“Las preguntas obvias, por no hacerlas, nos dejan sin información, sin datos. Es mejor vivir con una certeza falsa que con dudas, sobre todo en estos tiempos en que te puedes volver conspiranoico o terraplanista”. Así lo afirmaba este lunes el periodista y escritor Manuel Jabois en la charla coloquio del Club FARO DE VIGO celebraba en el Marco que sirvió para presentar su última novela, 'Miss Marte' (Alfaguara), un thriller emocional ambientado en un pueblo imaginario en la Costa da Morte que arranca con la desaparición de una niña durante la boda de su joven madre. La periodista Guada Guerra presentó al autor gallego y le realizó preguntas sobre periodismo, verdades piadosas, mentiras, veranos de juventud y otros temas presentes en su novela.

Jabois recordó su niñez y adolescencia en Sanxenxo, cuando sus padres alquilaban habitaciones a turistas y recibía cada año veraneantes nuevos que entraban a formar parte de su pandilla y tenía que despedir en septiembre, “cuando no había Facebook ni Whatsapp”. Por eso imaginó a una protagonista, Mai Lavinia, que al llegar el otoño no se va, se queda en Xaxebre el pueblo ficticio de la novela - “lo llamé así porque tiene dos equis y ya Sanxenxo no lo saben pronunciar”-. De adolescente estaba “permanentemente deslumbrado por la gente que venía de fuera, era muy preguntón, por eso me hice periodista”, confesó.

Escogió una localidad pequeña para su novela, con pocos personajes -la pandilla de jóvenes que reciben a la magnética recién llegada para crear una atmósfera adecuada en la que pudiera indagar Berta Soneira, una periodista que llega 25 años después al pueblo para saber qué fue del caso no resuelto de la desaparición de la menor.

Jabois, que confesó tener dificultades para parar de escribir, explicó que esta novela, la primera con trama que ha escrito, fue el resultado de un ejercicio, el del primer capítulo, en el que se planteó hacer una narración que atrapara al lector, que le resultase imposible querer saber más. Ya avanzada la historia, su editora le preguntó que había pasado con la niña secuestrada. “Se me había olvidado, pero como buen periodista que trabaja con la hora de cierre encima, me divertí mucho avanzando en cada capitulo, que acababa con un enigma. Mi editora me decía que metía un elefante en un bañera y que tenía que sacarlo, algo complicado dado el tamaño del elefante”.

Preguntado sobre qué ocurre cuando los casos de desapariciones de niños caen en el olvido mediático y si siempre es mejor destapar la verdad, Jabois manifestó que prefería saber qué pasó a un hijo desaparecido. “Entiendo que los padres de Marta del Castillo quieran ver los restos de su hija, a la que unos asesinos dicen que han matado, porque te queda la mínima duda de que estén mintiendo”. Continuando con este tipo de sucesos, recordó que de camino en tren a Totalán, para cubrir la información del pequeño caído en un pozo, escribió una de sus columnas más célebres publicadas en 'El País', donde aseguraba, inspirado en una charla mantenida con un amigo, que “hay más cuernos en un ‘buenas noches’ desde la cama viendo la tele con tu pareja que en dos polvos con una persona desconocida”. Recordó que ese artículo hizo arder redes y “hasta se hicieron tesis sobre él”, aunque se desmarcó de esas columnas de opinión de las que hay “mucho puro” y seguridades. “Yo no tengo esas seguridades; me gusta discutir sin saber que tengo razón, si la tengo no discuto”.

El periodista y escritor de Sanxenxo, que se describió en su pasado como un adolescente y joven en la “mediocridad dorada” (“Mi padre me decía que no fuera ni el más listo ni el más tonto de la clase”), habló de los veranos eternos de juventud, de cómo tendemos a “idealizarnos a nosotros mismos, no al pasado”, de los “ ‘se dice’, ‘se cuenta’, lo que más daño ha hecho al periodismo porque se usan para expandir sin datos”, de sus pesadillas con naufragios y de las verdades piadosas, “esas que se cuentan a alguien para satisfacerlo en el momento aunque sabes que a la larga le van a hacer daño”, comentó.

Fascinado por la delgada línea que separa la locura de la excentricidad

Fascinado por la delgada línea que separa la locura de la excentricidad, “ siempre y cuando no se agrave la enfermedad”, Jabois recurre en su obras a la figura que se sitúa “entre lusco e fusco, a ese momento en que por la luz de día no sabes si está amaneciendo o anocheciendo”. Y lo aplica a sus personajes - ya lo hizo en 'Mala herba'- porque ese tipo de personas despiertan su interés. “Es como los escritores malditos, que suscitan a la vez fascinación y rechazo”. Como periodista se siente un privilegiado por tener la libertad de escoger los temas que escribe. “Hago un artículo sobre Isabel Preysler y me quedo tan a gusto, preparo una entrevista con una neurocirujana y me interesa, del mismo modo que mañana a lo mejor escribo sobre el Real Madrid”. Sostiene que es peligroso anteponer las ideas a los afectos y rechaza adjetivar sus crónicas. “Durante el 11- M se me acusó de ser frío; no creo que tenga que decirle al lector que el atentado fue despiadado”, afirma. Suelta frases tajantes y redondas que a veces atribuye a sus personajes. “Todos sonamos en algún momento de la vida para algo y casi siempre nos apagan de un manotazo como a un despertador” es una de ellas. Sobre “Solo a los hijos de puta no les gusta Rocío Jurado”, que expresa la protagonista de su última novela, aclara: “Me gusta Rocío Jurado, pero no soy tan drástico”.