Da Corte en el tejado del Met o la exposición de Alice Neel, a la que darán el relevo el mes que viene la dedicada a los Medici y una que subrayará el trabajo de las mujeres tras la cámara fotográfica.

Es también el verano de Jackson Pollock, de quien el Guggenheim exhibe hasta el 30 de agosto Mural, su mayor obra; de KWAS en el Brooklyn Museum; y de Julie Mehretu (hasta el 8 de agosto) en el Whitney, muy cerca de Little Island, el parque flotante que es la última contribución privada, y gratis, a los espacios públicos de la ciudad.

Arte público 

Instalaciones de arte público salpican decenas de manzanas en el parque de Riverside, han reconvertido la plaza del Lincoln Center en una pradera verde (con The green, de Mimi Lien) y Madison Square Park en el Bosque fantasma ideado por Maya Lin. Y 2021 será, de nuevo, el verano de la cultura en los parques.

A Central Park vuelve, con aforo más limitado y un reparto de entradas gratuitas digital, Shakespeare in the Park, ahora con una versión de Las alegres comadres de Windsor con un reparto totalmente negro. Y es también el parque donde el alcalde, Bill de Blasio, ha encargado a Clive Davis que organice un megaconcierto el 21 de agosto. El cartel aún no se conoce pero el productor, que trabaja ya con Live Nation, quiere incluir a «ocho estrellas icónicas» en esa cita de tres horas que podrán ver en vivo 60.000 personas, con mayoría de entradas gratis y el 70% reservadas para vacunados, una audiencia que estará separada de los no inoculados.

Los amantes del audiovisual podrán ir a la nueva tienda de Harry Potter o, a cambio de 45 dólares, disfrutar de la Friends experience. Otra opción es sumergirse, en el Museum of the Moving Image, en el proceso creativo de Stanley Kubrick de 2001. Una odisea del espacio o en el universo de los Muppets, los Teleñecos, en otra muestra sobre Jim Henson.

‘Mural’, la obra más grande de Jackson Pollock, en el Guggenheim de Nueva York. El Periódico

Hockney, Matisse y la maravillosa Alicia

Londres. Está siendo un despertar lento, pero la vida cultural comienza a revivir, aunque las restricciones no permiten aún eventos masivos. Incluso sin grandes festivales en los parques hay mucho por disfrutar. Los museos han reabierto y pasear por sus salas tiene un efecto liberador y terapéutico. 

En la Royal Academy el octogenario y siempre joven David Hockney descubre con sus ojos y un iPad los colores de la primavera en Normandía, la región del norte de Francia donde compró una casita del siglo XVII en 2019. A su edad, Henri Matisse ya había pasado años inmovilizado por una larga enfermedad, realizando lo que llamaba «pintura con tijeras», unos recortables a modo de collage llenos de gracia y expresividad. Algo similar podría decirse de la alegre obra de Hockney, que se sirve del iPad y de la aplicación Brushes para describir en un centenar de trabajos el paisaje de árboles florecientes y prados verdes que contempló en el confinamiento.

Una de las piezas de David Hockney exhibidas en la Royal Academy. El Periódico

Fascinación por Munch

En la Royal Academy está también Tracey Emin, con una muestra sobre su fascinación por Edvard Munch, el autor de El Grito. Emin, de vuelta tras un gravísimo problema de salud, reúne una veintena de piezas inspiradas por Munch, en las que evoca la soledad, el dolor, la pérdida. Sus trabajos son como siempre, y más ahora, emotivos, viscerales y dicen mucho de su vida personal.

Más lúdico y mágico es el mundo de Alicia en el país de las maravillas al que invita el museo Victoria & Albert. Los visitantes pasan por una fabulosa experiencia, transitando una recreación de escenarios de aquel viaje en clave creado por Lewis Caroll: dobles corredores, falsos espejos, laberintos. Una fiesta.

En la Tate Modern es posible estudiar cien modelos de escayola usados por August Rodin, conocido por sus inmortales esculturas en mármol y bronce. El desnudo masculino L’Age d’airain abre la exposición. Y para amantes de la moda o la realeza británica, el Palacio de Kensington muestra el vestido de boda de la princesa Diana.

Los teatros siguen cerrados casi todos, pero la ópera vuelve con cautela en Covent Garden. La Bohème, Don Giovanni y Rigoletto están programadas para este verano. El retorno más señalado en música clásica es el de los Proms, del 31 de julio al 11 de septiembre: en el Royal Albert Hall actuarán 30 orquestas, en 52 conciertos.

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