Los Grammy se han puesto, un año más, salomónicos y, sin arriesgar demasiado, han decidido quitarse a golpe de hacer historia algunas de las sombras que sobrevuelan sobre ellos.

Folklore, de Taylor Swift, ha sido escogido disco del año, un premio que convierte a la de Pensilvania en la primera mujer que conquista tres veces ese galardón, tras los que obtuvo por Fearless y 1989. Es algo que solo han conseguido antes Frank Sinatra, Stevie Wonder y Paul Simon.

Beyoncé seguirá esperando para alcanzar esa corona, o repetir la de mejor canción (que logró en 2010), pero con cuatro estatuillas de las nueve a las que optaba en esta 63ª edición (incluyendo vídeo por Brown Skin Girl, actuación de R&B por Black Parade y dos por su colaboración con Megan Thee Stallion en Savage) tiene ya 28 gramófonos en su haber. Beyoncé ha superado el récord femenino (que ostentaba Alison Krauss), tiene ya más que ningún otro intérprete (aunque Quincy Jones tiene también 28) y está a solo tres del récord absoluto (31) de George Solti.

Taylor Swift.

Taylor Swift.

Femenino plural

La Academia de Grabación de Estados Unidos ha marcado otros hitos en esta ocasión y es que nunca antes hasta el pasado domingo cuatro mujeres habían ganado en un mismo año las cuatro principales categorías.

Extendiendo el amor mostrado el año pasado hacia Billie Eilish le han dado, no sin causar sorpresa hasta para la propia Eilish, el premio a mejor grabación por Everything I wanted (además del de mejor canción para medios visuales por No time to die). En otra de las sorpresas mayúsculas de la noche, con aroma ineludible de una votación más política que musical, se premió como mejor canción I can’t breathe, de H.E.R. y a Megan Thee Stallion (a la que Eilish se rindió en admiración en su discurso y a la que aseguró que debería haber ido su premio) la reconocieron como mejor nueva artista. Con el premio de Swift se completa el cuarteto hasta ahora inédito.

Aunque Megan Thee Stallion no culminó su gesta salvaje y se quedó con tres premios de cuatro nominaciones también deja huella en los anales. Se ha convertido en la primera mujer que gana el Grammy por la mejor canción de rap. Fuera del palmarés, su actuación con Cardi B en la gala fue uno de los puntos álgidos de una ceremonia que, musicalmente, tuvo poca tacha y mucho que disfrutar.

No era fácil el reto que tenían estos Grammy, los premios de la pandemia, los galardones en un año en que la experiencia de la música, como tantas otras cosas, se ha visto confinada. Y durante más de tres horas y media, con solo nueve de los 84 premios entregados en la retransmisión televisiva, casi todo el tiempo se dedicó a recordar el poder de las actuaciones en vivo.

Aunque los galardones se dieron y recibieron en el exterior los productores crearon en el interior del Centro de convenciones de Los Ángeles un inteligente diseño con varios escenarios contiguos por los que fluyeron, unidas pero a distancia, las actuaciones. Y ahí brillaron Haim y Dua Lipa, que dos años después de ser reconocida como mejor nueva artista se llevó el premio a mejor disco de pop por Future Nostalgia.