Jordi Maíz, editor de Calumnia. Un centenar de socios, 85 títulos editados y más de 22.000 libros repartidos entre una veintena de librerías y entidades. Este es el bagaje de la editorial mallorquina Calumnia, creada en 2009 sin ánimo de lucro y especializada en temática libertaria e historia social, «una alternativa al mundo en que vivimos»
¿Los libros de Calumnia son la biblioteca del anarquista?
En términos globales, pienso que no, porque tanto los autores como los lectores proceden de ámbitos ideológicos diferentes. No obstante, sí aspira a ofrecer textos que a lo mejor no tienen cabida en otras editoriales, ya que en general plantean alternativas al mundo en que vivimos. Estas publicaciones cuentan historias totalmente distintas y aspiran a un objetivo diferente.
Uno es la difusión de luchas antiautoritarias. ¿Puede seguir el ritmo de la actualidad?
Es imposible, ya que en este sentido la actualidad nos supera, con todos los acontecimientos recientes. Más de la mitad de los libros son de épocas históricas anteriores y se recogen procesos revolucionarios, antiautoritarios o formas de manifestación o cohabitación diferentes a las de ahora que pueden servir al lector para analizar la situación actual. Creo que es más interesante la comparación entre historias de épocas pasadas y la actualidad que simplemente ofrecer datos de acontecimientos anteriores.
¿Casos como los de Hasél y Valtònyc pasarán a los libros de historia?
Sí, no tengo ninguna duda. Sin embargo, en estos momentos hay tantas situaciones de limitación de libertades a nivel general que tendremos que acabar haciendo una enciclopedia sobre los casos de represión. Es curioso, porque cuando analizas épocas pasadas, por ejemplo los siglos XVII, XVIII o XIX, te encuentras situaciones bastante similares a las de ahora, en pleno siglo XXI. No deja de ser algo paradójico que, cuanto más avanzamos, más volvemos hacia atrás en algunos temas.
¿Por qué Calumnia?
El nombre salió casi de forma natural. Más que provocación, era una evidencia, porque hablar de según qué temas ya generaba la amenaza de estar injuriando, calumniando a quien leyese los textos. Consideramos que era apropiado, una declaración de principios, poner sobre la mesa que hemos venido a calumniar.
Muchos proyectos editoriales cobran por publicar. Aquí no. es una colaboración entre autor, editor y librerías
En 2016 se constituye como asociación cultural. ¿Fue para llegar a más público?
Llegó un momento en que nos planteamos seriamente si estos textos eran para convencernos a nosotros mismos de las ideas que publicábamos o si pretendíamos salir de la cueva y compartir las historias con otras personas de orígenes y formaciones diversas. Venimos del mundo del fanzine y distribuíamos libros y fotocopias de forma muy limitada.
¿Cuáles son los criterios para la publicación de un libro?
Tenemos dos vías. La primera es solicitar a especialistas en una temática que escriban sobre algo concreto que les proponemos. Son historiadores, politólogos, sociólogos o sin una formación universitaria aunque expertos en algún tema. La otra vía es recibir propuestas externas. Durante esta época, con la pandemia, nos están llegando muchas. Se ve que hay mucha gente sacando ideas de la cabeza, pero no aceptamos todas, porque no es autoedición, pese a que los autores no cobran por sus publicaciones. Solo nos importa el contenido, no si es una persona reconocida ni si el libro tendrá posibilidades económicas debido a que no es el objetivo.
Es más interesante comparar historia y actualidad que ofrecer simplemente datos de hechos pasados
¿El contenido tiene que ser siempre de temática libertaria o historia social?
Básicamente son historias que nos permiten plantearnos una crítica al mundo actual desde una perspectiva literaria o histórica. Evidentemente también tienen que entretener, aunque deben ofrecer un trasfondo crítico. No solo tenemos novela y ensayo, sino también mucha poesía, ya que anteriormente tuvimos la Editorial Insomnus, dedicada a la poesía, y hemos continuado con este género literario.
¿Qué supone para un autor publicar en Calumnia?
Los que publican por primera vez cuentan con la seguridad de que no se aprovecharán de ellos económicamente. Hay muchos proyectos editoriales que cobran a los autores por publicar su libro. Aquí no, de ningún modo. Para todos los escritores, la editorial supone un altavoz de su historia, y para nosotros, su contenido permite sumar al proyecto. Es una red de colaboración entre editores, autores y librerías, que también comparten la filosofía.
La editorial también tiene una revista, L’Illa Negra, cuyo monográfico del año pasado se titulaba «epidemias, guerra y control social». ¿Es la manera de sumarse a la actualidad?
Es un complemento mucho más inmediato. La hicimos en pleno confinamiento, pero no la distribuimos hasta después para no exponer a los repartidores. Analizamos la actualidad desde una perspectiva histórica a través de textos escritos por expertos que pueden aportar algo sobre el tema. Se habla de epidemias del pasado, aunque también desde una óptica crítica, como el uso que se hace del control social, de masas, y la represión por parte de las instituciones en referencia a estos procesos históricos.