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Memoria gráfica de la pandemia

Guillem Bosch, Manu Mielniezuk y Tolo Ramon, fotógrafos de ‘Diario de Mallorca’, han participado en la elaboración de Archivo Covid

'Retrobar-se', de Guillem Bosch.

Es posible que Archivo Covid sea un proyecto único por el número de profesionales de la fotografía implicados y su alcance global. En efecto, cerca de 388 fotoperiodistas de las 17 comunidades autónomas respondieron al llamamiento para participar en este ambicioso proyecto sin ánimo de lucro con el que se pretende documentar en imágenes la crisis de la covid-19 y sus consecuencias.

En esta primera fase se ha recogido material de marzo a diciembre de 2020, si bien los responsables de poner en marcha la iniciativa creen necesario que haya una nueva convocatoria que cubra lo acontecido en 2021. Ésta ya será una labor de la Universidad de Alcalá de Henares, la entidad que se ha aliado con el colectivo de fotoperiodistas para proveer el marco académico e institucional que posibilite la explotación no lucrativa del archivo.

Reencuentro de dos hermanas tras haber padecido covid. GUILLEM BOSCH

Cerca de 9.000 instantáneas compondrán este mosaico global en el que también habrá imágenes tomadas en Mallorca, algunas de ellas captadas por los tres fotoperiodistas de DIARIO de MALLORCA.

Una mujer recibe una visita en una residencia. MANU MIELNIEZUK

«Es una idea fantástica, inclusiva, para ver desde diferentes puntos de vista lo que ha pasado», dice Tolo Ramon, jefe de fotografía de este periódico. Su selección de imágenes ha intentado huir de las instantáneas más repetidas para buscar el contraste y mostrar «qué había cambiado en poco tiempo». Aulas vacías, autobuses con viajeros enmascarados, exámenes de selectividad guardando las distancias. «El mundo entero ha sido golpeado por esto de forma impresionante. Incluso, ha cambiado nuestra manera de ser», reflexiona. Para Ramon ha sido difícil descartar otros testimonios gráficos de lo que llevamos viviendo este último año. Al igual que otros profesionales, lamenta que «en un principio en Balears no se tuvo acceso a las UCI ni a los lugares de enterramiento, las únicas fotografías que había eran las oficiales de Son Espases. Había miedo, pero la realidad no se puede esconder ni se puede maquillar» dice. A su entender, esas fotografías más comprometidas «se han abordado y se ha conservado el anonimato, son fotos muy poderosas, con mucha fuerza. Un detalle de unas manos, dos personas que se abrazan. Comunicaban la intensidad y esto en Balears no lo hemos tenido, no se ha entendido el papel de los medios de comunicación. Estamos para informar, para verlo directamente, no para que nos lo cuenten», argumenta.

Un hombre camina con una máscara antigás en Palma. M. MIELNIEZUK

Sin embargo, admite que la covid-19 no han sido solamente los hospitales o las morgues. «Ha golpeado a todos los niveles, económico, social y emocional». Así, de todas las caras que ha presentado la pandemia, Ramon se queda con la del «vacío y la soledad, la imagen de pesadilla de un mundo que se acaba. Una ciudad sin humanidad; era absurdo». Matiza, sin embargo, que «dentro de la locura de la covid, también me ha impactado justamente lo contrario, encontrar humanidad».

Misa de Viernes Santo en la Catedral en abril de 2020. MANU MIELNIEZUK

Detrás de esta iniciativa global e inclusiva de Archivo Covid se encuentra el fotógrafo Santi Palacios. El estado de alarma en marzo de 2020 le sorprendió a punto de realizar un viaje que ya no pudo ser: «Salí inmediatamente a trabajar. Los primeros días parecía que había triunfado un experimento sociológico. Se había paralizado un país y el cien por cien de los fotoperiodistas estaban trabajando en el mismo tema», rememora Palacios. El fotoperiodista también menciona las dificultades para acceder a los lugares más comprometidos como uno de los factores que pesaron a la hora de proponer la creación de este archivo. «Ver la cantidad de profesionales peleando por documentar lo que estaba pasando, luchando por publicar». Menciona «lo rápido que se olvidaban las imágenes, la caducidad de las fotografías», como otro de los motivos que impulsaron esta iniciativa que sólo se ha abierto a profesionales y que recoge imágenes teniendo en cuenta su pertinencia y calidad. Palacios recabó la colaboración de otros fotógrafos enviando una carta en la que les invitaba a colaborar. La red se fue extendiendo y se acordó con la Universidad de Alcalá la ubicación del archivo. Tras un año de gestión en la que han participado diferentes grupos de trabajo, el archivo será una realidad este verano.

