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Literatura

Pepa Ramis, Son Armadans, Maria del Mar Bonet y Formentor, los amores mallorquines de Caballero Bonald

"Pepa me ha ayudado a no perder el norte", confesaba el Premio Cervantes sobre su esposa, la mallorquina Pepa Ramis Cabot

Caballero Bonald con su mujer, la mallorquina Pepa Ramis Cabot, y sus cinco hijos

El barrio de Son Armadans, las canciones de Maria del Mar Bonet y la península de Formentor dejaron una huella profunda en Caballero Bonald, un escritor que amó Mallorca y que se enamoró de una mallorquina, Pepa Ramis Cabot, su mujer, precisamente la encargada de transmitir este domingo la noticia de la muerte del poeta, novelista y ensayista. “Pepa me ha ayudado a no perder el norte”, confesó el Premio Cervantes 2012 en más de una ocasión. Ambos se conocieron en el Port de Pollença, y después de coincidir en algunas fiestas, como una que organizó Cela para presentar a La Chunga, la bailaora Micaela Flores Amaya, la relación fructificó. Aunque años después viviría momentos amargos, como en 1989, cuando la mujer de Cela, Rosario Conde, al parecer por despecho, declaró a la revista Interviú que su gran amor no había sido su marido sino Caballero Bonald.

Papeles de Son Armadans, la revista literaria fundada y dirigida por el premio Nobel de Literatura Camilo José Cela, cuya primera redacción se instaló en la propia casa del autor de La Colmena y La familia de Pascual Duarte, en una casa, ya derruida, de la calle del Bosque, tuvo como subdirector a Caballero Bonald, figurando como secretario el también poeta José Maria Llompart. Caballero acompañó a Cela, en las tareas de preparación y edición de la revista, entre abril de 1956 y diciembre de 1958. “Entre 1956 y los primeros años sesenta, Cela fue muy hábil y tuvo un perspicaz olfato para canalizar a través de la revista, o para no impedir que eso se produjese, todo cuanto estaba ocurriendo en las artes y las letras occidentales y merecía ser tenido en cuenta, con muy específica atención a nuestra literatura del exilio”, escribió Caballero sobre Papeles de Armadans en 2001, en La costumbre de vivir, el segundo volumen de sus memorias, tras Tiempo de guerras perdidas (1995).

Caballero Bonald, en Palma Lorenzo

Como recuerda Elena Hevia en El Periódico, Caballero era un hábil crítico y guardaba mucho cariño hacia autores como Octavio Paz, Francisco Brines y José Agustín Goytisolo -“al que más quise pero no al que más valoré”-, por poner solo tres ejemplos entre muchos. También intentó ser equitativo: aunque el retrato de Cela sea demoledor, no negó al 'nobel' su disposición a las “convivencias bondadosas”. Pero en líneas generales no le temía a las enemistades. “A estas alturas de mi biografía todo eso me trae sin cuidado. O sea, que escribo lo que pienso y punto”, aseguraba desde su domicilio madrileño.

En 2008, Caballero no faltó a la presentación de las Converses Literàries a Formentor, en aquella edición cero que sentó las bases para la recuperación de uno de los premios más prestigiosos de los albores de los 60, cuando Cela y Carlos Barral convirtieron la península de Formentor en un centro cultural de referencia a escala mundial. El poeta jerezano participó precisamente en una mesa redonda, junto a Camilo José Cela Conde, Maria Payeras, Carme Riera, José Carlos Llop y Josep Maria Castellet, que hizo memoria de aquellos primeros encuentros.

Ejerció de subdirector de la revista 'Papeles de Son Armedans' entre 1956 y 1958, con un Cela "muy hábil"

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La música, y en concreto la voz de Maria del Mar Bonet, también cautivó a Caballero. Socio de la SGAE desde 1967 como letrista y autor dramático, el poeta, con más de 100 obras registradas, fue un gran estudioso del flamenco. Como productor musical trabajó para Luis Eduardo Aute y Maria del Mar Bonet. Su nombre, el de Caballero, aparece precisamente en el último trabajo de la cantautora mallorquina, Maria del Mar Bonet con Borja Penalba (grabado en directo en el Teatre Micalet), en los créditos, como traductor al castellano de dos de sus grandes éxitos: Alenar y Què volen aquesta gent?

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