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Crítica de música | Esperanza

Con el título genérico de Música del temps Pasqual, Miquel Benàssar nos va ofreciendo algunas partituras organísticas que, en cierto modo, tienen relación con esa época litúrgica en la que la Iglesia recuerda la narrativa evangélica correspondiente. Son pues obras que hablan de la Resurrección y que llevan a la Esperanza.

Como lleva siendo habitual durante todo ese año, el concierto empezó con una Fantasía de Jan Pieterszoon Sweelinck, el músico del que, en unos meses, se cumplirán cuatrocientos años de su muerte. Bennàssar nos lo recuerda semana tras semana, dando a conocer su obra completa. Buena iniciativa. Siguió una delicada, efectista y muy bien resuelta improvisación sobre Exultet iam angelica turba caelorum, o Pregón Pascual, una secuencia gregoriana para la noche del Sábado Santo, que dio paso a las interpretaciones de diversas obras de Bach, con la única excepción de una de Gottfried August Homilius, contemporáneo del maestro, aunque más joven que él.

Fue en Bach cuando el organista consiguió los momentos más brillantes de la sesión. A dos corales para el tiempo pascual (el segundo con un preludio que recuerda el que escribió para el coral Jesu bleibet meine freude) siguió la Fantasía y Fuga BWV 544, en la que el compositor muestra dos caras de la misma moneda musical: primero, con la Fantasía, nos lleva a un terreno espiritual, melancólico, incluso, para después, con la Fuga, indicar que hay motivos para la esperanza. Bach, en esa obra (y en muchas más) nos quiere dar a entender lo que para él está claro: que con el dolor y la muerte no termina todo, al contrario, empieza otro camino hacia la luz. Y es que, como no nos cansaremos de repetir, «Bach es un milagro» (Pau Casals dixit).

Els matins de l’orgue

Església de Sant Bartomeu d’Alaró

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Miquel Bennàssar, orgue.

Obras de Bach, Sweelinck i Homilius.

17-04-21.

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