Un joven pasa frente a una muestra de 'street art' en la Rambla. B. RAMON

Durante el confinamiento, los fotoperiodistas fueron nuestros ojos a pesar de que encontraran muchas trabas para llevar a cabo su trabajo. Guillem Bosch, fotógrafo de este rotativo, también echa en falta haber podido ser testimonio de lo que estaba ocurriendo en los hospitales: «Creo que los políticos no han tratado a la gente como adultos para que puedan elegir qué imágenes quieren ver». Para Bosch no se trata del morbo sino de que «lamentas que te hayan escondido toda esta parte» de la crisis: «Es característico de la sociedad occidental. Ver tus muertos te demuestra que eres vulnerable y no nos gusta que nos lo muestren». En cualquier caso, para este profesional la covid-19 y sus consecuencias tienen muchas caras, pero en su discurso destacan las mismas palabras que utiliza Tolo Ramon: vacío y soledad. Bosch añade además el silencio. «Éramos de las pocas personas que estaban en la calle. Casi, casi agradecías encontrarte un control de policía para poder interactuar con alguien». En su archivo particular destacan imágenes del obispo oficiando misa en la Seu vacía o de un Barça-Mallorca en Son Moix con las gradas sin público. Sin embargo, Bosch conviene en que las historias más humanas también dan buena cuenta del verdadero alcance de la tragedia: dos hermanas, ancianas ya, que se reencuentran después de que una de ellas haya padecido covid; mayores en una residencia que, aunque están frente a frente, deben hablar por teléfono para mantener la distancia de seguridad. «Tenemos que hacer autocrítica también y pensar que no hemos seguido estas historias y nos hemos centrado demasiado en las cifras, dejando a un lado la parte más humana».

Ciudadanos con mascarilla en la calle Sindicat de Palma. B. RAMON

Para el fotoperiodista de esta casa Manu Mielniezuk el hecho de que el Archivo Covid surgiera de los propios profesionales es un punto a favor de la iniciativa ya que reconoce que el suyo es un colectivo «individualista». Otra cuestión importante es que «hay que situarse dentro de veinte años. Estas fotos tendrán un gran valor desde el punto de vista histórico, el archivo reflejará lo bueno y lo malo de lo que ha sido este año». En cualquier caso, Mielniezuk cree que es inevitable que haya imágenes «feas» en una crisis como la que estamos viviendo: «Y está bien que esas imágenes creen polémica y surja el debate, porque antes no había debate. Que cada uno piense después si hay que publicarlas o no». En cualquier caso este profesional recuerda que «ahí había un fotógrafo, para bien o para mal. Somos los encargados de contar lo que está pasando», reflexiona.

Mielniezuk, que ha tenido la oportunidad de realizar varios reportajes en la UCI de Son Espases, recuerda que no se permitió entrar a la prensa hasta el mes de abril de 2020: «A día de hoy no ha mejorado la situación. Al principio de la pandemia se pudo entender que se achacara a la seguridad, pero ahora que ya sabemos cómo actuar, se sigue limitando el acceso», lamenta. En cualquier caso, Mielniezuk cree que la crisis ha provocado que el fotoperiodista y su trabajo deje de pasar desapercibido.

Retrobar-se, de Guillem Bosch

«He triat tres fotos de gent major perque són els que pitjor han viscut la pandèmia. I m’agraden aquestes tres perquè mostren l’alegria del retrobament, després de mesos de soledat, amb els seus éssers estimats, tot i que fos darrera un vidre o a més de dos metres l’il·lusió és ben coneixedora a les seves cares».

La alegría de los más pequeños, de Manu Mielniezuk

Elijo esta imagen porque representa un punto positivo dentro del año de pandemia y porque refleja la alegría que vivieron los más pequeños al poder disfrutar de la primera salida tras el confinamiento. En la imagen, una niña juega con su peluche en el Parc de la Mar».

Insumisión, de B. Ramon

«La tarde del 23 de junio la policía cierra la playa para evitar aglomeraciones en la Nit de Sant Joan.

En la foto, una niña en un intento desesperado de seguir con su jornada en Ciudad Jardín sujeta la barrera que se dispone a colocar el agente, un inocente gesto de insumisión frente a una consecuencia más de la pandemia».

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