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Javirroyo: «El machismo es la mayor de las epidemias que hay en el mundo»

«El humor siempre ha sido antisistema porque es incómodo» u «Trabajando con Juan José Millás aprendí a jugar» u «Intento no reírme de los débiles, es uno de mis límites»

Javirroyo: "El machismo es la mayor de las epidemias y tiene vacuna: el feminismo"

Javirroyo: "El machismo es la mayor de las epidemias y tiene vacuna: el feminismo" B. Ramon

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Javirroyo: "El machismo es la mayor de las epidemias y tiene vacuna: el feminismo" Gabi Rodas

Con las viñetas de un veterano, Javier Royo, Javirroyo en el campo de la ilustración y el cómic, uno ríe y reflexiona. Quienes le escucharon ayer en CaixaForum lo hicieron, al igual que quienes le siguen cada día en Instagram, red social en la que triunfa.

El ilustrador Javirroyo, con la Catedral de fondo, ayer en Palma. B. RAMON

Ilustrador, diseñador, agitador de conciencias... ¿Cómo prefiere que le llame?

Siempre digo que escribo con dibujos.

¿Para qué sirve el humor en estos días de dolor?

El humor no siempre hace reír pero siempre ofrece una mirada diferente, te abre una perspectiva, te hace pensar que quizá tu punto de vista no es el único, y eso, hoy en día, es muy importante, porque vivimos muy polarizados. No hay humor que no incite a la reflexión.

¿Es usted un antisistema?

A veces apoyo a gente que ve las cosas de otra forma pero no soy antisistema. Yo soy muy normal: un padre de familia que trabaja todos los días.

Sin embargo, el humor sí es antisistema. ¿O no?

Sí, desde siempre, porque el humor es incómodo.

¿Su trabajo le hace sentirse un niño?

Normalmente todo está montado para que te digan que no tienes que jugar, sino ganar dinero y ser responsable. Todos tenemos agazapados dentro al niño que fuimos y hay que dejarle salir de vez en cuando a pasear. Yo siempre trato de jugar.

¿Qué ha aprendido al lado de Forges y Juan José Millás?

Con Millás, sobre todo, la capacidad precisamente de jugar y de inventar cosas. De Forges aprendí muchas cosas y agradezco su generosidad. Gracias a él muchos jóvenes se dieron a conocer. Era generoso y empático, algo que cada vez se valora más. Como dibujante tienes que ser empático, conocer las realidades para poder hablar de ellas.

¿Le ha costado adaptarse a las redes, a Instagram?

Tengo mucha suerte, frente a otros compañeros, porque lo que yo hago no tiene mucha ejecución; es muy rápido, muy de apunte, muy tonto. Pienso una cosa y en cinco minutos lo tengo hecho. Veo a Instagram como una red que beneficia a los que trabajamos en una sola imagen, un golpe de vista. Instagram está hecho para los del humor gráfico.

¿Conoce a algún dibujante millonario?

Me hablaron de uno, pero creo que lo es porque heredó una fortuna. Ser dibujante y millonario es incompatible. Se puede vivir bien, si trabajas mucho. Para ser millonario tienes que invertir en bolsa y pegar un pelotazo, o robar.

«El machismo es la mayor de las epidemias que hay en el mundo»

¿Qué límites se impone?

Creo que pocos. Hace poco puse una imagen y se me fueron 4.000 seguidores, pero me apetecía. Era una mujer abierta de piernas y en el lugar que ocupa su vagina puse una Virgen de Guadalupe. En México se enfadaron mucho conmigo. Un límite que me pongo es no hablar de dioses de Oriente.

Por Mahoma llegó a ser amenazado.

Con motivo de los atentados en la sala Bataclan publiqué en Facebook una viñeta en la que ponía Egalité, Fraternité, Liberté y chorreaba sangre por arriba. Era una proclama de libertad, pero me empezaron a colgar imágenes con gente armada con kaláshnikovs. Llamé a la policía antiterrorista y me advirtieron que siempre mirara bien cuando fuera por la calle y que revisara los bajos del coche. Yo no quería estar en esa guerra. Me acojoné, yo no soy ningún valiente, solo dibujo. Pero si hay otro atentado y me sale otra viñeta, la publicaré. También tengo un límite con temas que puedan herir a causas que aprecio o temas relacionados con derechos humanos. Intento no reírme de los débiles.

¿El machismo tiene que ser tratado como una epidemia?

Sí, de hecho es la epidemia más grande que hay en el mundo, porque nos afecta a todos. Es una epidemia cultural. Solo hay que ver la cantidad de negacionistas que tiene esta epidemia, la del machismo. Sobre todo hombres, pero también algunas mujeres, que niegan evidencias. Esta vacuna que tenemos entre manos que es el feminismo y la lucha por las libertades forma parte de la solución. Los hombres nos tenemos que poner del lado de las mujeres, no delante, porque esta lucha tiene que estar protagonizada por mujeres pero hay que dar ese paso. Hay que empatizar con las mujeres y preguntarles qué está pasando.

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