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El amplificador | Manel Martorell: Entre cuerdas y trastes

Maestro de la digitación, maneja una docena de instrumentos, desde el laúd a la guitarra eléctrica. Pilar de Germans Martorell y Al-Mayurqa, siempre está dispuesto a unirse a otros grupos, de música tradicional o de otro estilo

El Amplificador | Manel Martorell: Un nombre propio de la música tradicional

El Amplificador | Manel Martorell: Un nombre propio de la música tradicional P. Fiol / T. cano

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El Amplificador | Manel Martorell: Un nombre propio de la música tradicional Gabi Rodas

Manel Martorell (Secar de la Real, Ciutat de Mallorca, 1977) es un nombre clave en la historia reciente de la música de raíz tradicional. En la escena desde 1993, cuando ofreció su primer concierto junto a su hermano Pere Joan, con quien milita en Germans Martorell, es uno de los pilares de Al-Mayurqa y uno de los instrumentistas más solicitado, siempre dispuesto a trabajar con músicos diferentes. «Colaborar con grupos es muy enriquecedor y ves muchas formas de entender la música. Me motiva mucho siempre que surge un nuevo proyecto musical», confiesa alguien que ha dejado su impronta en discos y conciertos de Biel Majoral, Antoni Artigues, Nou Romancer, Xavier de Betera, Corylus Avellana Sac Project, Mateu Xurí, el Ferments de Miquel Brunet o el álbum Foc de Kepa Junkera, entre muchos otros.

Manel Martorell posa frente a un grafiti de la calle Font i Monteros de Palma. MANU MIELNIEZUK

Infatigable viajero, ha actuado en numerosas ciudades del estado español y en el extranjero a lo largo de su carrera. Argentina, Francia, Londres, Turquía, Bruselas y Edimburgo se han motivo al ritmo de su cancionero, que también ha sonado en festivales nacionales e internacionales como el Tradicionarius de Barcelona, la Fira Mediterrània de Manresa, el festival Sete Sóis Sete luas en Italia y Portugal, el William Kennedy Piping Festival de Irlanda o el Gran Bal Trad de Vialfrè, también en Italia. La pandemia le ha impedido moverse por los aeropuertos en el último año, aunque su actividad musical no ha cesado: «He grabado muchos instrumentos de cuerda en lo que será l’Infinit, trabajo discográfico de Francesc Sans, un magnífico xeremier de Valls (Catalunya), que verá la luz muy pronto y con el que esperamos girar mucho. También he tocado el laúd en el disco que Biel Font y Tomeu Quetgles publicarán en breve y presentaremos en directo», anuncia este amante de los instrumentos antiguos.

Su mundo son las cuerdas y los trastes. Hábil en el manejo de la bandurria, el laúd, el archilaúd, el guitarró, la guitarra de doce cuerdas, la mandola y la guitarra acústica y la eléctrica, se ha entregado últimamente a la guitarra barroca. «La música barroca tiene mucha relación con la música tradicional», afirma Martorell, que también participa en el último proyecto de la orquestra Ars Musicae, en la obra Le bourgeois gentilhomme de JB Lully. Fue precisamente una guitarra el primer instrumento que cayó en sus manos, siendo un niño. Se la dio el rector de la parroquia de Sant Bernat en el Secar de la Real, el mismo que le enseñaría los primeros acordes. «Al poco tiempo tocaba en bodas y comuniones. Después estudié con el guitarrista Pere Fiol, de quien aprendí mucha música y con el que profeso una gran amistad», subraya.

El Conservatori Superior fue su segunda casa durante años, cuando realizó los estudios de música tradicional, en la primera promoción, unos estudios que «daban mucho valor a la música y la cultura de Mallorca» y que finalmente fueron suprimidos. «Es una lástima, da rabia y produce una pena muy grande que estos estudios ya no existan, por dejadez y falta de interés por parte de los políticos y del propio Conservatori», espeta. Precisamente fue en este centro en el que conoció a Javier Mas, el músico de Zaragoza que se ganó el aprecio de Leonard Cohen. «Le admiro y he escuchado mucha de su música. He grabado un vídeo de un tema suyo (Suspiro, que puede verse en la web de este diario) y he recibido su aprobación y felicitación. Eso es muy satisfactorio», confiesa.

Satisfactoria y enriquecedora también fue etapa con Toni Roig, el desaparecido líder de Al-Mayurqa. «Era una persona con mucho carácter, un luchador por la cultura catalana de Mallorca. Siempre llevaba ideas y canciones nuevas a los ensayos y allí cada uno la terminaba dando forma. Era un enamorado de la cultura, la música popular y la escultura. Un trovador del siglo XXI, y así lo intenté reflejar en el libro/biografía que escribí en su recuerdo».

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