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MÚSICA CRÍTICA

De casta

Lo dijo Pablo Mielgo en la presentación del concierto que comentamos: «Hay músicos de la orquesta que además de ser magníficos profesionales, aportan valor a través de sus familias». Pues eso, Emmanuel Bleuse, el violoncelista, es uno de ellos, es un enorme músico que además ha sabido transmitir el amor y la pasión hacia la música a sus hijos, todos ellos buenos intérpretes. Lo han demostrado en diversas apariciones en teatros de la isla y lo confirmaron el pasado jueves al lado de nuestra formación de referencia con la que interpretaron el primero movimiento del Triple Concierto para violín, violoncelo y piano de Beethoven, obra grandiosa y llena de dificultades para cada uno de los solistas.

Los Bleuse consiguieron que nos olvidáramos de su edad, de que estábamos ante dos adolescentes acompañados de su padre. Raphael i Liam tocaron sus partes con una actitud y un sonido profesional. Si cerrabas los ojos nada hacía pensar que no estabas ante unos músicos consagrados.

Y después vino la propina, una inspirada versión para trio de Salut d’amour de Edward Elgar.

Enhorabuena a todos ellos, a los padres también, naturalmente, por hacer que su legado (la madre es pianista) perdure. Hay Bleuse para rato. Hay música para mucho tiempo.

En la segunda parte, la soprano Lorena Valero cantó algunas romanzas de zarzuela, alternando con algunos preludios orquestales. Valero tiene voz potente, aunque su dicción no es muy clara. De hecho, era difícil seguir lo que decía. De todas maneras, después de un pequeño traspié inicial, la sesión siguió por unos buenos cauces.

Tanto en esa segunda mitad como en la primera la orquesta sonó muy bien.

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