Antoni Caimari Caldés informó ayer de que el protectorado de fundaciones «ha dado finalmente la razón a las denuncias presentadas por la familia: la destitución de Antoni Caimari Alomar como presidente de la fundación ACA fue un acto ilegal, improcedente e inadmisible», señala el hijo en un escrito enviado ayer a los medios de comunicación. «La Administración ha resuelto que no procede llevar a cabo la inscripción del acuerdo de destitución de Antoni Caimari sin una previa resolución judicial de incapacidad y por este motivo, básicamente, da por desistida la solicitud de inscripción del referido acuerdo y subsiguiente nombramiento de nuevo presidente», resume el hijo del compositor en el comunicado. Caimari informa de que el secretario de la fundación Miquel Àngel Tortell ha pedido permiso al patronato de la fundación para presentar un recurso de alzada «con el fin de evitar solicitar una declaración de incapacidad o de negligencia en el ejercicio del cargo».

Desde la Fundación, Tortell aclaró que lo que les ha pedido el «registro de fundaciones del Govern es subsanar una serie de deficiencias en el proceso de cambio de los estatutos y que ya estamos en proceso de subsanarlas. Tenemos diez días para presentar una certificación de la vicepresidenta, que es quien debe actuar cuando no está el presidente, ratificando lo decidido en el patronato en que se modificaron los estatutos. Con esto enmendaremos todo el proceso e informaremos a los medios», señaló. «Era necesario hacer este cambio, es insólita una fundación tan presidencialista como era ACA y es complejo cambiarla».

Por otra parte, Caimari Caldés recordó dos artículos del Código Civil que establecen las reglas de donación y que establecen que «el donatario tiene el deber de proporcionar apoyo, sostén y alimentos al donante». «Ayudar a Caimari no sólo era legal, sino que era una obligación», señala el hijo. Tortell respondió que lo que prima en el Código Civil es que la familia se ha de hacer cargo del padre. «No había una vía legal para que nos hiciéramos cargo de su manutención. Desde la Fundación se ha hecho el mantenimiento de la casa, se han comprado los electrodomésticos. No le hemos dejado al margen. El alimento y el pago a los cuidadores no podía correr de cuenta de la Fundación», concluye.